Laurita estaba transitando de la niñez a la adolescencia (estado en el cuál permanece, como Peter Pan quien nunca quiso crecer) cuando le preguntó a su madre: “Má, ¿Cómo es tener sexo la primera vez?”.
La mamá, que tenía cierta inteligencia que su hija adolece, le respondió:
“Tener sexo la primera vez es como el dolor de muelas… te duele, te duele.. pero no querés que te la saquen”.
Ya de grande Laurita hizo de todo por figurar en los medios de comunicación, en la sociedad.. todo con tal de no pasar desapercibida. Solo disimuló –y no demasiado bien- que el tano Angelici era su odontólogo de cabecera.
Tanto hizo por figurar que fue parte del millón y medio de personas que dijo haber hablado con el fiscal Nisman horas antes que se encontrara su cuerpo.
¿Te diste cuenta la cantidad de personas que dijeron haber estado en contacto con Nisman aquel fatídico fin de semana?
Salvo el General Milani y el inefable ingeniero Stiuso que le cortó el rostro casi casi sabiendo lo que se venía, todo el que quisiera salir en las noticias debía decir que habló con Nisman. Laurita no fue la excepción. Es de mal gusto hacerse prensa a expensas de un muerto, porque se sabe que los cadáveres no suelen hacer desmentidas.
Se la paso haciendo campaña anticorrupción durante el gobierno de Cris (alias “la chitrula medicada”), pero en su profunda ingenuidad el Presidente Macri le dio el cargo en la Oficina Anticorrupción. Igual que las “chitrula”, Laurita no es abogada y cuando Mauricio se dio cuenta del error del nombramiento tuvo que modificar la ley con un decreto de urgencia. Claro, era el seguro de cambio para que la oficina de marras no denunciara las barbaridades que iban a ocurrir.
Y justo cuando saltó el affaire del Correo Argentina, Laurita tenía que salir a dar el presente. Pero como cuando eramos estudiantes y creíamos que poniéndonos un secante en la media nos aparejaría unas líneas de fiebre y faltaríamos a clase el día de la prueba, la señorita Alonso se quedó muda. Ausente con motivo.
Nos hizo acordar aquella historia en que el comandante de un avión de línea, saluda a los pasajeros con esa cantinela por todos conocida, pero al termino del mensaje protocolar deja el altavoz abierto.
Entonces el piloto le dice a su acompañante: “Hacete cargo de la nave que voy a orinar.. y después le doy maza a la azafata nueva que está un bombonazo”. Los pasajeros escucharon el infortunado diálogo, y la azafata nueva sale corriendo desde el fondo del avión hacia la cabina para avisarles que la radio quedó encendida y se escuchaba todo.
Una anciana de esas que son sabias, la toma de un brazo y le dice: “Querida, no te apures… dejalo orinar primero”.
La señorita Alonso tampoco se apuró y le debe una explicación coherente a la sociedad sobre el escándalo del Correo y la familia Macri.
¿Organizará un tetazo en defensa del Correo Argentino como se dice por ahí? Porque esa Oficina Anticorrupción aún nos debe una respuesta. Que alguien lleve a su titular aquella frase épica de Einstein: “Hoy dos cosas infinitas… el Universo y la estupidez humana. Pero del Universo no estoy tan seguro…” .
No es una mala chica, solo que no dejó aún la adolescencia. Es como Papá Noel… es buena, pero no existe. A veces es preferible para ciertos cargos públicos a esas señoritas que en vez de ser adolescentes toda la vida… conocen más hoteles que TRIVAGO.