El resultado de la arriesgada operación de recompra de bonos Boden 2015 dejó un inocultable sabor agridulce en el equipo económico de Axel Kicillof, porque no alivió los vencimientos del año próximo y tampoco permitió conseguir los dólares que tanto se necesitan en estos tiempos.
El esfuerzo del ministro por demostrar que la operación fue un éxito porque sólo un 2% de los bonistas pidió la plata en efectivo, contrasta con el hecho de que menos del 10% de los inversores se mostró interesado en la nueva emisión de los Bonar 2024.
"Es un espaldarazo a la confianza en el país", graficó el ministro en una exposición en el Palacio de Hacienda, en un microcine colmado de funcionarios y en la que no aceptó preguntas. Más allá de estas consideraciones, no se consiguieron fondos frescos para sostener las reservas del Banco Central, ni se descomprimieron los vencimientos de deuda del 2015, que llegan a casi 14 mil millones de dólares.
La oferta realizada por Economía había sido de 3.000 millones de dólares, de los cuales sólo fueron tomados por los inversores 286 millones, que representarán un ingreso exiguo para las arcas del Estado.
Tan escaso fue el resultado, que apenas superaron los 281 millones de dólares que esta misma semana una compañía de telecomunicaciones pagó por la adjudicación de la tecnologa 3G y 4G, que le sirvieron al Central para sumar reservas.
En el Palacio de Hacienda hubiesen celebrado con bombos y platillos si el resultado de la suscripción de los nuevos bonos hubiera orillado la mitad del total ofertado.
Es que tampoco resultaba un buen negocio conseguir bonos a 97 dólares si puede tranquilamente adquirirlos en el mercado financiero a menor valor.
Tampoco el canje de títulos tuvo el resultado esperado por Kicillof ya que apenas 377 millones de dólares en Boden 2015 aceptó el canje por el Bonar 2024.
En rigor, este resultado se trató de algo previsible porque ningún tenedor de bonos iba a aceptar perder dinero en este canje si puede tranquilamente venderlos en el mercado financiero en cualquier momento y con mejor rendimiento.
De esta manera, ante la falta de mayores atractivos, era un escenario lógico esperar hasta octubre para cobrarlos o negociarlos en el mercado.
En la conferencia de prensa en la que anunció el resultado, el ministro insistió sobre la "catastrófica" situación que viven los mercados internacionales.
En el Palacio de Hacienda, seguramente estarán evaluando que el momento elegido para la operación no fue el adecuado, máxime si se pretendía dar una señal de fortaleza ante los fondos buitre.
Porque, en definitiva, ese era otro de los objetivos que perseguía el canje: mostrar que el país puede retornar a los mercados financieros y que los inversores creen en la capacidad de pago de la Argentina.
A contrario de lo esperado, los números dejaron en claro que la prudencia domina la actitud de los inversores y que ante tanta convulsión financiera prefieren esperan que escampe el temporal.
La tormenta financiera que azota el frente externo por la brusca caída en el precio del petróleo desalentó la posibilidad de extender el plazo del canje, como en algún momento se llegó a pensar.
Incluso, se evaluó en esferas oficiales volver a abrir la operación en enero, pero se prefirió hacer el anuncio, dar vuelta la página y esperar el otro año para decidir el camino a seguir.
"La operación fue un soberbio fracaso. Se van más dólares que los que ingresaron", sentenció, sin dudas, el economista Agustín Monteverde, al ser consultado por agencia Noticias Argentinas.
Para Monteverse, el Gobierno no pudo conseguir los fondos que estaba esperando pese a "las presiones que circularon en los últimos días" y a la asistencia de organismos oficiales que se suscribieron a la operación de canje.
Como queda el Gobierno frente al mercado financiero
Seguramente desde el Ejecutivo intentarán superar el trago amargo de la operación y continuar con las medidas para apuntalar reservas y evitar una suba en dólar blue.
Los últimos resultados conseguidos por Alejandro Vanoli al frente del Banco Central dieron una bocanada de oxígeno a la gestión económica.
Las reservas del Central superaron los 30 mil millones de dólares, en gran medida por el acuerdo de swap con el Banco Central de China, y permitirán transitar los últimos días del 2015 con algo más de tranquilidad.
A su vez, la brecha cambiaria, ese gran dolor de cabeza que condicionó el año entero, se ubicó por debajo del 50 por ciento, cuando llegó a superar el 100 por ciento. Así queda explícitamente clara la idea del Gobierno de anclar el tipo de cambio y evitar bruscos movimientos en la moneda como el ocurrido en enero.
Diciembre siempre ha sido un mes controvertido y traumático para la Argentina, sin embargo la perspectiva en el corto plazo no es tan crítica, más allá del amargo sabor que dejó el canje del Boden 2015.