Florencio Randazzo promovió una nueva “revolución” a favor de los usuarios de trenes. El Gobierno asume haber gastado 3.500 millones de pesos en las nuevas formaciones compradas a china, y a su vez, declara que son de una gran calidad. Entonces, ¿por qué hablamos de estafa?
Hay reiteradas pruebas de que el dinero mencionado no fue utilizado propiamente, sino que fue a parar a los bolsillos de los funcionarios.
Como parte de dichas pruebas, cito el hecho ocurrido en una de las nuevas formaciones chinas: El tren con destino Retiro-Rosario tuvo una brusca frenada y ya no pudo arrancar, demostrando así problemas técnicos. El colmo de esta situación es que la formación tuvo que ser remolcada por una vieja locomotora diesel.
Otro ejemplo: el mismo tren debería tardar 3 horas en llegar a Rosario, según la frecuencia que el mismo Randazzo aprobó, pero tarda más de 7 horas en llegar (si llega).
Las locomotoras sufren fallos constantemente y para arreglarlos se utilizan los repuestos de las formaciones nuevas que han venido falladas de fábrica… una locura.
Tampoco tienen los lujos que tienen los viejos trenes Hitachi (luz individual, acomodo de respaldo, etc) con lo cual, se desmienten los dichos del Gobierno al decir que son de mejor calidad.
Por último, este Gobierno que tanto promueve la industria Argentina, compra en China porque le es más barato, perjudicando así a la industria ferroviaria argentina que supo darse buena fama en toda Latinoamérica.