Ya es sabido, varios de los hechos que se sucedieron lo dan a entender, sobre todo la conformación del Gabinete entrante. La vicepresidenta Cristina Fernández será quien tendrá el poder, Alberto Fernández servirá para mantener cálido el Sillón de Rivadavia.
El presidente electo será funcional a las decisiones de la ex presidenta, su poder será limitado, al menos al principio del mandato, y es allí donde recae la duda: ¿Es real el juego político con el que Alberto Fernández entretiene a Mauricio Macri? ¿Hay realmente una relación hostil entre sendos mandatarios?
Durante el debate presidencial, ambos supieron encender las chispas de la polarización y le sacaron filo a las tajantes palabras dedicadas a su más fuerte adversario. Sin embargo, en lo que a gestos respecta, la distancia no parece ser tal.
Ese distanciamiento del ex jefe de Gabinete kirchnerista, tiene como condimento un guión redactado y puesto en marcha por quien ocupará la presidencia del Senado de la Nación luego del próximo 10 de diciembre.
En la misa celebrada en Luján este domingo, se loas pudo ver a ambos cómodos, uno al lado del otro, chistosos y risueños, como si fuesen dos grandes amigos de toda la vida. La grieta parecía no estar presente.
Claro está, además, que Alberto fue funcional en cierto modo al macrismo. Tras su salida del Gabinete K no paró de despotricar contra quien compartió fórmula.
¿Cómo fue que Fernández cambió su discurso sobre la otrora jefa de Estado de un día para el otro? ¿Qué le prometió Cristina a su “testaferro presidencial” para que valgan la pena los cachetazos que hoy recibe por su tan inusitada “panquequeada”? ¿Poder? ¿Dinero? ¿Negocios?
Poder, claramente no, la obviedad de los hechos demuestran que esa donación se la quedó la vicepresidenta electa para sí misma.
Dinero, también dudoso, al menos no de forma directa. Probablemente lo que le ofreció fueron negocios que, eventualmente, podrían llevar a enriquecerlo. Pero ¿Esa es la única razón por la cual hoy el ex ministro coordinador kirchnerista se aguanta que lo fajen dentro y fuera de la alianza?
¿Acaso fue esa la razón por la cual consideró “formidable” la defensa de la viuda de Néstor Kirchner al frente del Tribunal Oral Federal 2, a pesar de haberlo implicado, y no de la mejor manera posible?
En ese sentido, vale preguntarse ¿A quién le tiene más respeto, a Cristina o a Macri?
Luego de la misa celebrada el corriente domingo, Alberto le dedicó un mensaje en su cuenta oficial de twitter a Macri, y manifestó estar “contento” de haber compartido la “homilía de hoy en la Basílica de Luján” con él.
No era obligatorio que redacte ese mensaje, mucho menos lo era que exprese cierta algarabía por estar al lado del presidente saliente, el mensaje pudo haber sido mucho más diplomático y menos personalizado.
Sin embargo, trata de evitar hablar sobre Cristina, aunque es ineludible hacerlo frente a las incógnitas planteadas por la prensa, por lo que se limita a responder lo necesario para no brindar una mala imagen de ella, la reina y todopoderosa presidenta y vice.
Aún cuando no está de acuerdo, debe mostrarse alineado a las ideas de su jefa, no le queda otra, pero todo indicaría que a Macri lo respeta. A Cristina, con obsecuencia, le teme.