Según pudo saber este medio, Romero estaba solo. Sin embargo, no descartan que haya estado acompañado durante su estadía en las tierras del Chuy, una localidad uruguaya que limita con el sur de Brasil, que ofrece playas de arena blanca desiertas y amplias zonas rurales, con un centro comercial en la frontera con centros comerciales libres de impuestos de la vereda charrúa y ropa de cama, churrascarias y grandes supermercados del lado carioca.
No está claro cómo, las alternativas son varias, pero el militante del PSTU habría partido por tierra al vecino país desde que se disparó, por pedido de la fiscal Alejandra Mangano, la orden de captura en su contra que, en marzo de 2018, se elevó a la categoría de internacional.
Fuera de la lírica, al militante lo buscaba Interpol hace dos años por lesiones en agresión, intimidación pública y atentado contra la autoridad, este último agravado por haber sido cometido a mano armada y por una reunión de más de tres personas.
Los detectives que lo perseguían lograron establecer que, al inicio, pudo haber alternado su estadía entre Brasil y Uruguay, pero finalmente, se enfocaron en el segundo país donde lograron detenerlo.
No pudieron, por otra parte, determinar qué actividad realizó el exdelegado de la fábrica General Motors de Rosario para mantenerse prófugo.
No lo dicen de forma oficial, pero algunos creen que contó con respaldo económico de su partido. Hay algunos indicios en ese sentido. Sus compañeros nunca dejaron de "bancarlo", al menos, desde lo ideológico.
Romero, precandidato a diputado en las PASO de 2015, se mostraba vigente desde la clandistinidad: reapareció con un audio contra el presidente de Chile Sebastián Piñera y con una carta contra Mauricio Macri.