Resumiremos la realidad política argentina en solo tres líneas:
1- Macri sigue gobernando para quienes NO lo votaron.
2- Todo el rol de TODA la oposición, se resume en hacer operetas contra el gobierno para voltearlo, como siempre hizo el peronismo.
3- La única manera de gobernar Argentina es a lo peronista, o sea, “de prepo”, a las patadas, de manera autoritaria, demagógica, y totalitarista.
Ni Alemania es nazi, ni Italia fascista ni Rusia stalinista y ni siquiera España es franquista.
Los únicos que todavía seguimos soportando un partido populista después de más de 70 años somos nosotros, los argentinos.
Evidentemente, una gran parte de la población argentina ama el populismo. Ama escuchar la dulce voz del demagogo, que adula a las clases más pobres explicándole que alguien les roba lo de ellos, y mientras los argentinos sigamos siendo como somos, siempre habrá quienes se salteen siglos de cultura del sacrificio, del trabajo y de la superación personal por el esfuerzo. Así lo hizo Perón y así estamos después de varias copias que, con algunos matices, todas fueron igualmente perversas.
El peronismo es tan amplio que no se sabe si son peronistas del Peronismo o Justicialistas del Justicialismo... eso sí, todos repiten su frase favorita: "somos peronistas de Perón", y lo peor, es que cuando se critica a un gobierno peronista o justicialista, como los de Cámpora, López Rega-Isabelita, Menem, Duhalde o los Kirchner, dicen, automáticamente, su segunda frase favorita: "Ah nooo, pero eso no es Peronismo!".
Tampoco se sabe bien si son de derecha, centro o izquierda, estatistas o privatizadores, dolarizadores o pesificadores.
El por qué el peronismo sigue existiendo es muy simple; consiste en hacerle escuchar a personas de bajos recursos lo que quieren escuchar, y hacerles ver que los demás son los responsables y culpables de su situación, y tratar de hacernos creer que los demás políticos y gobernantes son peores que ellos, y tan corruptos como ellos.
Para los peronistas, curiosamente, Cristina no era peronista, ni Néstor, ni Duhalde, ni Jose López, ni Boudou, ni Milagro Sala, ni De Vido, ni Lázaro Báez, ni Jaime. Y muchísimo menos Menem, Luder, Isabel, López Rega o los Montoneros. Y después de su detención, ni el General Milani es peronista.
Eso sí, todos los gobiernos peronistas, absolutamente todos, gobernaron de la única manera que se puede gobernar a La Argentina, a lo peronista, de prepo, despilfarrando recursos, de manera autoritaria, demagógica y populista. Y aquí debemos hacer una excepción. Menem también gobernó de manera populista, pero al revés, exactamente al revés, pero populista al fin.
Volviendo a los tres conceptos del principio, queda más que claro que Macri quiere demostrar que no es lo que dijeron de él en la campaña electoral los peronistas. Léase neoliberal, capitalista, conservador, anti popular.
La oposición trata, por todos los medios, de hacer lo que hicieron sistemáticamente los peronistas cuando no son gobierno, meter palos en la rueda, victimizarse como perseguidos políticos y tratar de demostrar que los demás son iguales o peores que ellos. Tanto, que quienes, entre otras cosas, dejaron una inflación del 40%, un índice de pobreza del 33%, la peor crisis energética de la historia, déficit fiscal, el Banco Central en cero, cepo al dolar, y el país en default tienen la caradurez de exigir y pretenden interpelar al gobierno por los errores cometidos, reconocidos y corregidos.
Y así llegamos al tercer punto. Si Macri no reacciona a tiempo, y comienza a gobernar a lo peronista, los mismos peronistas se lo llevarán puesto.
Como decía el General, la única verdad es la realidad, y la realidad, por más que la quieran ocultar o disfrazar, está a la vista.