Cristina Fernández eligió hoy recuperar el simbolismo peronista a solo seis días de las elecciones legislativas, después de años de un vínculo discursivo distante que derivó en la conformación de un frente que fracturó al PJ, y retornó a los actos multitudinarios que conforman la tradición del justicialismo.
Motivada por el ajustado resultado de las PASO, Fernández de Kirchner debió imprimir dos novedades a su mensaje: apeló, por un lado, al peronismo tradicional, a diferencia de la marca ciudadana que "vendió" hasta agosto, y batió, además, el parche del "voto miedo" ante el "ajuste" que representaría una victoria de Cambiemos.
Lo novedoso de su nuevo armado quedó, entonces, a un costado: luego de haber desplegado una campaña minimalista con los problemas del ciudadano en el centro de la escena, la ex presidenta se zambulló en la maquinaria del aparato peronista y llevó toda la liturgia del partido al estadio "Juan Domingo Perón" de Racing Club de Avellaneda.
"Evita votaría a Cristina, Perón a Taiana, y los dos juntos, a Unidad Ciudadana”, recitó la ex mandataria desde el extremo de la pasarela, cuando promediaba su discurso en 360 grados ante un estadio colmado.
Los micros estacionados en las inmediaciones, los bombos de la hinchada y las parrillas desplegadas en los ingresos fueron la muestra final del retorno a las fuentes, después de haber renegado de las identificaciones partidarias durante el tránsito a las PASO.
Ese viraje de la estética fue correspondido con la adopción de un mensaje superador de las diferencias entre peronistas, a través de la aritmética de la sumatoria: cada compañero deberá convencer a dos más, dijo Cristina, para ganarle las elecciones a Cambiemos.
Folklore, cumbia, globos, fuegos artificiales y pogo "ciudadano" se alternaron durante la larga tarde en Racing Club, con presentaciones que fueron desde un grupo de Jujuy que repudió al gobernador Gerardo Morales hasta el ex Gran Hermano Brian Lanzelotta, quien hizo una especial arenga al pueblo "peronista".
Entre las consignas agitadas por músicos y animadores, uno de los llamados fue a "saltar para no ser de Donald Trump", una consigna sólo reforzada por Jorge Taiana, quien agitó a la multitud para "no ser un inglés".
La liturgia peronista, con choripanes, banderas y mates, logró coexistir con los más modernos globos y fuegos artificiales, en un esquema monitoreado por distintos drones que sobrevolaban el campo.
Sobre los palcos caían las banderas, adornadas con botellas de agua en sus extremos para permanecer desplegadas, mientras los militantes, bajo la sombra de las telas, compartían mates y fotos de Milagro Sala para sacarse fotos.
"¿Dónde está la gente de Cristina?", motivaba uno de los animadores, a la vez que los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Verónica Magario (La Matanza) -más Fernando Espinoza- hacían la "previa" en el palco de prensa.
Un motivo de preocupación en el estadio fue la falta de señal, que generó una desesperación entre los militantes. Sin celulares operativos, nadie podía hacer lo que mejor sabe Unidad Ciudadana: tuitear.
"Nos pararon el Roca y nos cortaron la señal telefónica", reconoció Cristina, al sumar a la hipótesis el supuesto "sabotaje" de esa línea ferroviaria horas antes del inicio del acto.
Otra de las molestias de la tarde tuvo que ver con el sonido, la voz de Cristina se escuchaba con una especie de eco que ralentizaba sus palabras, lo que motivó cambios de micrófono que no lograron solucionar el inconveniente.
Entre los momentos celebrados durante la espera, la multitud bailó al ritmo de "Ji Ji Ji", de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, en un intento de reinterpretación del "pogo más grande del mundo" en clave ciudadana.
El "Vamos a volver", entonado en varias oportunidades, interrumpió el discurso de Fernanda Vallejos, tras la presentación de los candidatos. Es que, como en los partidos de fútbol, durante gran parte de la tarde la hinchada pareció vivir su propio partido.