Desde hace años se sabe que, en el final de ciclo, el kirchnerismo haría mucho ruido. Recordar la tesitura implícita del finado: “Yo o el caos”. Néstor Kirchner se murió. Quedó el caos.
La gente está sumamente confundida por los ardides que trama el Gobierno, y es imprescindible tratar de echar un poco de luz en medio de tanta tiniebla prefabricada.
La (ampulosa) caída
Suele decirse que, en la Argentina, por cada año que pasa se envejecen cuatro.
El kirchnerismo final, al garete desde octubre 2010, contribuye como pocos al envejecimiento, al hastío, a tener que despertar cada mañana con un escándalo diferente.
Las derrotas frente a Clarión en la Justicia, detonaron el último manotazo de ahogado: “si no podemos contra Clarín por culpa de la Justicia, entonces vayamos a por la Justicia”. Y sus seguidores, velozmente, compraron y difundieron.
"Democratizar la justicia" es más de lo mismo. Negar la entidad del Poder Judicial y reinstalar esa presunta "justicia del pueblo".
La misma que quisieron imponer en los 70 con resultados catastróficos para tantos jóvenes idealistas. Los vuelven a arrear como ganado. Son miserables.
Caso Marita: el Pearl Harbor de Cristina
Tan solo 48 horas pasaron desde que CFK premió a Susana Trimarco en la plaza del 9 hasta que la esta sufriera el presunto golpe moral de la Justicia en Tucumán, y se sublevara la tropa siempre lista de la izquierda boba. Especialistas en romper, artesanalmente, cuanto vidrio sano encuentren. Poetas de la hondera.
La diputada nacional del FAP, Victoria Donda, cual Juana Azurduy de la barbarie, cambió sable por máquina de fotos. Y fotografió con patriotismo a los muchachos que rompían la Casa de la provincia Tucumán.
14 policías heridos a piedrazos. Orgullosas las tres: Vic, Toria y Donda. Alguien la debe haber votado. Que se hagan cargo de sentar tanta sinrazón en una banca.
En este punto, hay que decir que los acusados por el caso Verón son, en su mayor parte, delincuentes comunes. No hay buenos en esa historia. Lo que nadie le explicó a la gente es que los estaban juzgando por un crimen nunca comprobado. No se comprobó el secuestro, no se comprobó crimen alguno. Se sentó gente mala en el banquillo, gente que prostituye y que trafica, y entonces todos queríamos, acaso hasta necesitábamos, que fueran culpables.
Pero si la historia no se cuenta adecuadamente desde ahora, entonces la Sra. Trimarco será ungida como la Hebe de Bonafini del siglo XXI. Una madre dolida que reivindica a Alperovich y a Cristina. Cautela, mucha cautela.
Ocurre que el caso Verón le cae de maravillas a Cristina para su, postrer, avance sobre la Justicia.
Es tragicómico escuchar a la Presidenta, exitosa abogada, decir: "No tengo pruebas, pero no tengo dudas". Quedará la intriga de saber si estaba hablando de Verón o de Boudou.
Los nuevos hipócritas
La diputada Diana Conti, otro alto exponente del sinsentido, del que muchos deberán hacerse cargo, retomó su discurso reformista. Antes quería reformar la constitución para reelegir a Cristina, ahora, para “democratizar a la Justicia”.
Esto tiene dos aristas claras. La segunda es conseguir una asamblea constituyente para poder hacer que los jueces sean votados. La primera es declararla soberana e incluir la reelección indefinida.
Los diputados Donda, Cabandié y Pietragalla, hijos de desaparecidos todos, abjuran de la Justicia y se rasgan las vestiduras relatando el relato.
Quisiera uno preguntarles pues, si esta justicia es diferente a la que juzgó y encarceló a sus apropiadores, esa bandera que les permitió sentarse en bancas a las que, por méritos propios, probablemente nunca hubieran accedido.
Pequeños Víctor Hugos que relatan el relato. Y no hablamos del uruguayo.
Si el kirchnerismo consiguiera perpetuarse y hacer listas de jueces a por votar, Oyarbide sería juez supremo, sin dudas, y D´Elía camarista .
Golpe a la República
La única verdad, es la realidad, decía el Tte. Gral. Aristóteles. Y la realidad es que el kirchnerismo está perpetrando un golpe a la república para abolirla.
Saben que casi ya no hay chances de eternizarse, saben que el próximo gobierno recibirá el reclamo ciudadano de juzgarlos y encarcelarlos, y entonces han construido y se han subido al Arca de los Desesperados.
Vamos por la libertad de expresión, vamos por las libertades individuales, vamos por la Justicia. Vamos por todo (y por todos).
Necesitan destrozar la República en defensa propia.
El ciudadano que aún duda sólo debe tener claro que si se sube a esa arca, más tarde o más temprano lo han de tirar por la borda. Son los Kirchner. Hace nueve años que arrojan a los tiburones a los que hasta ayer dormían la siesta con ellos.
Los chicos camporistas, más que nadie, deben ser aconsejados y cuidados por sus mayores. Están en riesgo y en manos de delincuentes asustados. Tienen que entender, desde el hogar, que no es posible que todo lo que con Néstor funcionaba, según el relato, de maravillas, hoy con Cristina sea execrable, antipatria y contrario a los intereses nacionales. Desde Clarín hasta Moyano. Desde Lavagna hasta la Corte Suprema.
La Argentina no puede tropezar otra vez con la misma piedra. Dos demenciales aventuras populistas en tan solo 35 años son demasiado para cualquier país.
Es el momento de bajarse del arca, muchachos. Ningún millonario se inmola por la causa.
Hay que dejarlos solos.
Fabián Ferrante
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