“La dictadura perfecta” es una película mexicana estrenada hace un par de años.
Se trata de una comedia política dirigida y producida por Luis Estrada que resultó elegida por la Academia de artes y ciencias cinematográficas de México para representar a ese país en los Premios Goya de 2015.
El argumento es muy sencillo: un impresentable gobernador azteca es grabado mientras recibe una gigantesca coima por parte de un narcotraficante.
La TV nacional del país recibe los lapidarios tapes enviados por las fuerzas de inteligencia nacionales, que estaban tratando de tapar un grosero error político del presidente.
El político local escrachado decide “ir al pie” del gigante audiovisual y, a cambio de mejorar su imagen y no seguir con la campaña en su contra, las autoridades de la cadena le exigen al cacique que pague una suculenta suma de dinero en concepto de “asesoramiento en marketing” para mejorar su imagen.
La dirigencia partidaria es mostrada como un grupo de torpes aprendices que terminan siendo títeres de las corporaciones. Están a merced de un periodismo que se siente dueño de la Nación.
Luego de difundir una serie de noticias inventadas, la televisora líder no sólo le lava la cara al caudillo asociado con los grandes dealers sino que lo coloca en la carrera presidencial y lo consagra como nuevo Jefe de Estado.
Uno podría pensar que la caricatura es demasiado grotesca, pero se equivoca.
En Argentina, esta misma semana, nos enteramos gracias a una resolución del juez Penal y Económico Marcelo Aguinsky que uno de los detenidos en la causa de la “mafia de los contenedores” dijo que las “latas” que se hallaban de manera irregular en nuestros muelles y no podían ser ingresadas al mercado local eran nada menos que 9.500.
El contenido de los containers, según el supuesto jefe de esta banda, el hoy apresado Carlos Oldemar “Cuqui” Barreiro Laborda, consiste en textiles que representarían entre 12 y 14 mil millones de dólares si se los pusiera en la venta ambulante callejera y en las decenas de saladitas que existen en la Argentina.
Para dimensionar el monto expresado, basta recordar que se trata de una suma mayor de dinero que el que deja al Estado nacional toda la renta anual de las retenciones a la soja y que son más dólares de los que demanda cada doce meses el agudo déficit energético que padecemos.
Estamos frente a uno de los intentos de robo más grandes de la historia nacional y ocurrió a la vista de todo el mundo, en pleno puerto de Buenos Aires, a pocas cuadras de la Casa Rosada.
Así lo dijo “Cuqui” de manera textual ante el magistrado que entiende en la causa:
“Había 9.500 contenedores irregulares en las terminales portuarias y depósitos fiscales. La AFIP podría recaudar por ellos no menos de 500 millones de dólares estadounidenses. Al mercado interno le traería entre 12 y 14 mil millones de dólares en mercadería textil”.
Como en “La dictadura perfecta”, los grandes grupos periodísticos en lugar de investigar al titular de la Aduana (ya que todo esto ocurrió cuando Juan José Gómez Centurión era el titular de la DGA) se ocuparon de llorar como viudas por su temporal alejamiento ocurrido tras la difusión de escuchas escandalosas y le “exigieron” al presidente Macri su inmediata reposición en el cargo.
Para completar el “plan de marketing”, como ocurre en el satírico filme, la movida periodística argentina fue acompañada por “encuestas” de los alcahuetes oficialistas que decían que 7 de cada 10 argentinos creía que el ex militar carapintada había sido víctima de una operación de los servicios de inteligencia.
Para que no quedaran dudas: la “comisaria política” del Jefe de Estado, Elisa Carrió, se fotografío con la “víctima” y aseguró que la culpa era de Jaime Stiuso y los sospechosos de siempre.
¿Porqué es tan grave que los medios “cortinen” y oculten este intento fenomenal de contrabando?
Según el juez Aguinsky, la asociación ilícita que operó en la Aduana estaba encabezada por el nombrado Barreiro Laborda (a quién Gómez Centurión nombró como su “informante” y de quién recibió, según sus propios dichos, sobres cerrados en el estacionamiento del Buenos Aires Design)
Otro de los integrantes del grupo delictivo es Edgardo Paolucci, nombrado por JJGC como capo de la Aduana de la Ciudad de Buenos Aires.
El funcionario, que vivía en el country Abril y ostentaba una fortuna en autos y propiedades por varios millones de dólares, era la mano derecha del ex carapintada en el trabajo diario de la señera institución.
Como tercera “perla” encontramos a Osvaldo Alberto Giacumbo, otro agente aduanero de altísima responsabilidad colocado en su sitial por el actual titular de la DGA. Estuvo varios días prófugo de la justicia.
Por último, Mauro Daniel Del Mastro, a cargo de la estratégica terminal portuaria número Cinco, fue otro de los hombres de confianza de Gómez Centurión que también puso “pies en polvorosa” al librarse su orden de captura.
¿Podía el Jefe de Aduana ignorar que en los primeros nueve meses de su trabajo estuvo rodeado de una serie de “ladris” que movían ilegalmente contenedores y cobraban millones de dólares por interferir el sistema de computación de la Aduana para retirarle las alertas a los recipientes más “calientes”?
En la causa existen dos pesos pesados que aún no han sido ubicados.
Están fugados dos laderos de Barreiro Laborda. Se trata de Carlos “mono” Minnicelli, cuñado del ex ministro de Planificación Julio de Vido y funcionario en los tres gobiernos K, y Néstor Frega, un agente privado altamente cuestionado por sus pares.
¿Si de verdad los están buscando, no deberían difundir sus imágenes de manera recurrente en la tele y los diarios?
