"Si querés que algo no se resuelva, entonces armá una comisión".
Hay algunas discusiones sobre si fue Churchill o Perón quien pergeñó esta frase, pero resulta claro que, cuando se trata de la Argentina, aplica impecablemente.
El memorándum de entendimiento con Irán es otra patraña k, insultante para los argentinos que, en lugar de profesar ciego credo político, razonan.
A 5 guitas de ser la Warren
La comisión de la verdad será más patética que la Comisión Warren, la que supuestamente investigó el asesinato de John Kennedy, para concluir que Oswald actuó por las suyas, y que Jack Ruby fue, apenas, un patriota exaltado.
Y será más patética porque la Warren, al menos, tenía un asesino para mostrar. Convenientemente muerto, por las dudas.
La comisión argentino-iraní no tiene ni siquiera a su adecuado perejil engayolado. Tiene a los sospechosos de siempre, bajo el paraguas de impunidad que Irán y el estado argentino les vienen garantizando desde el día del atentado.
Es el mayor triunfo diplomático de Irán en décadas. Podrá abrochar convenientemente un tema álgido, al cabo de 20 años. Cristina, en un gesto de hermandad antiimperialista, se lo regala.
El hijo de Jacobo
El canciller argentino no solamente es impresentable. También observa esa soberbia tan kirchnerista, imprescindible para zafar de dar veras respuestas, y al mismo tiempo menospreciar al que pregunta.
Bien hizo el embajador de USA, en los setenta, cuando al cabo de escuchar en más de una ocasión al muchacho que acudía para intentar liberar a su padre de la dictadura, sugirió al Departamento de Estado que "no se preste demasiada atención a lo que el joven Timerman dice". Los yanquis lo calaron de potrillo, nosotros lo padecemos de canciller.
Convengamos también, tan solo como para ser honestos, que los senadores de la oposición mostraron un nivel de sagacidad propio de amebas tímidas. Son Lassie con bozal y empastillada. Es lo que hay...
Timerman hizo un nuevo papelón en el senado, contradiciéndose, incluso, desde la altanería. Aseguró que cinco imputados prestarán declaración en Teherán, para decir al rato que bien podían negarse a hacerlo.
Quiso vender un logro histórico, para terminar admitiendo que lo máximo a lo que podemos aspirar es a ser campeones morales. "Los expondremos".
Como si Irán, el target terrorista que está en la mira de casi todas las naciones civilizadas, no tuviera suficientes señalamientos internacionales, e hiciera falta que justamente esta Argentina kirchnerista lo desnudara ante el mundo... Patético, lástima que sea de los nuestros.
Lo que comenzó como un arrogante gesto de astucia política internacional, terminó en el reconocimiento de que nos conformamos con sacar un puntito en Teherán.
El empate miserable que será vendido, a la gilada, como otra de tantas copas ganadas por el relato.
Al último Timerman, el más desconcertado, tan solo le faltó parafrasear a Videla, diciendo que el memorándum es, más que nada, un acto de amor.
Belmondo está felíz
El gobierno de Ahmadineyad tiene el campo orégano para sacar las ventajas que se le ocurra. Puede mostrarse conciliador, aún sin entregar un solo alfil. Puede dar vuelta la tortilla para enfocar el desenfoque hacia el mismo Israel incluso, y hasta puede cometer la argentinada de mostrar a un par de perejiles con la campera en la cabeza...producto de la exhaustiva investigación de la comisión conjunta.
La Argentina, con 32 de espadas y el siete de velos se llevará un poroto. Irán, con maldón, se lleva por lo menos tres.
La chica de Tolosa
El juego de Cristina es de manual. Del manual del megolamaníaco al que no le interesa el futuro de su país sino tan solo el propio. La Argentina, suficientemente enlodada por los Kirchner, ante la opinión pública mundial, aparecerá desde ahora como una aliada lisa y llana del enemigo de todos ellos.
El razonamiento de Cristina va en consonancia con sus ideas. Tener en cuenta aquí que ella está convencida de que el mundo occidental está perdiendo su hegemonía, y que una nueva combinación de fuerzas emergerá triunfante de las batallas a por venir. Irán, Rusia, China, Corea del Norte, Venezuela, Cuba y......mejor ni sugerirlo.
Es peor que la tercera posición del primer peronismo. Es, lisa y llanamente, sentarse a la mesa de Adolfo Hitler, y mirar para otro lado cuando el führer le afana una papafrita de su plato. Es sentarse para que le toquen la gamba por debajo de la mesa, y creer, con eso, que está jugando en las grandes ligas.
La chica de Tolosa ya no juega solamente para la gilada local. Exporta su absurdo maniqueísmo hacia la gilada de la patria grande latinoamericana.
Chávez hasta sonríe desde la puerta del infierno. El cuadro político del sur le salió más gauchito de lo esperado.
Punto Final
Bien dijo la señora Ginsberg, de APEMIA. El memorándum de entendimiento con Irán es el punto final para el asunto AMIA, y muestra la obediencia debida al nuevo referente internacional.
El kirchnerismo ha blanqueado quién es el que hoy aporta la logística al proyecto sepia del Socialismo del Siglo XXI, y detrás de quién piensa encolumnarse.
Y lleva a la Argentina, una vez más, al terreno de batalla donde se dirimen conflictos que deberían ser ajenos.
Cristina mete inconscientemente su cuchara en la fondue de medio oriente, tratando de pescar míseros réditos personales.
Una lástima que sus intereses se contrapongan tanto con los nuestros.
Fabián Ferrante
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