El dólar paralelo continuó en enero provocando una severa distorsión en la economía, casi tan relevante como la evidente manipulación de índices de precios por parte del INDEC cuyo objetivo es ocultar la inflación real.
Ambas variables generan problemas al aparato productivo y financiero argentino, que tuvo un 2012 muy flojo, como se vio con la primera caída en diez años registrada por la actividad económica y la industria, admitida por el INDEC.
Más que en años anteriores, se notaron durante 2012 los problemas que representa para los actores económicos la decisión del Estado de haber roto el termómetro para disimular la temperatura.
Enero de 2013 tal vez se haya convertido en el mes más distorsivo desde que el gobierno decidió intervenir el INDEC en el 2007, con un dólar paralelo que se disparó 16 por ciento y no parece encontrar techo.
Cinco años de manipulación de estadísticas por parte del organismo dejaron a la economía sin elementos de referencia para proyectar inversiones, calcular rentabilidades y desarrollar negocios a mediano y largo plazo.
"El largo plazo dejó de existir hace rato en la Argentina, el mediano desde hace un poco menos y hoy vivimos al día, no sabemos lo que va a ocurrir al mes siguiente", describió con crudeza un desorientado asesor de inversiones de la city porteña.
Hay que remontarse al principios de los 90 para encontrar la frase "desdoblamiento cambiario" que se empezó a escuchar con fuerza esta semana por parte de analistas de bancos y fondos de inversión.
La primera piedra la arrojó el ex vicepresidente Julio Cobos, cuando dijo que la Casa Rosada cocinaba una nueva moneda, el "peso federal", porque el actual pierde valor semana a semana.
El gobierno rechazó de plano la versión, pero enseguida comenzaron a circular especulaciones fuertes de que, a este ritmo de alza del dólar paralelo, a la presidenta Cristina Fernández no le va a quedar otra que ir hacia un desdoblamiento del mercado cambiario.
Roberto Lavagna, el verdadero intelecto detrás de la salida de la crisis argentina que arrancó con el gobierno de Eduardo Duhalde, le puso fecha a ese desdoblamiento: el día después de las elecciones de octubre, que un sector del gobierno quiere incluso adelantar.
Lavagna —quien desde hace tiempo juega en la arena política sin demasiada suerte, pero mantiene influencia sobre quienes toman decisiones en el mercado—, dijo que la economía argentina cae por un tobogán, y apostó al desdoblamiento cambiario.
Así, de acuerdo con la lectura que hacen en los mercados financieros, el gobierno se vería obligado a fijar un dólar para el comercio exterior, otro financiero y un tercero, que equivaldría al actual "blue", para atesoramiento.
Todas las experiencias de desdoblamiento cambiario en la historia argentina terminaron en rabiosas devaluaciones y el consiguiente deterioro de los ingresos de asalariados, pero a este paso el mercado no ve otra salida.
Para analistas críticos de las políticas oficiales, desde el 2002 a la fecha hubo dos procesos económicos en la Argentina: hasta el 2007 había superávit fiscal récord y comercial, y una tasa de inversión alta.
A partir del 2007, sin que se note en ese año y el siguiente por el "arrastre" favorable, ambos superávit se fueron achicando, el gasto público se disparó, creció el intervencionismo estatal y la emisión monetaria comenzó a crecer a un ritmo del 30 por ciento anual, presionando sobre la inflación y, tras el cepo cambiario, terminando de provocar un descalabro difícil de resolver.
"El desdoblamiento sería consistente con el rumbo que hemos visto hasta acá. Pero uno no puede descartar un cambio hacia políticas más pragmáticas", dijo, casi enigmático, el economista Sebastián Vargas, de Barclays, que ve un dólar oficial de 5,90 pesos para fin de año.
Más allá de cuáles sean los caminos que recorra la Presidenta, hay dos datos difíciles de desmentir:
-El gobierno no le encuentra la vuelta a la inflación —y a veces hasta parece no querer hallarla porque así percibe el denominado "impuesto inflacionario"—, como el IVA que saltó a niveles récords más por suba de precios que por eficacia recaudatoria.
-El mercado cambiario atraviesa desde hace meses un desdoblamiento de facto: un dólar oficial para comerciar y el "blue" para turismo y atesoramiento.
José Calero
Agencia NA