“Por eso los venceremos. Porque aunque tengan dinero, privilegios, jerarquías, poder y riquezas no podrán ser nunca fanáticos. Porque no tienen corazón. Nosotros sí”. Fidel Castro.
La presidenta Fernández de Kirchner ha defendido durante mucho tiempo (sería bueno recordarlo) la idea de que la coyuntura actual debe integrarse en la finalidad global de un proceso dirigido hacia la igualdad.
La situación de exclusión que sufren algunos obliga a pensar en un aumento de la eficacia, de un programa más humano, más fraternal y más justo.
La voluntad feroz de sacar a la Argentina de la crisis tiene como consecuencia obligatoria la urgente necesidad de un proyecto portador de verdaderas esperanzas, especialmente para los más desfavorecidos.
Por otra parte, hoy se puede afirmar —con conocimiento de causa— que la necesidad de responder a las inquietudes diarias de todos, tanto jóvenes como ancianos implica una visión, en síntesis, de las más estimulantes para este Gobierno: la elaboración de una valorización sin concesiones de nuestras características específicas.
Sumado a esto, la agudeza de los problemas de la vida cotidiana interroga al ciudadano y obliga a todos a ir hacia delante por la vía de una reestructuración social en la que cada uno podrá encontrar por fin su dignidad.
Asimismo, el particularismo debido a nuestra historia única, debe conducirnos a la elección realmente imperativa potencia el deseo incontestable de ir en ese sentido.
Como bien sostiene el gran intelectual Gustavo Contarelli en su obra capital “La Gran Argentina de los Kirchner”: “sus logros serán recordados por las generaciones futuras” (1). Para defender su cosmovisión se apoya en el notable economista Carlos Marxquien afirma “se debe dar al pobre lo que le pertenece, lo mejor, porque son los desterrados del sistema”. (2)
En ese sentido, en otra de sus obras, el discípulo de José Ingenieros no trepida en apoyar la precisa exposición del filoso escritor Alan Sokal.3 (ver debajo)
En consecuencia, este Gobierno —debido a la coyuntura imperante— debe responder con un plan que corresponda realmente a las exigencias legítimas de todos los ciudadanos.
Perfil psicológico de Cristina Fernández de Kirchner
En este somero análisis de la posición argentina ante los ataques externos e internos no puede omitirse este decálogo que atañe a la personalidad de la Presidenta, presentada por el experto Alan Sokal en el ”Primer Encuentro Internacional sobre Personajes Egregios”, realizado en Estados Unidos, el año pasado.
1. Necesita que la quieran y la admiren, pero puede ser crítica consigo.
2. Aunque tenga ciertas debilidades de carácter, en general, es capaz de compensarlas.
3. Posee considerables capacidades no empleadas que no ha utilizado en su propio beneficio.
4. Algunas de sus aspiraciones tienden a ser poco realistas.
5. Es disciplinada y demuestra autocontrol en lo exterior, pero tiene una tendencia a ser inquieta e insegura.
6. A veces, tiene serias dudas sobre si ha tomado la decisión correcta.
7. Prefiere un poco de cambio y variedad, y no está satisfecha cuando se encuentra bloqueada por restricciones y limitaciones.
8. En general, es extrovertida, afable y sociable, pero en otros casos es introvertida, prudente y reservada.
9. Siente orgullo de sí como pensadora independiente y no acepta las declaraciones de los demás sin pruebas suficientes.
10. Considera imprudente ser demasiado sincera mostrándose tal como es a los demás.
En conclusión, nada es como parece. (Continúa)
Néstor Genta
Citas bibliográficas:
1. Contarelli, Gustavo. La Gran Argentina de los Kirchner. Editorial Unidos venceremos. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2014.p. 97.
2. Marx, Carlos. El Capital. Siglo XX Editores. Tomo I:El Proceso de Producción del Capital. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 1963. p. 22.
3. Contarelli, Gustavo. Una gestión inolvidable. Editorial V de Victoria. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2013. p. 69.