Mientras el gobierno nacional, a pesar de la ausencia de su líder, recuperó la agenda mediática tras el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, los ecos de las elecciones del pasado domingo todavía resuenan en los pasillos de la Cámara Electoral y en presentaciones judiciales de un puñado de opositores que asegura que le metieron la mano en la lata.
El caso emblemático de Sandra Manzone en Tucumán, concejal de la Coalición Cívica que, tras una interminable lucha en la justicia, obtuvo la banca que el fraude le había quitado, impulsa a otros políticos a no bajar los brazos. Más allá del clientelismo político, el robo de boletas, la vendetta de fiscales, el “capricho” de cajonear la idea del voto electrónico y la boleta única, partidos de la oposición acumulan pruebas de pequeñas avivadas que despiertan sospechas múltiples.
Es el caso de Gustavo Menéndez del Frente Renovador que llevó como candidato a primer diputado nacional al intendente de Tigre, Sergio Massa y se presentó como concejal en Merlo. Raúl Alfredo Othacehé maneja su distrito con firmeza desde 1991 y jamás perdió una elección hasta el último domingo en que el massismo le sacó más de 10 puntos de diferencia en la lista de diputados nacionales y senadores provinciales. Pero, llamativamente, el oficialismo se alzó ganador en la lista de concejales por una mínima diferencia que la oposición cuestionada seriamente.
En la página oficial del Ministerio del Interior están cargados los telegramas de todos los distritos del país. Allí, cualquier ciudadano puede chequear la deuda pendiente que han tenido varios presidentes de mesa y fiscales con las matemáticas. Por ejemplo, en la mesa 674/2 del circuito 653 de Merlo, 294 ciudadanos concurrieron a emitir su voto. A Martín Insaurralde lo votaron 123 personas al igual que a Sergio Massa. El Frente Renovador obtuvo cuatro votos más en la lista de legisladores provinciales (123 a 119) pero perdió en la de concejales. La diferencia fue de 109 a ¡7! El Momo Venegas recibió un solo voto mientras que Stolbitzer 11 y 12 para concejales perdiendo con el Frente de Izquierda.
2 + 2=5
Pero, ¿adónde fueron los votos de las 123 personas que votaron a Massa como diputado, a sus candidatos a legisladores provinciales pero que, sólo en siete ocasiones metieron la boleta completa? Gran misterio. Elizabeth Marina Horrone y el suplente de mesa Nelson Leonardo Torres deberían dar explicaciones sobre qué calculadora utilizaron para sumar 270 votos en la tercer columna para concejales sumando 9 votos por Unidos por la Libertad y el Trabajo, FPV 108, Frente Renovador 7, Unión Popular 49, Frente de Izquierda 15 más el Frente Progresista con 12. Así es, a los muchachos el resultado les dio 270 votos. No necesariamente esos votos fueron a parar a algún candidato, lo cierto es que fueron sustraídos del candidato del Frente Renovador. El sistema se reprodujo en decenas de mesas de Merlo, por lo que Menéndez asegura que no ingresó como concejal por el fraude electoral.
Las irregularidades fueron denunciadas en Córdoba por la Izquierda Unida que reclama un diputado nacional y la Unión Cívica Radical en La Rioja que asegura que terminó dando vueltas la elección. Hasta en la Capital Federal, en mesas de la zona sur, específicamente en Soldati y Villa Riachuelo, UNEN obtuvo entre 10 y 30 votos en decenas de colegios cuando promedió 60 sufragios en esos barrios. Llamativo.
Pero las vivezas de los fiscales o la torpeza de ciertos presidentes de mesa son algo natural en las últimas elecciones. Lo más significativo es la increíble recuperación del Frente para la Victoria en la cantidad de votos que recibió entre las PASO y el 27-O. Según la investigación del colega Pablo Villaverde y de Osvaldo Ecuánime en su portal www.reeditor.com, el FPV pasó de un 26,31% a 33,15 en dos meses. Los siete puntos más que recibió implica que más de 1.500.000 de personas apoyaron al “modelo” entre ambas fechas. A pesar de que el caudal de votantes también aumentó en un 5,21%, el apoyo a los opositores no se acrecentó en los mismos porcentajes salvo el caso de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires que terminó polarizando la elección con el oficialismo.
Los periodistas antes mencionados se preguntan si ¿tiene alguna coherencia, esa diferencia a favor del FPV cuando perdió en los dos mayores bastiones electorales?
Es sorprendente el aumento del caudal de votos en las provincias en las que recuperaron diputados y hasta algún senador que el FPV no esperaba retener. Por ejemplo, en Neuquén, para senadores, en las Paso votaron 342.254 personal (solo 31.905 al FPV) pero, el domingo 28 de octubre, la gente que concurrió a sufragar fue menor: 332.437. Sin embargo, el FPV aumentó su apoyo a 68.461
En la provincia del presidenciable Jorge Capitanich, 39 mil personas se sumaron a las elecciones del 28 de octubre, pero el FPV consiguió 86.839 votos más que en las PASO. En Córdoba, provincia en que el FPV obtuvo el tercer lugar mejorando su performance de las PASO en que había terminado detrás del PRO del ex árbitro Baldassi, votaron 1.954.000 en las internas. La diferencia fue mínima el 27 de octubre: 2.005.447 pero el FPV se quedó con 296.449, 51.447 votantes más de los 84.095 nuevos ciudadanos que se presentaron a votar.
Sin embargo, en la provincia más populosa del país, menos gente fue a votar el 27 de octubre: de los 8.976.791 de las PASO pasamos a 8.958.457 en las legislativas. Sin embargo, el FPV aumentó 110.807 su número de votantes.
Como se ha dicho muchas veces, nadie tiene la vaca atada y los votos van y vienen. Eso sí, en la última década, suelen terminar en el mismo lugar y Victoria se escribe con K.
Continuará....
Luis Gasulla
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