Esta misma semana, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral procesó al exministro de Hacienda Nicolás Dujovne por "abuso de autoridad" e "incumplimiento de los deberes de funcionario público" en el marco de la causa que investiga la renegociación de la concesión de peajes en los accesos Norte y Oeste entre 2016 y 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri.
La medida sorprendió a propios y ajenos, no solo porque el magistrado está en pleno proceso de jubilación, sino porque además pareciera haber acelerado sus propios tiempos judiciales en lo que a decisiones procesales respecta.
Este lunes, por caso, mientras indagaba al mismísimo Dujovne, Canicoba Corral avanzó en el procesamiento del exministro de Transporte Guillermo Dietrich en el contexto de la causa en la que se investiga si el macrismo benefició en las concesiones viales otorgadas a empresas relacionadas con la familia del ex presidente.
Poco antes, el 20 de julio -pleno Día del Amigo, dicho sea de paso-, el mismo juez decidió procesar al exprocurador del Tesoro Bernardo Saravia Frías y al extitular de Vialidad Nacional y ex ministro de Energía de la gestión de Cambiemos, Javier Iguacel, por presunta administración fraudulenta, en una investigación que ha puesto el foco en la renegociación de concesiones de peajes.
Para hacer más ruido al ruido existente, Canicoba Corral decidió sobreseer a Axel Kicillof, quien había sido denunciado por supuestos delitos cometidos en una asamblea del grupo Clarín.
¿Acaso alguien puede creer que todo es parte de una irremediable casualidad? Más aún: ¿Quién puede dar crédito a eventuales coincidencias en un fuero tan político-partidario como el Federal?
No obstante lo dicho, no es Canicoba el único juez que llegó para hacer el trabajo sucio: el pasado 6 de diciembre, cuando Alberto Fernández ya era presidente electo, su par Luis Rodríguez, procesó a los funcionarios de la gestión macrista Juan José Aranguren y Laura Alonso.
El ex ministro de Energía está acusado de negociaciones incompatibles con la función pública y la otrora titular de la Oficina Anticorrupción aparece complicada por "encubrimiento y abuso de poder".
Aún antes, el 18 de octubre de 2019, cuando ya Alberto había derrotado a Macri en las PASO por una diferencia descomunal, otro juez tildado de kirchnerista, Sebastián Casanello, había decidido procesar al ex titular del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), Luis María Blaquier, por "negociaciones incompatibles con la función pública".
Pero no todo son procesamientos: el 15 de febrero pasado, el fiscal federal Gerardo Policita imputó al extitular del Banco Nación, Javier Gónzález Fraga, por el millonario préstamo a la empresa Vicentin. Es un expediente judicial que, de acuerdo a los investigadores de Comodoro Py, va camino al procesamiento.
En sentido inversamente proporcional, los jueces Federales han beneficiado en los últimos meses a puntuales exfuncionarios del kirchnerismo que purgaban condenas por corrupción. Otra vez la pregunta: ¿No es evidente el juego político perverso al cual se han lanzado los magistrados en este inquietante tablero de ajedrez judicial?
Canicoba Corral es solo la punta del iceberg de lo que vendrá. La reforma judicial es lo que subyace en el fondo. No será solo una avanzada sobre el fuero Federal, sino también -sobre todo- sobre la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El apuro K por ampliar ese cuerpo contrasta de manera brutal con aquellos conceptos que Cristina Kirchner supo esbozar en noviembre de 2006, cuando defendió exactamente lo contrario: en esos días, la hoy vicepresidenta pedía la reducción de jueces e incluso criticaba la división en salas del supremo tribunal de Justicia, paradójicamente una de las propuestas que impulsa el kirchnerismo en estas horas.
"La percepción de la sociedad en cuanto a que la Justicia no funciona no tiene que ver con que haya nueve, siete, cinco, cuatro, tres o dos miembros en la Corte", puntualizaba entonces Cristina.
Catorce años después, con una precisión de un cirujano, la expresidenta logró borrar con el codo lo que había escrito con la mano.
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