En marzo de 1992 se celebró, en la ciudad de Sevilla, el foro "Príncipe de Asturias" sobre el "Colapso del ataque marxista". Uno de los principales disertantes fue el filósofo Karl Popper, quien comenzó su charla diciendo: "El marxismo ha muerto de marxismo". Esta misma frase la podríamos adaptar al kirnerismo; "El kirchnerismo está muriendo de kirchnerismo".
Una de las principales -y de las pocas- "políticas de estado" del kirchnerismo fue la de difundir e instalar "el relato". Siguiendo las teorías de Antonio Gramsci primero, quien sostenía, por ejemplo, que "La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados "orgánicos" infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios.", siguiendo con el sistema de Joseph Goebbels, conocido como "miente miente que algo quedará" y quien entre sus métodos propagandísticos sostenía teorías tales como “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad", o “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.", finalizando con la implementación del sistema propagandístico de Ernesto Laclau, ferviente defensor del populismo.
Durante los más de 12 años de gobierno kirchnerista, si hubo algo que creció de manera geométrica fueron los medios de comunicación oficialistas, destinados a difundir propaganda gubernamental desde cualquier sitio y de cualquier manera, ya sea desde la agencia de noticias estatal Telam, hasta la revista "Alta", que se encuentra a bordo de los aviones de Aerolíneas Argentinas, pasando por el "Fútbol para todos" o el inofensivo canal infantil Paka Paka.
Pero más allá del sistema propagandístico, típico en absolutamente todos los gobiernos dictatoriales y/o populistas, el máximo error del kirchnerismo fue el de jamás reconocer, valga la redundancia, un solo error. No solo eso, sino que cuando algo no funcionó, siempre, indefectiblemente, trataron de solucionarlo con más de lo mismo.
Podríamos citar varios ejemplos, comenzando por la emisión descontrolada, o el gasto público, o los planes sociales, o el INDEC o, lo más significativo, el cepo al dólar.
Hoy, ya sin poder y sin los recursos mágicos que les brindaba la caja, solo unos pocos siguen "evangelizando" como pueden, por donde pueden.
Martín Sabbatella anda por plazas y lugares veraniegos tratando de explicar vaya uno a saber qué cosa de la Ley de Medios K que fue un rotundo fracaso. Lo propio hace Axel Kicillof, quien curiosamente, critica a quienes pudieron solucionar algo que no solo él nunca supo como hacer, sino que demás fue quien creó el problema, el cepo cambiario. El cuervo Larroque anda por el Congreso tratando de conseguirle un despacho "vip" a Máximo Kirchner, quien a su vez dice que la madre es la dueña del peronismo. José María Ottavis, que además de aparecer en los medios por comenzar una relación sentimental con Viky Xipolitakis se dedicó a boicotear la aprobación del presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, y como si eso fuera poco, apareció Guillermo Moreno haciendo lo que antes no le dejaban hacer, hablar, solo para criticar las medidas del nuevo gobierno, pero nunca para hablar del gigantesco fracaso de su gestión.
El punto es que, como corresponde al kirchnerismo, que es una copia burda, berreta y tercermundista del marxismo, al igual que estos, tampoco se dieron cuenta de que también morirán por sobre dosis de su misma metodología.
Por su parte, el peronismo, trata de despegarse y diferenciarse del kirchnerismo, que dicho de manera objetiva, y a la luz de la realidad, es lo mejor que pueden hacer.
El peronismo, que fue quien los parió, va a ser el mismo que se encargará de matarlos definitivamente y enterrarlos. Les quedan meses de vida.