Estimado Sr. presidente electo Mauricio Macri.
Quiero comenzar esta carta diciéndole que no tengo filiación política en su partido ni en ninguno. Soy un periodista independiente, y como tal, trato de plasmar mis opiniones de la manera más pura y objetiva posible. Sin embargo, este último gobierno nos convirtió, a los periodistas, en periodistas militantes, queramos o no.
Todos los periodistas fuimos, durante el gobierno kirchnerista, de una forma u otra militantes, ya sea de un lado o del otro. Lamentablemente esa fue una de las trampas del relato, en la que indefectiblemente tuvimos que caer absolutamente todos, principalmente los medios de difusión. Ellos nos pusieron en una vereda o en otra. No nos dejaron opción.
Desde mi humilde y modestísima posición, hice todo lo que estuvo a mi alcance para marcar, decir y denunciar los errores del gobierno que se va, como lo hicimos muchos. Creo que, simplemente, cumplimos con nuestra obligación, que es señalar los errores y aplaudir, porque no, los aciertos cuando estos ocurran.
Debo decirle incluso, que sin ser militante de su partido, también hice todo lo que estuvo a mi alcance para contribuir, con mi granito de arena, a que usted sea quien designe los destinos de nuestro país en los próximos cuatro años. Y lo hice por una cuestión de convicción. Estuve, y estoy convencido de que usted era no solo la mejor opción, sino la única.
Pero eso ya forma parte del pasado, y hoy nos debemos abocar al futuro, pero principalmente al presente. Y si bien el presente no es fácil, tengo la convicción de que usted nos va a llevar por un buen camino hacia un futuro no muy lejano.
Fui muy crítico del gobierno kirchnerista, desde el primer momento. Desde un principio tuve la certeza de que no eran buena gente. Como dice el refrán, para muestra basta un botón, y la muestra de lo que iba a venir fueron los ya emblemáticos "fondos de Santa Cruz"; esos miles de millones de dólares que todavía no sabemos dónde están ni a cuanto ascienden. Y terminé de convencerme cuando Néstor kirchner traicionó a quien lo puso en el poder, Eduardo Duhalde. Y como si eso fuera poco, la mejor demostración de que tipo de personas eran fue cuando una vez terminada la misión del ex Ministro de Economía Roberto Lavagna fue expulsado del gobierno convirtiéndolo automáticamente en enemigo.
Con este breve racconto, lo que le quiero significar es que de ninguna manera fui defraudado por el kirchnerismo, precisamente porque nunca les creí, nunca confié en ellos. Y este es el punto al que quiero llegar, que es ni más ni menos, expresarle lo que sentimos muchos millones de argentinos, tenemos una gran ilusión.
Después de muchos años hemos recuperado la ilusión y la confianza en un Presidente. El momento de la historia en el que a usted le toca gobernar es solo comparable al que le tocó al Dr. Alfonsín. Si bien las circunstancias son muy distintas, algunos objetivos son muy coincidentes, y uno de ellos, el más importante, es el de volver a establecer la concordia entre compatriotas.
Como le dije anteriormente, en cierta manera me vi obligado a ser un periodista militante, e hice lo que estuvo a mi alcance para que usted fuera electo, pero mi misión, la nuestra, la de los periodistas independientes, termina el mismo día en que usted asuma.
A partir del 10 de diciembre dejaré de ser un periodista militante, y seré mucho más critico de su gestión que de la anterior, por una sencilla razón. Ellos no me defraudaron, en cambio, en usted sí tengo depositadas muchísimas esperanzas, lo que me obliga, como profesional, a despojarme de mi ideología y sentimientos y ser lo más objetivo posible. Es lo que nos corresponde a los periodistas de bien.
Desde ya, le deseo el mayor de los éxitos durante su gestión, ya que ese éxito será el todos los argentinos.