¿Quieren que hablen o prefieren que jamás se presenten?
Tiene prisión domiciliaria la empleada Vanesa Calamante y se acogió a la figura del arrepentido Federico Tiscornia, hermano del ex juez federal porteño.
¿No debería ser el monotema de la prensa nacional esta farsa que pudo pulverizar la industria textil de la República Argentina si se consumaba la liberación de casi diez mil latas?
Repasemos que hizo cada holding periodístico en los últimos días.
El grupo Clarín dedicó mucho más páginas de diario y minutos de radio y TV a celebrar el regreso de Gómez Centurión a la DGA que a tratar el armado de una banda de delincuentes monumental.
Periodismo Para Todos cada semana mide menos rating y pierde de manera casi escandalosa con Susana Giménez. Arrancó este año en una franja de 20 puntos y fue bajando hasta ubicarse en apenas doce la semana pasada.
¿Cuánto mediría el gordo Lanata si desenmascarara a un grupo que estuvo a punto de consumar la estafa cuantitativamente más grande de la historia de nuestro país? ¿Es o se hace?
Lo del diario La Nación es aún más increíble.
En lugar de investigar a Gómez Centurión, difundió que el propio titular de la DGA va a viajar a China para averiguar acerca del comercio entre nuestro país y el turbio gigante asiático. Sería una suerte de auto-investigación.
Estos “pulpos” que dedican páginas y horas de espacio a la información tribunalicia: ¿No les indican a sus periodistas que a diario suben y bajan frenéticamente las escaleras de los tribunales de Comodoro Py e Inmigrantes que pasen por los juzgados de Marcelo Aguinsky y Ariel Lijo o por las fiscalías de Guillermo Marijuán y Germán Moldes para saber porqué nadie quiere indagar a Gómez Centurión?
Infobae lleva casi una semana sin dar noticias sobre los fugados y tampoco profundizó jamás lo ocurrido.
Diario Perfil y Perfil.com hace varios que abandonaron el tratamiento serio del tema. De hecho, jamás fueron hasta el hueso con un tema tan crítico.
América TV privilegia su buena sintonía con el gobierno nacional. Desde Balcarce 50 se propone a sus principales directivos para administrar hospitales y hacerse cargo de la Asociación del Fútbol Argentino.
Telefé y Canal Nueve, desde el punto de vista de la investigación periodística, simplemente no existen.
Por su parte, Página12 y otros medios ultra K como C5N y Radio 10 ya no informan tampoco sobre los sucesos. ¿La causa? La mayoría de las mercaderías cuestionadas arribaron durante la gestión de Ricardo Echegaray y la sola mención del apellido Minnicelli los pone con los pelos de punta.
En nuestro país la verdad casi nunca se denuncia. Casi siempre se negocia.
Cada avivado saca su tajada gracias a que se enfrenta actualmente a una corporación tan culposa como “comprensiva” y “negociadora”.
El tema parece archivado. La tapa de los matutinos de hoy, domingo, se dedican a mostrar a Elisa Carrió y su festejo de 15 años de la Coalición Cívica. La chaqueña se mueve con la misma torpeza, indolencia y estupidez que un adolescente de esa edad. Quedó reducida a un rol de partnaire desaprensivo y banal la ex “fiscal de la Argentina”.
¿Está todo perdido? ¿Seremos gracias a la comparsa del Cuarto Poder una “dictadura perfecta” como la del PRI mexicano?
Afortunadamente, la velocidad del cambio tecnológico es tan alucinante que podemos esperar un desenlace distinto.
En el último año, cuatro elecciones fueron una “sorpresa” para el establishment mediático-político.
1) En Venezuela, el 6 de Diciembre del año pasado, la oposición barrió al chavismo en las elecciones de medio término y logró quedarse con dos tercios de los curules de la Asamblea Nacional. El partido oficialista, el PSUV, maneja con mano de hierro todos los canales de tv, las radios y el 90 por ciento de los diarios impresos. Desde la red, lograron torcerle el brazo a un régimen demencial de narcotraficantes y asesinos.
2) En Inglaterra, hace pocos meses mordieron el polvo los integrantes de una entente de medios de comunicación y poder político-económico que derivó en la renuncia del primer ministro británico.
El Brexit fue un cachetazo a una dirigencia que creyó que el apoyo de diarios, radios y canales estatales y privados era más que suficiente para ganar. Las redes sociales e internet les demostraron lo contrario.
3) Hace pocas semanas, pasó algo similar en Colombia. El acuerdo con la guerrilla de las FARC esta “atado” por todas partes, pero la dirigencia tradicional descubrió que la población no aprobaba un pacto donde los irregulares claramente extorsionaban al resto de la sociedad.
4) Por último, la irrupción de Donald Trump en la Casa Blanca norteamericana, un outsider al que detestaban nueve de cada diez periódicos estadounidenses, significó otro “shot de cul” sonoro para el poder hegemónico.
En los años noventa me sentía orgulloso de mi "profesión".
A pesar de quedarme en la calle cuando el CEI (Citicorp Equiment Investment) “menemizó” los medios adquiridos, veía a mi lado pelear como leones a la mayoría de los colegas.
Gracias a ellos, en buena medida, el riojano nunca pudo volver al Poder Ejecutivo Nacional.
En los primeros años kirchneristas, sentía vergüenza de ser cronista y traté en casi completa soledad de publicar documentales y libros sobre lo que significaría la “santacrucificación” del país.
En 2016, ya no siento orgullo ni vergüenza. La mass media vernácula simplemente me produce arcadas.