Luego de que los jerarcas del Régimen K utilizaran los bienes del Estado para fines partidarios y personales durante doce años, un conjunto de dirigentes y partidos, de diferente procedencia, ofreció a la ciudadanía un nuevo estilo de gobierno. Ofreció respetar el patrimonio del estado, producto del aporte de todos los contribuyentes. La mayor parte del electorado creyó en esa propuesta y, en su mayoría, aún sigue creyendo.
Sucede que, ahora, estamos entrando en una etapa electoral, y parece que algunos integrantes de cambiemos no se han sacado de encima esa cultura política que confunde estado y partido. El spot que se vio el pasado fin de semana en el entretiempo de Fútbol para Todos, y en la cuenta de Twitter presidencial, es una muestra de ello.
Dicho spot, aunque es un hecho aislado, vulnera el art. 42 de la ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública, en tanto que la imagen y voz del Presidente de la Nación transcurren en un contexto de promoción personal de dicho funcionario. El mencionado spot vincula personalmente al Presidente con las obras que hace el Estado. Lo cual es ilícito. Pero además, la citada publicidad carece de los fines educativos, informativos o de orientación social que exige la norma, en tanto no se informan, en el mismo, de modo concreto y preciso, cuáles son las obras que se muestran detrás de los actores en escena.
Para siempre... pic.twitter.com/w2RKJpew76
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) 14 de mayo de 2017
Sorprende que este spot apareciera luego de que la Oficina Anticorrupción hiciera saber al RENAPER, el pasado 18 de abril, su deber de “excluir de los sobres y hojas de soporte destinados a la distribución de los Documentos Nacionales de Identidad, el nombre y la reproducción de la firma ológrafa del señor Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Lic. Rogelio FRIGERIO, a fin de adecuar el diseño de dicho material a las disposiciones del artículo 42 de la Ley Nº 25.188.”
Sostuvo, la Lic. Laura Alonso, en los considerandos de su decisión, respecto del Ministro Frigerio, que “la inserción en el material del nombre del funcionario y la reproducción de su firma ológrafa, más allá de tratarse de una cuestión de diseño, excedería la finalidad de información respecto de la jurisdicción o área de gobierno responsable, por lo que no deberían ser incluidos en los sobres y/u hojas de soporte.”/ “Que, en definitiva, la inclusión del nombre y firma del funcionario, resulta innecesaria para dar a conocer el alcance y características del acto de gestión publicitado, excediendo el objetivo que exige el artículo 42 de la Ley Nº 25.188 para la publicidad de los actos u obras de gobierno.”
De este modo, no se entiende cómo los funcionarios a cargo de la publicidad oficial de Presidencia no se ciñen a la norma legal. Pero menos se entiende que ello ocurra cuando el área anticorrupción, a cargo de una funcionaria designada por el propio Presidente de la Nación, ya ha interpretado y aplicado la norma en un caso de incumplimiento menos significativo que el spot del pasado domingo.
La ciudadanía podrá ser un poco más o un poco menos paciente, frente a las dificultades de recuperación económica y social del país, como consecuencia de la denominada “pesada herencia”. Podrá comprender que hay situaciones que no dependen exclusivamente de la voluntad política del gobernante. Pero hacer una publicidad oficial ajustada a derecho, que nos enorgullezca como ciudadanos de una república, con la sola finalidad de servir a la ciudadanía, es una señal de cambio que no requiere más que de la voluntad de cumplir con las normas. Por eso, no hay margen para que el gobierno decepcione en este punto.
Don Arturo Illia dijo en una oportunidad a sus colaboradores "Muchachos, ni un peso para publicidad. Ocúpense de la prensa y que se anuncien los logros cuando el que los disfruta lo promueva". Quizá no se pueda pedir tanto, en una época de total predominio de los medios de comunicación, redes sociales y nuevas tecnologías. Sí podemos pedir, una publicidad oficial ajustada a derecho. Esa que prometió Cambiemos. Y no ceder un centímetro, en ese objetivo republicano y democrático.