Nadie imaginaba que el martes 14 de junio, a media mañana, íbamos a conocer una noticia que sacudiría el tablero político argentino de punta a punta.
La noticia decía: “Detuvieron al ex secretario de Obras Públicas, José López, tratando de ocultar bolsas con dólares”.
En más de una oportunidad escribí que el día que el kirchnerismo dejara el poder nos íbamos a enterar de cosas inimaginables. Sin embargo, como reza la frase popular, a veces la realidad supera la ficción, y esta vez el kirchnerismo nos regaló una escena que jamás se le hubiese ocurrido ni si quiera al más imaginativo y audaz realizador de cine del neorealismo italiano.
Si hay algo que caracterizó al kirchnerismo fue que durante 12 años lograron superar la capacidad de asombro de los argentinos. Siempre redoblaron la apuesta, jamás se amilanaron. Y en honor a la verdad, cuando Cristina decía "vamos por más", "vamos por todo" o "no fue magia" fueron de las pocas veces que no nos mintieron en la cara. Pero claro, solo había que saber leer entre líneas y captar el mensaje subliminal.
Muchas, muchísimas veces superaron la ficción. ¿O acaso no es de ficción que Cristina todavía no esté presa por enriquecimiento ilícito con una declaración jurada que no cierra por ningún lado?
¿No es de ficción que la justicia diga que Cristina es abogada dando por cierto un burdo certificado plagado de errores?
¿No es de ficción que a esta altura, recordar la bolsa de dólares de Felisa Miceli sea una insignificancia?
¿No es de ficción que un personaje como Antonini Wilson pretenda entrar una valija repleta de dólares?
Y la lista es larga... tan larga que podríamos sumar el video de los colaboradores de Milagro Sala retirando de manera obscena bolsos con millones de pesos de un banco, el video de "la rosadita", las incalculables mansiones de Lázaro, que suman la superficie de una provincia, o incluso el allanamiento a Carlos Liuzzi, quien supo ser segundo de Carlos Zannini.
Pero lamentablemente, los acontecimientos de ficción en la era kirchnerista no son solo referidos a actos de corrupción; también hubo muertes que nadie puede explicar, comenzando por la de Vittorio Gotti y su señora, quienes en 2003 pierden la vida en un trágico accidente en la ruta de Punta Arenas, Chile, y luego Lázaro Báez se queda con su empresa constructora. O la muerte del periodista Juan Castro, o la del testigo de la tragedia de Once, Leandro Andrada, que fue el motorman que condujo la formación hasta la estación de Castelar, donde se la entregó a Marcos Córdoba, quien conducía el tren al momento del accidente, y fue asesinado de cuatro balazos por la espalda. O la desaparición de Julio López.
Y por supuesto, la muerte del Fiscal Nisman. Un hecho que realmente supera la ficción por absolutamente todo. Comenzando por la actuación de la Fiscal Fein.
Incluso, la mismísima Cristina superó la ficción tratando de despegarse de López a través de una carta publicada en Facebook, donde dice, palabras más palabras menos, no tener idea de nada y estar indignada por lo sucedido. Realmente, encontrar algo más ficticio que eso debe ser imposible.
El kirchnerismo superó tanto la ficción que una reciente encuesta revela que solo el 63% de la gente cree que Cristina estaba al tanto de lo que hacía José López; por lo tanto, si todavía, un 37% de la población no es consciente de que el kirchnerismo fue, a las claras, el gobierno más corrupto de la historia argentina y uno de los más corruptos de la historia de la humanidad, no hay dudas de que aquí también el kirchnerismo superó con la realidad a la ficción.
En síntesis, que hayan dejado el Banco Central en cero, el país endeudado, sin infra estructura, y con más del 30% de pobreza es un dato irrefutable que por si solo demuestra el fracaso político, económico y social del kirnerismo, y que la mano derecha de la mano derecha de los kirchner haya sido detenido revoleando bolsos con 9 millones de dólares, es un dato irrefutable que por si solo demuestra que además de inútiles fueron delincuentes del más grueso calibre, y el hecho de que todavía haya ilusos que los defiendan, o los justifiquen, no es más que otro dato que demuestra que una vez más, la realidad superó a la ficción.