En mayo de este año, el Secretario General de ATE Capital, Daniel Catalano, sostuvo en una entrevista realizada por Víctor Hugo Morales, que "Milagro se quebró y contó que tanto ella como las internas sufrieron torturas de parte de la subdirectora del penal, que se llama Patricia Balcarce". Similares posturas se escucharon y leyeron desde el kirchnerismo, así como de algunas organizaciones de izquierda que le son útiles.
Sin embargo, el pasado viernes, el discurso K comenzó a derrumbarse. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitó a Milagro Sala en su lugar de detención.
Si bien el organismo deberá expedirse formalmente, en un futuro próximo, sobre las condiciones de detención de la líder tupaquera, los enviados internacionales ya adelantaron que dichas condiciones son aceptables y acordes a los estándares de la región. Más aún, aclararon que, según los dichos de la propia detenida, Milagro Sala ni siquiera ha sido víctima de trasladado a una “celda de aislamiento”.
El gran avance de la sociedad jujeña hacia un sistema democrático y republicano, para que se sostenga en el tiempo, requiere de Justicia. Y la Justicia sólo llegará si las víctimas de Milagro Sala se sienten libres para declarar (muchas de ellas aún no lo han hecho) sobre los padecimientos sufridos durante la etapa del terror tupaquero.
Para ello es necesario: primero, que Milagro Sala siga presa, evitando así toda interferencia por vía de intimidación de testigos y autoridades públicas; segundo, que las condiciones de detención sean ejemplares y respetuosas de todos sus derechos y garantías.
Las declaraciones preliminares de los miembros de la CIDH demuestran que la sociedad jujeña, junto con sus autoridades, ha elegido el camino de la justicia, en vez de transitar por el camino de la venganza.