Todo el mundo habla de la agresión del hombre a la mujer pero son muy escasas las veces que se escucha hablar del maltrato de una mujer a un hombre, algo que ocurre y que no es un tema actual ni moderno.
La violencia contra el varón es una expresión utilizada por algunos investigadores para aglutinar a diversos fenómenos de violencia contra este grupo de personas en varios contextos, entre los que se encuentran la violencia intrafamiliar, violencia en el noviazgo, violencia de género, violencia infantil, entre otras.
Algunos investigadores consideran que la violencia contra el hombre es un problema social serio, porque aunque se habría prestado mayor atención a la violencia que se ejerce contra las mujeres, sería posible argumentar que la violencia contra los hombres en varios contextos es un problema social sustancial digno de atención, sin embargo, éste sería un tabú social y debido a que su naturaleza, causas y consecuencias serían distintas, así como los espacios en que se manifiesta.
Dentro de las razones por la que se considera un tabú social a la violencia contra los varones estarían la contradicción que su existencia tiene con el rol de género estereotipado que ve a los varones como el sexo fuerte, por lo que es despreciada y de pocos países se conocen estudios sobre la violencia específica de mujeres contra varones, aunque sí existen.
De acuerdo con lo anterior los varones están subrepresentados como víctimas y sobrerrepresentados como perpetradores de la violencia.
Recuerdo a un muchacho que perdió la vista en un ojo porque su pareja le clavó un tenedor y a un señor que tenía cicatrices en la espalda tras ser atacado por su esposa con un cuchillo. Otro con cicatrices en el abdomen y uno con puntos en la cabeza por una herida que le había provocado su esposa cuando le lanzó un objeto.
También recuerdo un hombre que fue a hacer una denuncia, a lo que para su sorpresa la única respuesta que recibió por parte de los agentes de la policía fue “no seas maricon”, este hombre apareció muerto a manos de su pareja solo unos días después.
Podrían decirme, sin embargo, que debería establecer aquí cuántos hombres son asesinados por año por una mujer (como si lo verdaderamente importante fuera el sexo del agresor y no la calidad humana de la víctima). Lamentablemente no existen instituciones interesadas en investigar tal cosa, otra prueba más de que los hombres, bajo el recorte de la violencia en función del género, terminamos invisibilizados como víctimas.
¿Será acaso porque la mujer está metafísicamente constituida para ser incapaz de ejercer violencia contra el otro género? No lo creo. Recopilando lo que se dio a conocer hasta agosto del 2016, podemos contabilizar 114 casos solo en los primeros 7 meses de ese año.
En el año 2002, en el lapso que recorre entre enero y julio, 14 hombres fueron asesinados a manos de sus parejas o exparejas,
Aunque las cifras serían mayores, pero por varios motivos no son contabilizadas.
Miedo al ridículo
"Las cifras se quedan muy cortas y no representan la realidad. Poquísimos hombres se atreven a denunciar. El que lo hace se tiene que tragar el miedo al ridículo", explica un portavoz del Equipo Mujer Menor (Emume) de la Guardia Civil.
La experiencia demuestra que un alto porcentaje de denuncias se refiere a violencia psicológica, pero también hay hombres que acuden a la policía tras haber recibido una paliza. "Hay varones fuertes, de dos metros de altura, que tienen delante a una mujer que no supera el metro y medio y se sienten incapaces de pegarla. El que pega es el que tiene el control", añade el agente.
Falta de recursos
Además del miedo al ridículo, existen otros dos problemas para los hombres maltratados: ¿dónde acudir? ¿Quién creerá su historia? El psicólogo Eloy Rodríguez destaca la falta de recursos que tienen los maltratados: "No existen casas de acogida masculinas ni Instituto del Hombre".
También se excluyen algunos casos notables, basta con que el juzgado decida no tramitar el caso como violencia doméstica, o que lo tramite pero no se ponga en contacto con el CGPJ para que lo añadan, para que el caso acabe fuera de la estadística.
Un gran ejemplo de esto, tiene lugar en el año 2013, cuando salió un informe de que solo 6 hombres fallecieron a manos de su pareja aunque se descartaron muchos casos de ese mismo año, como por ejemplo:
El 8 de abril de dicho año unos vecinos hicieron la denuncia de que en la casa que compartía una pareja habían hallado muerto al hombre gracias al mal olor que expedía
Otro de una mujer que aseguraba que su pareja se había suicidado, luego logro demostrarse que no había sido así, que la mujer lo había asesinado
Un ejemplo más de una mujer que degolló a su marido y escondió el cadáver en el garaje del edificio, entre muchos otros casos.
En Chile, en 2013, Carabineros informó que las denuncias de hombres agredidos por sus compañeras aumentaron 17% entre 2010 y 2012. De más de 17.000 casos ascendieron a más de 20.000.
En Canadá, en 2014, las mismas proporciones de hombres y mujeres reportaron ser víctimas de violencia conyugal en los cinco años previos: 4% respectivamente. Esto se traduce es alrededor de 342.000 mujeres y 418.000 hombres en todas las provincias.
En Estados Unidos, en la encuesta nacional sobre violencia sexual y de pareja de 2010 se entrevistaron a 9.086 mujeres y 7.421 hombres y encontró que cerca de 1 de cada 4 mujeres (el 24,3%) y 1 de cada 7 hombres (el 13,8%) han sufrido violencia física grave por parte de una pareja íntima (por ejemplo un golpe con el puño o con algo duro, golpizas o ser golpeado contra algo) en algún momento de su vida.
En el año 2014 en Argentina se cometieron 3269 asesinatos, de los cuales el 83,6% fueron a personas del género masculino (2733 hombres) mientras que el 16,4 fueron a mujeres (536).
Por lo tanto los hombres, indudablemente, tienen mayor propensión que las mujeres a ser asesinados. En concreto los hombres tienen 8 veces más probabilidades de ser asesinados.
De acuerdo con expertos, las relaciones entre adolescentes no están exentas de la violencia.
Aproximadamente 42% de los jóvenes y las jóvenes han denunciado haber sufrido un tipo de violencia en el noviazgo. De ese porcentaje, 46% son hombres y 38% son mujeres.
La violencia física es la que menos sufren los jóvenes en sus noviazgos. De ese 42%, casi 7% reportó haberla padecido. La violencia que más sufren es la emocional: casi 40% la ha experimentado, se indicó al citar los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia en el Noviazgo de 2007, hecha entre jóvenes de 12 y 29 años.