El primer debate presidencial para el también inédito balotaje en la Argentina transcurrió como se esperaba con un Daniel Scioli a la ofensiva y un Mauricio Macri contragolpeador, pero los cruces fueron muy directos y habrá que esperar hasta la semana próxima para ver si tuvieron efecto en el electorado.
Apoyado en las encuestas que lo dan por encima de su rival, Macri pareció más suelto y tranquilo, pero Scioli machacó y machacó sobre el "riesgo" que supone el triunfo de su rival.
"Parecés un panelista de 6,7,8, deja de mentir", "vos sos el kirchnerismo, por qué no hicieron todo eso en estos años", fueron algunas de las estocadas de Macri a lo largo del debate.
"No pudiste resolver el tema de los 'trapitos', cómo te vas a ocupar del narcotráfico" o "vetaste en la Ciudad la ley de fertilización asistida que yo promulgué en la Provincia", fueron algunas de las réplicas de Scioli.
Más allá del espadeo, interesante como show televisivo, el round resultó poco esclarecedor en muchos aspectos con las continuas evasivas a preguntas clave del otro sobre el país que sobrevendrá a partir del próximo 10 de diciembre.
Desde el minuto uno, el candidato del Frente para la Victoria asoció al jefe de Gobierno con la devaluación, el ajuste, el regreso al FMI y las políticas de los 90 y buscó conmover con frases directas al bolsillo de trabajadores, jubilados, pequeños y medianos empresarios y científicos, entre otros.
La economía estuvo en el centro de su discurso incluso en los tramos en los que el eje a debatir era otro, pero no logró que Macri se pronunciara sobre su idea de liberar el cepo.
A su turno, el postulante de Cambiemos intentó sacar provecho de su gestión más visible en la Ciudad de Buenos Aires y exageró una postura de predicador de la esperanza.
Sin embargo su eje estuvo en presentarse como el "verdadero cambio que necesita" el país y en asociar insistentemente al gobernador bonaerense con decisiones y comportamientos adoptados por el gobierno de Cristina Kirchner.
País distinto
"Este gobierno termina el 10 de diciembre no insistas con preguntar sobre el pasado", repitió dos veces Scioli esquivando las preguntas de Macri al corazón de incongruencias del kirchnerismo como la falta de estadísticas confiables o la imposibilidad de controlar la inflación.
El gobernador entiende que en esta fase de la campaña necesita despegarse del gobierno que termina, para convencer a los electores que quieren un cambio, y por eso esas respuestas dejaron prácticamente sin defensa a la etapa K.
Es cierto que reivindicó medidas troncales de estos doce años como la nacionalización de YPF o de los fondos de la ANSeS, pero lo hizo en función de mostrar las contradicciones de su rival que no las apoyó en principio y ahora dijo que las sostendrá.
Al cabo, la dureza resultó un dato inesperado del cruce entre dos viejos conocidos que siempre mantuvieron una relación cordial, aunque no hubo sorpresas o "carpetazos" de última hora.
En ese marco, el debate significó un paso adelante en el funcionamiento institucional y dejó en claro que gane quien gane habrá un país distinto en muchos aspectos, especialmente en el estilo de Gobierno, pero también en el juego democrático.