Desde su tierna infancia, despuntó su vocación por la pantalla grande: diletante del recordado ciclo televisivo “Sábados de superacción”; y habitué de un cine del barrio de Boedo, reconoce una interesante influencia de autor: Alfred Hitchcock, Cine americano (primera etapa: de acción y suspenso), pasando por la estética francesa, hasta llegar a Gordon.

 Víctor Cruz accedió a la requisitoria de Tribuna de Periodistas, para hablar de su obra: presente y perspectiva. Agudo observador de la realidad, expuso – no sin polémica – su mirada del arte de “retratar la vida en movimiento”. Su última película Boxing Club (2013), nos acercó a su filmografía.

¿Cuál es su mirada del cine nacional y su perspectiva a futuro?

Es un momento de producción. Desde mi punto de vista se mira de cerca la “Época de oro” del cine nacional. Hay una retrospectiva de los años ´60. Uno de mis referentes es Leonardo Favio: por su sensibilidad particular, que no se aprende estudiando. Antes, el cine estaba reservado a las clases altas. Con la democratización de los medios de producción y de difusión, el arte se volvió más democrático.

¿Qué desea comunicar con su obra; cuál es la expresión de su cine? En que lugar del trabajo está a su gusto: director, productor, guionista, montador, editor (¿?)

Mi idea es contar “historias del lado B” de la vida. Personas y personajes. Lo más interesante, la gente común como protagonista., sin que nadie se pose sobre ella. La silla de director es mi lugar preferido en la creación. Elijo el documental para expresarme porque nos metemos en otros mundos (un instante). Se cuida mucho el hecho frente a la cámara: “hay que lograr que haya un momento de verdad”. Algo genuino sucede, hay que conocer la empatía con el espectador.

¿Qué proyecto lo tiene ocupado en estos momentos?

Estoy trabajando en un documental. El tema: habitantes de un pueblo que sobrepasan los 100 años de vida. Hay 4/5 lugares donde se da esta particularidad. Cerdeña, Okinawa, Nicoya (Costa Rica). Hay que estudiar su alimentación, salud /higiene, hábitos sociales. Son zonas semi-rurales. Al filmarlos, hay que lograr que “la marca de la cámara” desaparezca. No participa.

¿Qué posibilidades de creación tiene el cineasta argentino?

Muchas posibilidades laborales. Puede crear, producir. Hay que encontrar los canales de exhibición y distribución. Sigue siendo difícil la industria cinematográfica por el monopolio de los distintos canales. Existen los Espacios INCAA; Ambulantes (actores importantes- independientes), universidades, etc.

¿Cuál es la metodología /protocolos para acceder a un subsidio económico por parte del INCAA?

El INCAA es hegemónico en ayuda económica. Pocas políticas de Estado, perduran hasta hoy, como el subsidio al cine argentino. Se presenta el proyecto encarpetado. El tiempo y modo de filmación y presupuesto.

¿Cuál es el proyecto de trabajo más ambicioso que tiene para el cine?

(Piensa, y exclama: ¿qué hermosa pregunta?….) Mi proyecto más ambicioso: trabajar sobre ficción, tipo “El Padrino”. Trabajar desde la construcción del poder; su articulación “al poder sin fin” (risas). Y como ser político, es lo último para blanquear la actividad. Filmar cómo se construye el poder mafioso es la cuestión.

El dramaturgo Roberto “Tito” Cossa, sostiene que no hay nuevas ideas dentro de los autores argentinos. Que luego de la última dictadura militar se repite todos los tópicos, que no hay nuevos horizontes. (Agrego yo: más de lo mismo). ¿Su juicio de esta afirmación?

El tema es que las heridas no cicatrizan. Rescatan la memoria. El cliché “cristaliza” la memoria. Se repite el discurso. Está presente todo el tiempo. Hay autores que desarrollan ideas nuevas. Hay una reacción a buscar cosas distintas. Pero es cierto, se repite mucho.

En Boxing Club, ¿cuál fue su pretensión cinematográfica?

Contar la historia de un gimnasio de boxeo. Tengo una historia familiar ligada al boxeo. Cumplía con el “ritual” familiar de ver boxeo por TV. Nos juntábamos frente al televisor. Veía mucho boxeo. Conocí a Carlos “El Tata” Baldomir (peso welter). Un laburador del boxeo. Seguí su carrera paso a paso, su victoria resonante. Me disparó la idea de filmar los que no llegan al éxito. Es como dije antes, contar el “lado B”. Vidas sacrificadas, que comparten metodologías de entrenamiento, y quedan en el camimo. Nadie se acuerda de ellos.

¿Por qué eligió retratar a un deportista de nivel socio cultural bajo, habiendo en el mercado pugilístico innumerable ejemplos de sujetos con formación académica y nivel socio-cultural? Los clisés, estigmatizan un deporte. ¡No todos hablan como Rocky Balboa!

Ejemplos en el mundo: Lic. Oscar de la Hoya (Administración); Marco Antonio Barrera (abogado). En Argentina: Karen Carabajal (Psicología); Nicolás Nuet (Adm. Empresas); Alberto Palmetta (Ed. Física), Clara Lescurat (Ed.Física); Erica Farías (Periodismo) y muchos más…

Elegí ese gimnasio (La Fraternidad, subsuelo estación Constitución), porque no hay profesionales. Busqué eso. Es injusta su pretensión que discrimino. Yo no los estigmatizo. No tengo ningún prejuicio de clase. Ni los puedo tener por mi historia personal. Ud. piense en la relación paternal del DT con sus pupilos. No había algo violento como codificador social. Es la canalización de la violencia. Hay gente en situación de calle que va al gimnasio ha realizar ejercicios. Es un recorte que se hace de un instante del film. La situación se puede prestar que es un boxeador más (el que habla como Rocky), quizá quedó preso de esta situación. Coincido, se puedo haber mostrado otra realidad paralela para no quedar cristalizado en los instantes de los que guardan situación de calle.

¿Qué le dejó el film Boxing Club?

Luego de seis meses de visita al gimnasio, empezó el rodaje. Me dejó la satisfacción de ser documentalista. Capturar los “instantes” de esta gente. El documental no estuvo guionado. Hay una hipótesis de trabajo; una estrategia narrativa, una estructura del lenguaje. No hubo “tercer acto” (¿?).La formación constante del autor, hace que uno crezca en público.

Filmo películas para los demás -y para mí-, con respeto intelectual. No me molestó su crítica, sí lo de “estigmatizante”, fue un gancho al hígado.

 Cancelado el round final de la entrevista, cineasta y periodista, recorrieron las instalaciones del mítico estadio de Castro Barros 75. El cuadrilátero y las gradas en silencio, como break del encuentro hasta un nuevo combate. El cine como otras artes combinadas, necesita de nuevos aires y mentalidades. Víctor Cruz, pujante y aguerrido autor / director de cine, tiene toda la técnica y eficacia para ser campeón. ¿Sabrá caminar el ring del séptimo arte?

 Gustavo Contarelli
Especial para Tribuna de Periodistas

Agradecimiento: Federación Argentina de Box (FAB). Castro Barros 75 CABA. Fotos: Gustavo Contarelli.