Dejarlo caer o dejarse caer, así de extrema podría llegar a ser la decisión si el ex superministro y actual funambulista estrella del kirchnerismo Julio De Vido fracasa en su intento por resistir y termina finalmente perdiendo el equilibrio.
¿Quién le suelta la mano a quién? En esta disyuntiva crucial podría quedar inmersa la flamante agrupación política que lidera Cristina Kirchner, Unidad Ciudadana, en el caso de que el Gobierno consiga el respaldo que pretende de fuerzas de la oposición para avanzar sobre De Vido en el Congreso.
El ex ministro de Planificación Federal, un hombre de peso y hasta esencial dentro del núcleo duro del kirchnerismo, incluso considerado como la mano derecha del ex presidente Néstor Kirchner debido a la estrecha relación que ambos mantenían, podría convertirse hoy en un verdadero grillete para las aspiraciones electorales de Cristina, debido a las múltiples acusaciones por corrupción con las que le toca lidiar.
La ex jefa de Estado se marchó de la conflictiva Santa Cruz, su provincia adoptiva y que está sumergida actualmente en una profunda crisis financiera -es más, allí debería incluso votar ella-, y tras una serie de excursiones de reconocimiento, optó por desensillar definitivamente en Buenos Aires, para lanzar desde aquí su campaña en busca de retornar al Poder.
Con la mira puesta ineludiblemente en las elecciones presidenciales de 2019 y compitiendo por una banca en el Senado de la Nación por fuera del Partido Justicialista, del que se apartó recientemente, Cristina intentará primero resurgir en los comicios legislativos del 22 de octubre próximo, después del ruidoso traspié que sufrió el kirchnerismo en 2015.
En este contexto, las desventuras judiciales de De Vido amenazan con transformarse en una piedra en el zapato para Cristina y compañía en ese camino que se han propuesto desandar con destino a la votación de medio término de 2017, objetivo de mínima para Unidad Ciudadana en su ambición de rivalizar por la Presidencia dentro de dos años.
Un cascabel a medida
Referentes de la coalición de Gobierno, el frente Cambiemos, dejaron en claro en las últimas horas que el oficialismo en el Congreso está decidido a allanarle el camino a la Justicia e impulsar no solo el desafuero de De Vido en la cámara de
Diputados -en el caso de que sea requerido judicialmente-, sino también su remoción como legislador.
Los diputados macristas, en este sentido, confían en reunir los votos necesarios, con el respaldo de ocasionales aliados de fuerzas de la oposición, para expulsar al exsuperministro del kirchnerismo y permitir, eventualmente, que termine sentado en el banquillo de los acusados como cualquier ciudadano común, sin fueros ni privilegios -dicen-. ¡Qué dilema entonces! Decisivo, crucial...
¿Qué resolverá la mesa chica kirchnerista? ¿Sostenerlo a De Vido hasta las últimas consecuencias; soltarle la mano y dejarlo librado a su suerte - quizá como ocurre actualmente con el ex vicepresidente Amado Boudou-; o forzar a este excepcional funambulista judicial a que sea él quien finalmente salte al vacío desde la cuerda floja, si considera que se ha quedado falto de recursos para mantener el equilibrio... y el aliento?
Tras el pedido -por ahora desestimado- del fiscal Carlos Stornelli al juez federal Luis Rodríguez de despojarlo de sus fueros legislativos e incluso detenerlo por la supuesta malversación de unos 26 millones de pesos destinados a reactivar la mina de carbón de Río Turbio en Santa Cruz, el anti- kirchnerismo parece dispuesto a golpear directamente a De Vido en su línea de flotación.
En simultáneo con la tormenta judicial que se avecina, ya que Stornelli anticipó que apelará contra la decisión de Rodríguez de rechazar su solicitud, el diputado nacional, junto con sus colegas del Frente para la Victoria (FpV), tendrán que prepararse también para capear el vendaval político que podría desatarse en los próximos días en el Congreso.
El oficialismo, junto a sectores del progresismo, el Frente Renovador de Sergio Massa y eventualmente al bloque Justicialista de Diego Bossio y otros peronistas no-kirchneristas, podrían avanzar con la remoción de De Vido; y en ese caso, en el plano judicial, si el ex superministro finalmente cae, ¿se hundirá solo o terminaría arrastrando, por ejemplo, a Cristina?
Este mismo sábado, De Vido sostuvo en declaraciones a Radio Rebelde que los embates de quienes planean colgarle del cuello un cascabel a medida están íntimamente relacionados con la decisión de la ex jefa de Estado de volver a zambullirse en la arena política con vistas a las próximas elecciones.
"La única oposición que hay en la Argentina es la que lidera Cristina. Por eso el embate y el ataque permanente que sufre ella y algunos que estuvimos con ella", enfatizó.
Garantía de impunidad
La Sala II de la Cámara Federal porteña, que ya ha terciado en otros casos judiciales sensibles para el kirchnerismo en general y para Cristina en particular, como la causa por la venta de dólares a futuro, recibirá probablemente la apelación que diseña Stornelli. Sus integrantes son los camaristas Martín Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Farah.
El fiscal pretende que el juez Rodríguez solicité el desafuero de De Vido a la cámara de Diputados y así poder llevarlo preso.
Por el momento, el magistrado le bajó el pulgar, pero Stornelli anunció que está dispuesto a insistir.
Los fueros son privilegios -contemplados en los artículos 68, 69 y 70 de la Constitución nacional- que el Congreso concede tanto a los diputados como a los senadores, a modo de herramientas concebidas y reguladas por la Ley 25.320 para favorecer el normal ejercicio de sus funciones legislativas.
"El sentido original de los fueros es proteger la libertad política de los legisladores, jamás deberían convertirse en un refugio que garantice impunidad", aseguró en este sentido la diputada macrista Silvia Lospennato, integrante de la comisión de Asuntos Constitucionales de la cámara de Diputados.
En declaraciones a la radio FM Milenium, Lospennato sostuvo que "sobre el diputado De Vido pesan decenas de denuncias por delitos de corrupción (...) tiene muchos procesamientos en su haber y una causa con elevación a juicio oral por la Tragedia de Once", en referencia al accidente ferroviario que le costó la vida a 51 personas en febrero de 2012.
"Son delitos cometidos con anterioridad a que sea diputado, es decir, nada tienen que ver con su condición de diputado, si no con su gestión durante el Gobierno anterior.
Si la Justicia puede probar que cometió los delitos de los que está acusado, me parece no tener ningún sentido la existencia de los fueros", agregó.
"Muchos de nosotros pensamos que el diputado De Vido fue un engranaje central de una década de corrupción en la Argentina, así que no tengo dudas de que van a intentar defenderlo", completó Lospennato, en alusión a los colegas de bancada del arquitecto y al kirchnerismo en general.
Mientras tanto, tres proyectos de ley para excluir del cuerpo de legisladores al ex ministro por "inhabilidad moral sobreviniente", impulsados por Elisa Carrió, Eduardo Costa y la propia Lospennato, esperan en gateras en la Cámara baja, siguiendo de reojo esa danza de suspicacias al borde del abismo que animan De Vido y Cristina aferrados a un sueño de supervivencia.