Por estos días, se está discutiendo, además de si es correcto cerrar o no casi dos meses la línea A de subte, qué hacer con los viejos coches belgas.
A continuación aportaré una opción al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para aprovechar esos viejos vagones y no perder el valioso patrimonio histórico que poseen.
La idea no es nada innovadora ni revolucionaria, sino todo lo contrario: muy sencilla; y es, simplemente, crear un circuito para un tranvía y utilizar esos mismos vagones, restaurándolos, por supuesto, pero manteniendo el aspecto lo más original posible.
El tranvía, lógicamente no sería un medio de transporte de uso masivo, aunque perfectamente podría ser utilizado cotidianamente por los vecinos de Buenos Aires, sino que estaría apuntado, más que nada, a un recorrido turístico, como en muchísimas ciudades del mundo.
¿No sería viable, por ejemplo, hacer circular el tranvía por el barrio de San Telmo, y que circule por el microcentro, por donde no pueden circular vehículos particulares y transitar por la avenida Corrientes? Es solo un ejemplo tentativo, porque en realidad el recorrido debería ser minuciosamente estudiado.
Un claro ejemplo de ello son las ciudades de San Francisco o Estambul, entre otras.
Lógicamente esto generaría un costo de inversión que seguramente sería el principal inconveniente, que se podría solucionar con aportes privados.
Desde ya descontamos que la oposición estará en contra, puesto que se opone sistemáticamente a todo lo que tenga que ver con lo privado, pero en honor a la verdad, no creo que tengan una mejor opción, y si la tienen, realmente me gustaría conocerla.
Se supo que una de las ideas tentativas es convertirlos en bibliotecas ambulantes, algo que verdaderamente es aceptable, y esto se podría hacer con los coches más deteriorados, aquellos que sus partes mecánicas sean insalvables, que los hay. De hecho hay muchos de estos vagones que hace años no circulan por esa misma razón, pero las carrocerías, restaurándolas, se podrían utilizar perfectamente como bibliotecas.
Lo aquí expuesto es solo mi modesta opinión.
Pablo Dócimo
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