Hace un tiempito, un analista norteamericano de temas internacionales contaba porqué el Chapo Guzmán era tan odiado por unos y tan amado por los más humildes. Decía este periodista que México desde hace 100 años está siendo manejado por 32 familias que concentran todo el poder económico del país. Nadie puede enriquecerse desmesuradamente sin el consentimiento de ese poder en las sombras. Y menos toleran que un hombre como Guzmán haya dispuesto de su fortuna en construir escuelas, clubes de barrio, hospitales, carretera, escuelas y hasta iglesias en su Sinaloa natal, al margen de los dineros del poder oficial. Esas 32 familias se creen dueños y señores de México. Lo mismo ocurría hace tres décadas con Escobar Gaviria en Colombia.

La hipocresía de los dominantes es igual en todas las latitudes del continente.

Las familias dominantes en Salta son quienes poseen esas grandes extensiones de tierras de este lado de la frontera con Bolivia. Muchas se han enriquecido a lo pavote siendo un eslabón del ingreso a la Argentina de miles de toneladas anuales de cargamentos de hojas de coca para la elaboración de cocaína. Y son intocables. Uno de sus hijos dilectos es Daniel Isa, un hombre que Carlos Menem envió como embajador a Francia y tuvo que ser casi expulsado de Paris cuando la policía francesa le detectó el enlace entre los Carteles de la droga y el narcotráfico francés.

Esas familias tienen el código hipócrita de ser parte del eslabón de la cadena que precisa armar los narcos, pero son tremendamente homofóbicos. Aman al narco internacional porque es parte de su negocio criminal, pero detestan a los homosexuales porque los consideran –animados por los obispos tradicionalistas de Salta- enfermos y personas de menor escala.

Impulsados por la familia Romero le avisaron hace tiempo a Urtubey que su relación personal disfrazada de asesoramiento de imagen del joven norteamericano que se dijo era su amigovio, era considerada indeseable para la imagen de los poderosos de Salta. El gobernador fue obligado a dar un volantazo y mostrar “urbi et orbi” (a Roma y al mundo). Que su elección sexual era a imagen y semejanza de los poderosos de Salta.

El fin de semana esos oligarcas durmieron tranquilos, ya nadie dudaría que su gobernador salía… con mujeres, o al menos con una. Isabel Macedo.

Urtubey no es uno más en la Argentina, es un gobernador que tiene ambiciones políticas altas. Y tiene el tic de casi todos los dirigentes del país, ocultar,   mentir, disfrazar su realidad para quedar bien con los demás que quiere que lo voten. Si su elección sexual son los hombres tiene todo el derecho del mundo de frecuentar con el que se le plazca, lo que se le debe pedir es honestidad y capacidad de gestionar gobiernos que favorezcan a los más humildes.

El pobrerío salteño debe haber sentido bronca con el lujoso casamiento de su gobernador.. Para ellos hay recursos insuficientes en alimentación, salud y viviendas. El dinero para lo que dicen los periodistas fue “el casamiento del año”, podría haber ido al ámbito social y Urtubey seguir su vínculo amoroso con ese joven colaborador que cobra también de las arcas del gobierno. Un ñoqui salteño de alta gama  para alimentar la hipocresía de los oligarcas de los pagos de Martín Güemes, que si resucitara los pasaría a degüello a Urtubey y los poderosos de la querida tierra salteña.

Sorry, pero sigo prefiriendo las empanadas salteñas y no los ñoquis.

Pueden dejar los comentarios hirientes y ofensivos que quieran, pero como cantaba don Ata, “los ejes de mi carreta, nunca los voy a engrasar”.