En 2010, cuando se conoció la designación de su padre, Carlos Martín García, como presidente de la Agencia Estatal Télam, se generó todo un escándalo, que alcanzó ribetes insólitos.
García fue designado el jueves 14 como "Presidente de Télam Sociedad del Estado" por el decreto 1459/2010, firmado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Según relató una fuente que pidió reserva de su identidad, todo “fue muy sorpresivo, porque Novoa estaba organizando el III Congreso Internacional de Agencias de Noticias en Mar del Plata, y hasta firmaba cada una de sus comunicaciones como vicepresidente a cargo de la presidencia. Es más: se jactaba de que Aníbal lo estaba por nombrar”.
Sin embargo, esta columna es para hablar de su hijo, el panelista de espectáculos Camilo García, quien no tiene nada que envidiarle a las polémicas públicas. Principalmente por su irrestricta defensa al modelo K.
Por ejemplo, muchos recuerdan cómo atacó a Julio César Strassera pocos días antes de fallecer a los 81 años.
García pidió la palabra y recordó que había llorado con los alegatos en el juicio a las juntas militares de 1985. Pero luego chicaneó con una frase que fue tomada como una provocación: "Lo tuve siempre como un ídolo pero la gente cambia, Lilita (Carrió) no es la misma que hace 15 años, Perón no fue el mismo en los 50 y en los 70... La gente evoluciona, madura o envejece y tal vez no es la misma persona que fue".
Entonces, Strassera amagó con dejar el programa en vivo. Fuera del aire, se disculpó con los productores y pidió permiso para retirarse porque consideraba que García le había faltado el respeto.
La furia invadió las redes sociales a partir de ahí. “¿Quién le paga a Camilo García para ser tan forro?”, posteó alguien en Twitter.
La respuesta la consiguió TDP: el 17 de octubre de 2013, en el boletín oficial quedó refrendada la contratación del periodista por parte de la Secretaría de Cultura de la Nación. Juan Manuel Abal Medina y Florencio Randazzo.
Lo curioso es que, como no cumplía con los requisitos del caso, García tuvo el privilegio de una “excepción”. El documento a continuación, no permite mentir: