La inflación y la informalidad ayudaron a atenuar el aumento del desempleo, ya que en ambos casos representaron una licuación de los costos laborales, de acuerdo con la evaluación del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
La entidad dirigida por Jorge Colina señaló, sin embargo, que “la inflación y la informalidad no son la solución sino parte de los problemas” y consideró que recurrir a ellas para disimular los problemas de empleo es “primitivo y costoso”, al igual que valerse del aumento de precios para licuar el gasto público.
IDESA trazó una comparación entre la actual situación laboral y lo ocurrido en 1995, como consecuencia de la crisis financiera de los mercados emergentes derivada del “efecto tequila” de México y que en la Argentina implicó una suba de la tasa de desocupación al 18%.
Al respecto, precisó que “entre abril y diciembre de 1995 la economía se contrajo un 4,4% y el empleo asalariado privado registrado cayó aproximadamente un 5,8%”, mientras que en el mismo período de 2018 “la economía se contrajo un 4,6% y el empleo salariado privado registrado cayó, recién a finales de año, un 1,6%”.
Una diferencia sustancial entre las dos etapas fue la inflación, del 0,4% en 1995 y del 47,6% en 2018, datos que, según IDESA “muestran que, a similar caída de la producción, el mercado laboral formal reacciona de manera muy disímil”.
“En 1995 los precios eran estables, mientras que en el 2018 la inflación fue muy alta. Esto hizo que en 1995 no hubiera pérdida de salario real, mientras que en el 2018 la caída del salario real estuvo por encima del 10%”.
En otras palabras, para consultora “en un contexto de estabilidad de precios y rigidez de los salarios nominales a la baja, todo el impacto de la crisis se traduce en caída del empleo; en cambio, en la actualidad, como la inflación hace caer el salario real y, con ello, los costos laborales, morigera la destrucción de empleos”.
“Un efecto análogo se produce a través del crecimiento del empleo informal”, indicó, en referencia a la caída del 40% del empleo asalariado registrado en el último trimestre de 2018, “compensado por un aumento en el empleo asalariado no registrado”.
Esa situación “sugiere que el rol que juega la informalidad como vía de adaptación del mercado laboral a la recesión es importante”, ya que “si no hubiera habido aumento del empleo asalariado ‘en negro’, la tasa de desocupación habría estado más cerca del 10% que del 9%”, aseguró.
De todos modos, IDESA puntualizó que “la inflación y la informalidad no son la solución sino parte de los problemas” y señaló al respecto que “el ajuste fiscal logrado con licuación de gasto público, en lugar de con ordenamiento del Estado, es tan primitivo y costoso como disimular el desempleo licuando costos laborales y más informalidad, en lugar de mejorar las regulaciones laborales”.
“No es casual que en los países que progresan no entre en la cabeza de los dirigentes apelar a la inflación y a la informalidad porque esto es disimular los problemas. En cambio, extreman los esfuerzos, el diálogo y el consenso para mejorar sus instituciones económicas, fiscales y laborales”, finalizó (con información de Agencia NP).