Uno de los tangos más conocidos de Gardel se refiere en algunos de sus versos al tema de la apropiación de bienes mediante engaños. Si no recuerdo mal creo que decía: …”se tragaron vos, "la viuda" y "el guerrero" lo que me costó diez años de paciencia y de yugar...” (¿La década perdida?).
El nombre del tango no viene al caso. Presenta la típica ausencia de ética en la relación establecida entre las partes. La misma ausencia que se manifiesta en la relación entre la ciudadanía y las distintas autoridades donde se aplica la famosa Ética Cero. Siguen algunos ejemplos.
La presencia en la gestión administrativa de funcionarios procesados, denunciados, sospechados o con prontuarios habilitantes para la función pública es una pequeña muestra del tema elegido.
Otra muestra es la actitud de los legisladores oficialistas, junto a la de algunos opositores, quienes a pesar de haber reunido sólo el 25% de respaldo en las últimas elecciones nacionales, le imponen al 75% restante la sanción de leyes cuyos proyectos no fueron considerados en las plataformas electorales. No intentaron llamar a consulta popular sobre los temas conflictivos, tal vez porque el resultado les habría sido desfavorable a sus intereses.
Quienes sostienen que con nuevas autoridades las leyes pueden caer, olvidan que los “derechos adquiridos” deberán ser indemnizados indefectiblemente.
Carece de ética el mantenimiento de la emergencia económica, aún cuando se crecía a “tasas chinas” con ayuda del Indek y la colaboración de algunos opositores que permiten la manipulación arbitraria de partidas que afectan “la vida, el honor o las fortunas de los argentinos” según el texto del art 29 de la C.N.A.
Sin embargo, el gran perjuicio de esta epidemia no es el dinero que pudieran haber acumulado mediante sobreprecios, contratos con cláusulas secretas, compra y venta de tierras fiscales, sociedades disimuladas con empresarios muy exitosos, negociación de información clasificada, reconocimiento de deudas ficticias, etc., del cual en algún momento deberán dar cuenta, porque el dinero mal habido o vuelve a disposición del pueblo o será incorporado a las arcas de la mafia financiera internacional que utilizará sus innumerables instrumentos no éticos y que no tienen retorno, en especial cuando saben que es dinero sucio.
El enorme daño que produce la Ética Cero es la disposición despótica y sin contralor de los fondos públicos, cuyas consecuencias superan enormemente el monto de lo robado. Es el perjuicio contra la sociedad que se comprueba en la no ejecución de las obras o de los servicios que debían satisfacerla.
Las viviendas no construidas pero cobradas, las jubilaciones no abonadas que perjudican la salud de los mayores, el descuido de la salud pública de los más necesitados, las vidas perdidas por la inseguridad fáctica, el deterioro educativo que nos hunde en la ignorancia, la indefensión nacional que permite las invasiones legales o no, la justicia subordinada a los caprichos ilícitos, la temida desocupación, la trata de personas incluidos niños, el narcotráfico que disfruta de la cobertura “oculta”, entre otros temas igualmente importantes, son la causa determinante de un verdadero genocidio que sigue sumando a diario víctimas que en su inmensa mayoría no figuran en los medios. (El portal Educ.ar nos instruye: Raphael Lemkin definió el crimen de genocidio como “la aniquilación planificada y sistemática de un grupo nacional, étnico, racial o religioso, o su destrucción hasta que deja de existir como grupo”. Explicaba que dicho crimen no significa necesariamente la destrucción inmediata y total de un grupo, sino también una serie de acciones planificadas para destruir los elementos básicos de la existencia grupal, tales como el idioma, la cultura, la identidad nacional, la economía y la libertad de sus integrantes.)
Hasta la promovida defensa de los derechos humanos selectivos ha quedado hoy en duda, por la defensa que se hace de funcionarios sospechados por su violación.
Es decir que la elección en la defensa parcial de los derechos humanos selectivos también es selectiva.
Cómo compaginar éticamente la defensa que hace el “progresismo marxista” de la relación con Monsanto, con la Barrick, con Chevron, con Repsol, con el Club de Paris, negociando con los buitres, con las empresas capitalistas de los chinos comunistas, con Irán, con la generosa Rusia, etc., todos convenios protegidos por cláusulas secretas.
