Si algo nos ha quedado claro en estos doce años de gobierno kirchnerista es la ingeniosa capacidad que éste tiene para construir lazos interpersonales y familiares fuertes, que son, en primera instancia, los que sostienen al relato oficial.
El sociólogo alemán Ferdinand Tönnies explicó en su obra “Gemeinschaft und Gesellschaft” (Comunidad y sociedad), a finales del siglo XIX, la importancia de los dos términos a la hora de la conformación de tipos de sociedades.
La Gemeinschaft o Comunidad, representa los lazos que se generan en la familia, es decir, parientes de sangre, caracterizados por una relación de tipo informal entre los miembros. Tönnies sostiene que, se trata de un “sentimiento recíproco y vinculante que mantiene juntos a los hombres como miembros de una totalidad”. Es una relación que existe por tradición, parentesco, amistad o algún otro tipo de factor que relacione a las personas fuertemente entre sí. Y esto es algo que el aparato estatal de la “década ganada” practica con exuberancia. El kirchnerismo coloca en posiciones estratégicas a personas de su máxima confianza para administrar y concentrar el poder a su antojo. La fidelidad de aquellos adeptos al modelo se premia con nepotismo. Dicho favoritismo es el vinculante que mantiene juntos a los irrisorios miembros de la Comunidad K.
Para muestra de ello un botón: el ex Presidente Néstor Kirchner, tres años después de asumir su mandato, en el año 2006, nombró a su hermana, Alicia Kirchner, como ministra de Desarrollo Social; Cristina Fernández (quien en 2005 fue candidateada por su esposo como Senadora Nacional por la Provincia de Buenos Aires) creó un cargo por decreto en el Ministerio de Salud para su nuera Rocío García; los dos hijos del ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, son empleados de Bancos: Agustín (hijo) fue asesor en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con sede en Washington durante tres años, mientras que Delfina actualmente forma parte del directorio del Banco de la Nación argentina. Los flamantes jóvenes gozan de un sueldo no menor a los 70 mil pesos.
Nicolás Scioli, el hermano menor del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, es el vicepresidente ejecutivo de “Grupo Provincia” que es la sociedad Holding que depende del “Banco de la Provincia” de Buenos Aires. Andrea Rabolini es la cuñada del candidato a presidente por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli y fue asesora del entonces Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, pero en la actualidad es la directora de “Programas Culturales de la Nación” un organismo que depende del Poder Ejecutivo.
Los Zannini tampoco se quedan atrás: los cuatro hijos del máximo asesor y persona de mayor confianza de Cristina Kirchner y actual candidato a vicepresidente, Carlos Zannini, ocupan cargos en dependencias públicas (YPF, Lotería Nacional, Aerolíneas Argentinas y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos); por su parte, el actual presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Alejandro Vanolli, les hizo un lugar en la institución a su actual pareja y a su hijo, entre otros.
En contraposición de la Gemeinschaft de Tönnies se encuentra la Gesellschaft o Sociedad, en donde la relación entre las personas es a través de un contrato y de manera formal. En este sentido, Tönnies retoma ideas de Thomas Hobbes y manifiesta que “cada uno vale para sí y está aislado”. En la Gesellschaft, para uno de los padres de la sociología alemana, no existe parentesco familiar, ni relación informal que valga, pues al tratarse de una relación contractual, “nadie quiere conceder o producir nada para otro individuo, si no es a cambio de una entrega o su equivalente en trabajo, que él considere cuando menos igual a lo que ha dado”.
Es importante señalar que el gobierno de Fernández de Kirchner maneja con sensatez y astucia ambos conceptos de Ferdinand Tönnies, pues para el beneficio de su “Gemeinschaft” toma concepciones propias de la “Gesellschaft”.
Empero, en la Casa Rosada todo queda en familia, en ese sentimiento vinculante que mantiene juntos a los hombres como miembros de una totalidad, pero una totalidad despótica que empalma sutilmente con una nueva forma de socialización: “la Gemeisnchaft del kircherismo”, una Comunidad limitada que evidencia que “la Rosada” es, en efecto: la casa de todos, de todos ellos.
*La autora es periodista e investigadora Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad.