Para poder entender lo que discutirán el presidente electo argentino, Mauricio Macri, y la Jefa de Estado brasileña, Dilma Rousseff, en torno a la situación de Venezuela hay que remitirse a las características del sufragio en el vecino y gigante país.
Sólo siete países, sobre más de 200 que celebran elecciones de manera democrática, mantienen actualmente el tramposo sistema de voto electrónico.
Todos ellos han sufrido grandes inconvenientes y múltiples denuncias.
Potencias en materia informática como Gran Bretaña (sede de Vodafone), Finlandia (donde nacio Nokia) y Alemania (cuna de Siemens) lo desecharon luego de haber invertido cientos de millones de dólares en la adquisición de equipamientos especiales. ¿La rrazón? Muy simple, todos los mecanismos escogidos eran vulnerables y podían los resultados finales ser desvirtuados.
Solamente lo sostienen en 2015 Bélgica, Estonia, India, Estados Unidos, Brasil, Filipinas y Venezuela.
El 18 de abril de 2013, cuatro días después de los comicios presidenciales venezolanos, a solicitud de Maduro los mandatarios sudamericanos realizaron en Lima una cumbre de emergencia para atender la grave situación surgida en el país caribeño por graves denuncias de la oposición.
A la capital peruana llegaron casi todos los presidentes aliados del chavismo.
La opositora Mesa de Unidad Democrática, encabezada por su máximo candidato, Henrique Capriles Radonski, había impugnado los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral.
Esta coalición antichavista, que no fue invitada a la reunión de Lima, exigía un reconteo de votos, revisión de actas, cuadernos de votación y votos físicos.
Los mandatarios de Unasur, en su declaración de la madrugada del 19 de abril, a pocas horas del acto de toma de posesión en Caracas, reconocieron a Maduro como Presidente pero confiaron en la promesa del CNE, transmitida por Maduro, sobre ampliar la “auditoría de verificación ciudadana” hasta “la totalidad de las mesas electorales”.
La auditoría prometida por el Jefe de Estado y la autoridad electoral a Unasur nunca se materializó, limitándose a cumplir con un cruce de datos electrónicos que no incluyó el contraste de actas electrónicas con votos físicos.
Así es el voto electrónico en el mundo:
Unasur nunca reclamó sobre este engaño que ya estaba preparado desde varios días antes.
El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, órgano controlado por el chavismo, sentenció que “el sistema electoral es totalmente sistematizado, de modo que el conteo manual no existe”.
De hecho, Tibisay Lucena, titular del Consejo Nacional Electoral, ya había dicho que “los votos en Venezuela son datos registrados en la memoria de la máquina y los comprobantes solo cumplen el rol de recibo”. Fin de la historia, el saqueo había sido perpetrado ante la complicidad continental.
En nuestro continente, las dudas sobre la transparencia de sistemas electorales electrónicos comenzaron a manifestarse fuertemente en Estados Unidos en la elección que el demócrata Al Gore le habría Ganado a George Bush hijo en 1999 y también en Brasil, tras las presidenciales de 2014.
En la Nación sudamericana, el opositor partido PSDB, cuyo candidato Aécio Neves resultó derrotado oficialmente en los comicios de fines de octubre de 2014, dedicó diez meses de trabajo técnico y un millón de dólares de inversión para auditar, con autorización del Tribunal Supremo Electoral, los resultados electrónicos.
Según el informe, “el sistema es inauditable”. Clink caja. A llorar al campito.
El voto electrónico brasileño, en funcionamiento desde mediados de los años noventa, no emite sufragios impresos contrastables con los resultados emitidos por las máquinas.
La inclusión del voto físico en las elecciones del gigante sudamericano provocó uno de los más recientes choques entre el gobierno de Dilma Rousseff y la oposición.
La presidenta sancionó la ley de reformas políticas y electorales pactadas por diversas fuerzas políticas en el Congreso brasileño, pero la Presidente vetó el voto impreso.
La oposición brasileña finalmente se impuso y las cámaras de Diputados y el Senado votaron para anular el veto presidencial.
El voto físico regresará a Brasil en 2018 mediante la Ley 13.165/15 que no contempla el conteo manual pero si la emisión de votos en papel para que el elector confirme su voto, así como para posteriores auditorias.
Democracia 1, Dilma/populismo 0.
Con esos antecedentes: ¿Alguien puede creer que Lula y la Rousseff, que está con un pie afuera del poder, van a cuestionar los manejos del fraudulento y criminal régimen chavista?
A otro perro con ese hueso. Macri cacarea con la cláusula democrática porque sabe que jamás será acompañado por los cómplices comerciales y políticos del Comandante: Brasil, Uruguay, Bolivia y Ecuador. Jamás habrá número para una sanción.
Es todo un gran sketch, fulbito para la tribuna.