"Hoy en la Argentina, salvo el acuerdo con China, todo es reparable", dictaminó Elisa Carrió, en tono dramático, y se puso a la cabeza de un sostenido fuego opositor contra el convenio marco entablado por el Gobierno con el gigante asiático.
Esas objeciones de referentes antikirchneristas fueron muy visibles en la sesión del Senado que aprobó el entendimiento y hasta motivaron a dos abogados a denunciar penalmente a la Presidenta, a todo su Gabinete y a legisladores oficialistas.
El acuerdo, que debe ser analizado por la Cámara de Diputados, contempla una serie de proyectos firmados por los presidentes Cristina Kirchner y Xi Jinping en Buenos Aires, en julio pasado, cuya letra chica se mantiene en reserva.
La polémica se da en momentos en que la jefa de Estado prepara una nueva visita de Estado a China para la primera semana de febrero junto a una misión empresarial. Es difícil que la Cámara baja -debería reunirse en vacaciones de los legisladores- pueda aprobar el acuerdo antes, aunque no está descartado.
Puntualmente, la oposición cargó contra aspectos del marco de cooperación como la adjudicación directa de obras a empresas de ese país, el eventual desembarco de inmigrantes y la instalación de una estación de exploración lunar en Neuquén.
Además, referentes de la Unión Industrial Argentina advirtieron que a partir de ese acuerdo se va a intensificar la matriz comercial de venta de materias primas a cambio de productos elaborados. El vocero fue el ex presidente de la UIA y diputado massista José Ignacio de Mendiguren, quien afirmó que hace peligrar las chances de desarrollo de la Argentina.
Esa andanada de cuestionamientos generó inquietud en la diplomacia china, sobre todo teniendo en cuenta que a la administración kirchnerista le queda menos de un año de mandato y que estos compromisos deberían ser cumplidos por un nuevo Gobierno. Creen que las críticas son exageradas e infundadas y hasta se preguntan si no incluyen un sesgo xenofóbico.
Chile estuvo detrás del proyecto para instalar la antena satelital, pero finalmente la República Popular decidió instalarla en Neuquén y está previsto que la Argentina pueda usarla 2 horas y 40 minutos por día para actividades científicas y tecnológicas.
Esa estación se levanta en el Paraje Bajada del Agrio, a 300 kilómetros de la capital provincial, y es mirado de reojo por los "anexos reservados" que tiene el proyecto. Se habló incluso de que podría ser asignado a usos militares secretos.
En ese contexto, la Cancillería china -a través de su embajada en Buenos Aires- podría organizar una visita de periodistas y opositores al predio donde se construye la antena de exploración lunar para despejar dudas antes del nuevo debate en el Congreso.
Equilibrio
La relación con China abre potencialidades y riesgos. El presidente Xi acaba de prometer que ese país invertirá 250.000 millones de dólares en América latina en la próxima década.
Con pocas posibilidades de acceder a financiamiento de otras fuentes, el kirchnerismo recostó grandes proyectos de infraestructura en la sociedad con China, como la remodelación de las líneas de trenes urbanas y algunas de larga distancia.
Consorcios de ese país prevén la construcción de dos represas en Santa Cruz, la remodelación total de la línea Belgrano Cargas, además del swap de monedas que ya está funcionando y permitió sostener las reservas del Banco Central.
La intención oficial es avanzar en nuevos emprendimientos. De eso hablaron el viernes el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido y el embajador de China, Yan Wanming.
Está previsto que en los próximos días llegue el primer desembolso del financiamiento para construir las represas de Santa Cruz, por un monto cercano a los u$s 500 millones. Pero se espera que en el viaje presidencial también se anuncien la construcción de la cuarta central nuclear, Atucha 3, en la que China brindará colaboración y financiamiento, junto a otros proyectos de energía eléctrica, comunicaciones y aeroespacial.
También están en carpeta, posibles inversiones chinas en el yacimiento hidrocarburífero de Vaca Muerta, en otras áreas petroleras vírgenes y en el sector minero.
Algunos especialistas en la evolución de China como Sergio Cesarín llegaron a recomendar que la Argentina priorice su condición de proveedor de materias primas al gigante asiático y busque asignar valor agregado a otras exportaciones.
Es improbable que China demande productos elaborados pero el potencial de demanda alimentaria es descomunal. Se estima que para 2020 -en cinco años- China tendrá una demanda adicional de alimentos de 50 billones de kilos por el crecimiento del consumo de la clase media en ese país con 1.400 millones de habitantes.
Otro aspecto que los diplomáticos chinos buscan mejorar es el del otorgamiento de visas a turistas, ya que suele haber rechazos y demoras por parte de la Argentina.
Pese a la enorme distancia entre ambos países, cada vez más chinos se lanzan al turismo internacional. Según estimaron fuentes diplomáticas, cien millones cruzaron la frontera el último año para distenderse, de los cuales solo 20 mil visitaron la Argentina. Los chinos que salen a hacer turismo son los de mayor poder adquisitivo y están entre los viajeros internacionales que más gastan en sus estadías de placer.
La República Popular, por su sistema político, y la Argentina, por la desarticulación de organismos de control, no se caracterizan por la transparencia de sus actos.
Este es un aspecto central a ser corregido por la próxima administración nacional, que también tendrá que evitar desequilibrios en las distintas áreas de intercambio, pero eso no inválida el potencial abierto para la Argentina y la región el ascenso de China al nivel de superpotencia emergente (NA).