Esta semana ocurrió un hecho gravísimo, tal vez más de lo que mayoría de la gente pudiera considerar. Se trata de la muerte de Alberto Nisman, ocurrida en circunstancias que aún no están del todo claras.
Desde el regreso de la democracia, en 1983, pocas cuestiones han sido tan conmocionantes como lo que pasó con el fiscal del caso AMIA.
Si bien hubo testigos que murieron en situaciones que tampoco fueron debidamente esclarecidas, ninguna tuvo la importancia de lo sucedido con Nisman, quien manejaba uno de los expedientes más relevantes de la historia argentina y estaba a punto de denunciar los detalles de una conspiración que llegaba hasta el corazón del poder, con Cristina Kirchner a la cabeza.
Lo que pasó esta semana puede compararse de alguna manera con las circunstancias en las que resultó asesinado el reportero gráfico José Luis Cabezas, en medio de una trama que involucró a lo más alto del poder menemista.
Entonces, en enero de 1997, el mensaje fue similar al de ahora: meterse con el poder mata.
Por eso, en Tribuna de Periodistas decidimos abocarnos esta semana casi excluyentemente a este tema, con diversas miradas, algunas de ellas con alto contraste entre sí.
Es parte de la filosofía de este medio: “Nuestro trabajo se basa en el periodismo de investigación y análisis, que tiene como principal característica la de desmenuzar, no sólo el presente de un hecho, sino también su pasado, indagando sobre las causas que lo generaron”, dice la presentación de nuestro Manual de Estilo.
Eso es lo que intentamos todas las veces que nos metemos en un tema en particular. No solo informar, sino también explicar cómo y por qué ocurren las cosas.
Los más de 30 artículos que se publicaron en estos días sobre el “caso Nisman” —como lo hemos denominado en la redacción— tienen que ver con ello. Con la intención de ayudar a pensar al lector.
Esperamos haberlo logrado. Si no, ya saben que soy la persona adecuada para recibir sus quejas.
Marcelo Suárez
Defensor del Lector de Tribuna de Periodistas