Quizá el hecho de que no sea la primera vez que Cristina Kirchner debe guardar reposo por un tiempo prolongado amortigüe la dosis de incertidumbre institucional que genera la convalecencia de la principal figura política del país.
Sin embargo, no deja de ser una etapa de inquietud que se abre pocas horas después de que la mandataria dijera en una entrevista televisiva que ya no se sentía tan protegida como cuando vivía Néstor Kirchner. Cristina siempre mostró fortaleza de espíritu, pero debilidad física.
Esa inseguridad política podrá superarse dentro de un mes si la jefa de Estado vuelve a ejercer sus funciones en plenitud como ocurrió luego de la operación de tiroides.
Además, es muy factible que la noticia dada en exclusiva por Noticias Argentinas anestesie la campaña electoral a solo tres semanas de las elecciones de octubre. En algunos campamentos se hablaba de replantear el período proselitista y bajar las pulsaciones.
Inercia o cambio
Las últimas encuestas reflejaban una diferencia de 13 puntos entre Sergio Massa y Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires. Esa distancia difícilmente se acorte en tres semanas, aunque habrá que ver cómo incide este suceso inesperado.
El 28 de octubre comenzará otra historia y se sabrá cuántos nombres tendrá la grilla de candidatos. Massa saldrá adelante. La incorporación de Roberto Lavagna y el acercamiento a Carlos Reutemann son bengalas dirigidas a un electorado que busca mesura. Tendrá que encontrar la manera de que el Congreso no apague su estrella en dos años.
Paradójicamente, Daniel Scioli se enfrenta a un revés electoral en su territorio, pero muestra por primera vez control sobre la estructura del oficialismo y dedicación para construir poder. La mesura también forma parte de su glosario político.
El lunes reunió al Consejo Nacional del PJ y salió reconfortado por haber tenido un rol protagónico. A su lado saben que su figura no contiene a todas las expresiones del kirchnerismo, pero sí puede ampliar las bases peronistas del Frente para la Victoria. Scioli piensa en legitimarse en una interna con el entrerriano Sergio Urribarri, quien no estuvo en el encuentro del PJ y es alentado por el sector ultra del oficialismo.
El exvicepresidente de Kirchner ya imagina a Florencio Randazzo como su candidato a gobernador y el ministro de Interior y Transporte ve en Scioli a su soporte presidencial. No está solo, la Gobernación bonaerense también tendrá varios aspirantes como el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.
Las encuestas señalan a Scioli y Massa como los principales candidatos a suceder a Cristina Kirchner. Mauricio Macri, por su lado, se jacta de tener garantizado un piso de 17% y que necesita 9% mas para llegar bien parado al balotaje.
Macri alienta la teoría de los cuartos, según la cual cuatro candidatos —el restante saldría de Hermes Binner o Julio Cobos— estarán parejos y dos de ellos dirimirán al próximo presidente en segunda vuelta.
Cualquier escenario dependerá de cómo maneje Cristina el Gobierno en sus últimos dos años de mandato. Pasó casi inadvertido un pronunciamiento que quizá tome relevancia más adelante: en su última entrevista dijo que no se entrometerá en la pulseada por la sucesión y sorprendió con elogios hacia la coherencia política de Macri.