Cuando Alberto Nisman imputó a varios personajes de las alcantarillas del submundo político (a excepción del ex juez Hector Luis Yrimia, con quien el fiscal muerto tuvo un entredicho por polleras), uno de los que figuraba en esa causa era el buchón Allan Ramón Bogado.
Patricia Bullrich (junto a un tendal de personas que dijeron haber hablado con Nisman antes de su muerte), dieron fe que la denuncia del fiscal estaba en lo cierto. Si fue así, ¿cómo es que ahora Bogado sea uno de los buchones de cabecera del segundo jefe del Ministerio de Seguridad, Pablo Nocetti?
Te contamos primero otra operación en la que Bogado actuó para el gobierno de Cristina imputando a Mauricio Macri por escuchas telefónicas ilegales en perjuicio de su cuñado Sergio Leonardo y de Sergio Burstein (causa AMIA).
Cuando la SIDE de CFK descubrió las pinchaduras ilegales, ningún juez tomaba la causa y apareció en escena Bogado diciendo que tenía un juez amigo en su Misiones natal, que por una suma de dinero, se prestaba a imputar a Mauricio Macri y el “Fino” Palacios y armarle una causa judicial. La movida estaba destinada a procesar a Macri y dejarlo fuera de la carrera presidencial.
Después Franco Macri asumió la responsabilidad de esas escuchas (que se hicieron por una agencia privada de USA llamada “Ackerman”), y Maurico quedó fuera de la causa. La causa voló de Misiones a Buenos Aires, pero ese era el cometido final de la operación.
Si Nisman hubiera leído las desgrabaciones de las escuchas telefónicas por el encubrimiento de la AMIA, lo más probable es que en vez de imputar a Bogado lo hubiera enviado a un psiquiátrico. El personaje en cuestión sufre las consecuencias de un alcoholismo crónico cuyas derivaciones no son ir arrastrándose tomado de las paredes, sino delirar inventando fábulas y mentiras de conspiraciones que nunca existieron.
Es un mitómano serial, lo que sumado a su bajo nivel de autoestima, lo convierte en una bomba fatal donde abre la boca. Una tarde estábamos junto a dos periodistas más (Luis Gasulla era uno de ellos), y casi al unísono sin saber que estábamos juntos, Bogado llamo a cada uno de nosotros contándonos diferentes versiones del caso de la triple fuga de los hermano Lanatta y su cómplice. Un fabulador compulsivo al que Nisman le hubiera sacado la ficha antes de incluir su nombre en la causa que -según nuestras fuentes-, le armó Horacio “Jaime” Stiusso como parte de una conspiración que terminó con su vida.
Pero el año pasado fueron presos Carlos “Chino” Zannini y el resto de aquellos imputados, a excepción de Yrimia y Bogado. El ex juez porque a todas luces se sabía que no tuvo nada que ver con el encubrimiento, y Bogado porque fue el artífice junto a Pablo Nocetti de ese auto de procesamiento y prisión contra “el Chino”, Luis D Elia y Esteche, jefe entonces del grupo violento “Quebracho”, creado por la SIDE menemista en los años 90.
Nos lo contó un hombre de una agencia federal yanky hace poco. Casi textualmente, su versión fue así: “El gobierno decidió impulsar la causa y habló con Bonadío (quien lo hizo fue Pablo Nocetti, el segundo de Patricia Bullrich), para hacerlo declarar a Bogado nuevamente. Pero el juez dijo delante de testigos en su juzgado que solo fuera a firmar el escrito, que la declaración para ser instrumento válido la escribiría el mismo Bonadío”.
Nuestro informante nos dejó entrever que Bonadío estaba siendo monitoreado por agencias federales de EEUU que siguen de cerca la muerte de Nisman, y de ahí tienen más información que las agencias locales.
Bogado firmó esa declaración y Bonadío llevó a prisión al resto de los imputados por el fiscal. La versión cierra perfecto pero hay un agregado que nunca trascendió. ¿Puede ser que la muerte de Nisman haya sido una operación financiada por la multinacional Techint, para crear un efecto como aquella muerte de los piqueteros Kosteki y Santillán que obligó a Eduardo Duhalde a adelantar las elecciones que finalmente llevó en una acción desesperada a Néstor Kirchner al poder?
Nos dicen que Techint perdió fortunas en Venezuela y con el dólar bajo en la Argentina, la multinacional decidió esa operación para que Cristina abandonara el poder antes de tiempo y se viniera una devaluación fuertísima. Sus instrumentos conspirativos fueron Stiusso, Milani y otros personajes de alto vuelo en el submundo de los servicios de inteligencia.
CFK tendría que ir presa por otras causas (Hotesur, vaciamiento del Estado y demás negocios turbios), pero en el tema Nisman creemos que le tiraron el cadáver del fiscal para involucrarla en lo que no hay ni media prueba que la implique penalmente.
Macri y Cristina hoy parecen como Batman y “el Guasón” se detestan mutuamente, pero se necesitan también para seguir operando en la política local sin darle paso a una nueva opción.
Pero que Bogado sea buchón del Ministerio de Seguridad de la Nación, ya es demasiado. No sabemos si Macri lo sabe, ni nos interesa saberlo. Lo que sabe bien el Presidente es hacer que tenga vigencia lo que llamamos metafóricamente el identikit operacional con Cristina apareciendo como Batman y “el Guasón”. Se odian pero se necesitan.