Ante la propuesta de bajar la edad de imputabilidad como herramienta para combatir la delincuencia, desde el Instituto para el Desarrollo Social Argentino, IDESA, compartieron los resultados oficiales de los adolescentes en el país en relación a la educación. Afirman que al momento de plantear la reforma, es necesario conocer los severos problemas de gestión que posee el sistema educativo y no criminalizar a los jóvenes per sé.
Según los relevamientos realizados durante el año 2012: a los 15 años de edad, el 8% de los adolescentes ha dejado de estudiar. Entre quienes tienen 16 años de edad, el 15% dejó los estudios. A los 17 años de edad, el 26% no estudia. El 52% de los alumnos con 15 años de edad no entiende lo que lee y 64% no puede resolver problemas básicos de matemática.
Los datos pertenecen a la Encuesta Anual de Hogares Urbanos del INDEC correspondiente al año 2012 y tomando sólo a los varones, dado que es el grupo más propenso a caer en la delincuencia.
Estos datos oficiales ponen en evidencia la alta incidencia de la deserción escolar entre el grueso de los adolescentes que serían alcanzados por la disminución de la edad de imputabilidad. Se trata de unos 180 mil adolescentes de los cuales aproximadamente la mitad trabaja y la otra mitad ni estudia, ni trabaja.
Que 1 de cada 4 varones de 17 años no estudie incentiva el debate sobre las razones que apañan la delincuencia entre los menores de edad. Detrás de ese chico hay una situación de calle que es necesario trabajar antes de imponer mano dura. De lo contrario nada cambia, solo se reprime.
Aunque impactantes, los datos no deberían sorprender si se tiene en cuenta que las pruebas de evaluación educativa internacional (PISA) señalan que el 52% de los alumnos con 15 años de edad no entiende lo que lee y 64% no puede resolver problemas básicos de matemática.
La deficiente formación induce a la deserción temprana y lleva a que muchos jóvenes lleguen a la mayoría de edad en una situación de extrema precariedad. Así es como, luego, un cuarto de los jóvenes entre 18 y 24 años permanecen como "ni-ni" (no estudia, ni trabaja).
Estos datos son fundamentales para comprender la problemática de la delincuencia juvenil antes de plantear la modificación del sistema penal, planteando cómo atacar la deserción escolar temprana primero.
Desde el informe se planeta que la Ley de Financiamiento Educativo y la Asignación Universal por Hijo están fracasando. Es un error considerar un "éxito" el haber incrementado el gasto en educación pública de 4% a más de 6% del Producto Bruto Interno (PBI) sin reparar en el destino que se le dio a esos recursos.
En igual sentido, si se considera que uno de los principales objetivos de la Asignación Universal por Hijo es retener a los chicos en las escuelas, el alto abandono escolar, muy concentrado entre las familias de menores ingresos, demuestra que la meta no se está cumpliendo. Muy por el contrario, la Asignación Universal por Hijo, tal como se viene gestionando, termina operando de manera no muy diferente al asistencialismo tradicional.
“Ante problemas tan graves y delicados como la delincuencia adolescente la prioridad es retener a los chicos en las escuelas y garantizar que reciban la formación exigida por el mercado de trabajo. Esto no se va a lograr reformando el Código Penal sino transformado los criterios de gestión de la Asignación Universal por Hijo y de todo el sistema educativo”, concluye el estudio de IDESA.
Acá el informe completo.