Una persona, a través de su propio usuario de Facebook, denunció que le pagaron $500 por ir a la marcha del domingo pasado, donde Cristina Kirchner abrió la asamblea legislativa.
Lo hizo con su propio nombre y apellido —Tribuna de Periodistas comprobó que es real, no un fake— y, al tiempo que posteó los cinco billetes de $100, aseguró:
Esos $500 son mal habido, lo cual mañana los voy a donar. Muchas veces digo que yo no leo clarín ni veo TN, que sólo para saber cómo está mi país voy al super, la inseguridad está a la vista de todos.
Bueno esos 500 pesos me dieron a mí y a miles de personas para subir a unos de los 17 mil colectivo truchos y Combis Que te traían al acto de la señora presidenta.
No puse los billetes en la billetera porque esa plata no es mía es del pueblo, me dieron comida y bebidas manaos. Gratis y me ofrecían bolsas con comida, bueno siento vergüenza que hallá (sic) gente tan ciega y que nadie por 500 pesos se presten para semejante fraude, voy a llevar mañana a la mañana a la iglesia los 500 pesos, con toda la plata que gastaron hoy las cosas que se podrían hacer en hospitales o colegios o en algún hogar para niños o ancianos, que vergüenza, se ocuparon.
52 calles para meter 17 mil colectivos para traer gente que algunos no sabían a que venían, por dios, que fácil hacen esta gente las cosas, espero que me entiendan.
La actitud, si bien es cuestionable —la persona admite haber aceptado dinero para ir a una marcha—, denota el clientelismo político en su estado más puro. No es algo nuevo o que pueda sorprender a nadie, así es la política.
Sin embargo, no debe dejarse de cuestionar. El clientelismo, lo haga quien lo haga, es condenable.