Muchos son los ejemplos de la Ética Cero, que a veces es disfrazada con la imposición de nuevos valores, como en el caso de los “valores villeros”, o con la adecuación de principios permanentes a la “ética revolucionaria”.
Dejo unos interrogantes para los jóvenes “revolucionarios” que, por distintas razones, adhieren a la consultora de RRHH La Cámpora, ¿están seguros que los irregulares que enfrentaron al gobierno constitucional y democrático del Gral Perón, dieron su vida para que los empresarios exitosos (Báez, López, Brito, Cirigliano, etc.) y los funcionarios nacionales y provinciales (Jaime, Boudou, Echegaray, Manzur, Insfran, Oyarbide, Zaffaroni, etc.) incrementen su patrimonio asegurándolo para varias generaciones?
¿Están seguros que los actuales corruptos no merecen el mismo castigo que ayer recibieron los irregulares que supuestamente traicionaron a las orgas? ¿Cuál es la diferencia? ¿Los beneficios económicos personales con los que hoy les compran la conciencia a los ex guerrilleros? ¿No era que ”la sangre derramada no será negociada”?
¿Están seguros que la obediencia debida que los funcionarios militantes aplican en la gestión, no es tan culpable de los actuales crímenes de lesa humanidad por acción u omisión, como los que se le adjudican al proceso cívico militar?
La única revolución justa y necesaria es la que restaurará la ética en la función pública. El problema económico no reside en la dimensión del Estado sino en la falta de confianza que provoca por la corrupción con la que desempeña sus funciones, cargando los mayores costos sobre la población laboral activa o pasiva y haciendo sentir a los habitantes más carenciados que ninguna de las responsabilidades: educación, seguridad, salud pública, vivienda, trabajo, etc., son cumplidas de acuerdo a las necesidades que debería satisfacer.
La Ética Cero se combate con la injusticia cero y ésta se alcanza con exigir o “peticionar a las autoridades” (art. 14 CNA) para que cumplan con sus responsabilidades como mandatarios.
Cuando el problema es urgente, la petición no tiene horarios porquelos funcionarios lo son durante las 24 hs., todos los días del año. Ni tienen ámbitos específicos, cumplen su gestión en sus oficinas, en todo el territorio nacional o en sus visitas el exterior. La gravedad de los problemas no reconoce prerrogativas y si los responsables juraron cumplir con las tareas que asumían, es la Patria, representada por los ciudadanos afectados, la que les demanda y exige cumplir con su juramento. Es la integridad poblacional y territorial de esa Patria la que está en juego.
El protagonismo activo de la ciudadanía curará la enfermedad de la anomia. Es necesario que ocurra ese protagonismo para que se termine con la queja constante e inútil que se refleja metafóricamente en el tango mencionado: “en seis meses me comiste el mercadito, la casilla de la feria, la ganchera, el mostrador”. Porque esa queja siempre finaliza con una frase que no me gustaría escuchar del pueblo Libre de Argentina: “Lo que más bronca me da, es haber sido tan gil.”
Ignacio Beltrán
Los no sólo tienen el gobierno que se merecen sino también el que se les parece. Andrés Malreaux, estos gobernantes son de este pueblo no salieron de un repollo, el pueblo no puede reclamar ética porque no la tiene
Gran reflexión a la que nos invita. Evidentemente en toda esta confusión que generan estas situaciones que se dan cotidianamente, de decepción respecto a las autoridades que nos, nos olvidamos de exigirnos a nosotros mismos y de tomar un rol protagónico; situación que en la democracia debería ser así. El problema es que, actuando de esta manera, en cierto punto no se termina delegando en el representante la responsabilidad de llevar a cabo las mejoras en el país. Entonces es contraproducente, porque los votantes tiene también obligaciones que atender y no deberían andarles atrás. Creo que es un tema de honestidad, principalmente. Quienes trabajan en el estado no deberían ser corruptos o inoperantes. Sin embargo, lo son en gran cantidad. Entonces, termina siendo necesario que el pueblo actúe.
sin duda, deberíamos revisar el sistema D'Hondt de representación en diputados.