La inédita protección mediática que ha adquirido Mauricio Macri en la Argentina impide, a mucha gente, mensurar en toda su amplitud la enorme gravedad del caso Santiago Maldonado.
La carátula llevada a "Desaparición Forzada" implica que el Ministerio Público Fiscal asume que a Santiago Maldonado, efectivamente, y tal como lo señalan los múltiples testimonios recogidos, lo desapareció la Gendarmería Nacional. Con el cambio de carátula se terminaron las especulaciones y las operaciones de prensa.
El delito de Desaparición Forzada de persona no prescribe, puesto que se asume que cada momento en que la víctima permanece desaparecida, el delito se continúa cometiendo.
Esto no solamente echa por tierra todas las excusas que la ministro Bullrich vino exponiendo desde el primer momento, sino que necesariamente la implica como encubridora y, por ende, corresponsable de un delito cometido por una fuerza a su cargo.
También deja en una ridícula posición al secretario de derechos humanos Claudio Avruj, quien habiendo pasado una semana de la desaparición, con hábeas corpus de por medio y testimonios recogidos en sede judicial, declaró que Maldonado no estaba desaparecido, sino "extraviado".
Uno lo observa a Avruj y sigue sin poder comprender qué hace en una Secretaría de Derechos Humanos.
Pero además, impide que hagan el intento de desaparecer el caso del mismo modo en que desaparecieron a Santiago Maldonado. Vale decir. Cuando este caso tenga una resolución, ya sea por la aparición con vida de Maldonado, cuanto por la aparición de sus restos, (o eventuales testimonios de testigos arrepentidos que expliquen lo ocurrido aún sin aparición de restos), los gendarmes participantes, los jefes que dieron órdenes, Pablo Noceti (el segundo de Bullrich) y la propia Bullrich irán irremediablemente a la justicia, por un delito que no solamente no prescribe, sino que contempla penas de cárcel de cumplimiento efectivo.
Bullrich, o sea, el estado, jamás mostraron lo que debieron mostrar ante este hecho.
Cuando se imponía preocupación, desafectación inmediata de la fuerza denunciada y afectación de todos los recursos humanos y materiales necesarios para la búsqueda, contención y apoyo para la familia de la víctima, y un férreo compromiso republicano para dar con la verdad en este hecho, el estado hizo todo lo contrario.
Desde el primer momento se mostraron como culpables acorralados y puestos a la defensiva.
Dejaron los trabajos de búsqueda en manos de la propia gendarmería que había participado del desalojo y estaba señalada como responsable de la detención, trataron a las víctimas como culpables, incluso se mostraron en más de una ocasión hostiles hacia la familia de la víctima, (algo realmente inusitado), y le pusieron la frutilla del postre a esta torta videlista destratando a los representantes de organismos de DDHH y retirándose intempestivamente de una reunión.
Realizaron desde sus medios auténticos operativos comunicacionales de inteligencia, llegando a comparar a Maldonado y su gente con organizaciones terroristas internacionales (Agente Lanata), mostraron un terrible arsenal de los mapuches compuesto de....herramientas de carpintería (Agentes Infobae), afirmaron que Maldonado no se encontraba en la zona (Bullrich), lanzaron a correr la ya tradicional versión del camionero de Ceibas, un video de Ente Rios con un protagonista de aspecto físico vagamente similar a Santiago Maldonado, (Central de ICIA Clarín), una falsa aparición en una parroquia de la provincia de Mendoza, una falsa versión de un celular atendido desde Chile, y otra falsa versión de un cadáver hallado en un arroyo.
Tanto en el senado como ante las organizaciones de DDHH Patricia Bullrich dijo "no les voy a permitir que nos comparen con la dictadura", como si ella tuviera realmente la potestad de impedir ese acto de razonamiento individual. Un absurdo más, dentro del gigantesco absurdo que desde el primer día supuso haber designado a esta persona para el importantísimo cargo que maldesempeña.
Si su segundo es abogado de represores, y está presente en el operativo durante el cual una fuerza a su cargo secuestra y desaparece a una persona, si ella misma lo niega una y mil veces al mejor estilo 1976, no puede pretender que la comparen con otra cosa que no sea la dictadura.
La síntesis es que dentro de un listado de violaciones al orden republicano y democrático, el gobierno de Mauricio Macri se adentra en terrenos particularmente pantanosos con el tratamiento indolente, culposo, y amateur que le dio y le da al caso de Santiago Maldonado.
Por su vocación autoritaria y sus procederes oscuros, la Argentina recibió otra cautelar de la CIDH, esta vez para la protección de los derechos de Santiago Maldonado en Argentina.
a) adopte las medidas necesarias para determinar la situación y paradero de Santiago Maldonado, con el fin de proteger sus derechos a la vida e integridad personal; y
b) informe sobre las acciones adoptadas a fin de investigar los presuntos hechos que dieron lugar a la adopción de la presente medida cautelar.
Patricia Bullrich no quiere que los comparen con la dictadura, algo complejo cuando están haciendo esfuerzos sobrehumanos para cargarse el estado de derecho en la Argentina.