La confianza sobre la dirigencia política va menguando, cada vez son menos las personas que ven una esperanza por parte de los “representantes” del pueblo para poder salir de un atolladero en el que hace casi un siglo está sumergido el país.
Ello se viene dando de forma intermitente desde el 1930, comienzo de la década infame y el principio de los mayúsculos problemas de la interminable “defraudación al ciudadano”.
Dicho sea de paso, fue muy claro y elocuente el actor Oscar Martínez al aseverar que había abandonado “toda esperanza en la Argentina”.
Resulta no ser una frase más ni una declaración aislada. Ese resulta ser el pensamiento de millones de Argentinos que, por una u otra razón terminaron por descreer de absolutamente todo el ámbito político. Incluso en aquellos que –aunque siendo una minúscula y reducida minoría- se mueven de forma honesta entre los corrillos de alguno de los distintos poderes del Estado.
¿Pero la culpa es del ciudadano? Claramente no. El problema es la falta de transparencia. El no saber a quién se está votando cuando se vota.
Quien tenga alguna duda simplemente debe observar el apoyo de la diputada Graciela Camaño, en su función dentro del Consejo de la Magistratura, al dictamen que habilita a que se eleve al Ejecutivo los pliegos cuestionados para que este los mande al Senado.
Puede darse un debate amplio al respecto, con cientos de tecnicismos pero, la realidad es que lo que se aprobó no resiste el más mínimo anális. Entre los 10 jueces que se revisarán para ser trasladados, tres investigan a la Vicepresidenta Cristina Fernández.
De más está decir que Cristina maneja el Ejecutivo a través del presidente Alberto Fernández (no por nada el jueves pasado en una entrevista a “La Rosca” que se transmite por TN la ministra de Justicia Marcela Losardo llamó “presidenta” a CFK) y se siente la reina del Senado.
En otras palabras: No hay manera de que estos 10 magistrados, o por lo menos los tres que complican a la ex presidenta (Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y German Castelli), continúen en su cargo. Serán removidos casi sin lugar a dudas teniendo en cuenta que en la Cámara Alta la mayoría la tiene el oficialismo.
De más está aclarar que la presidenta de la Cámara de Senadores no dudará en apagar micrófonos de ser necesario o en dar por aprobada una sesión sin que lo esté. Tal fue el caso de la creación de la Comisión para la revisación crediticia de la agroexportadora Vicentin S.A.I.C.
Al margen de todo ello, es dable recordar que Camaño siempre fue una de las más acérrimas opositoras al Clan Kirchner. Dicho sea de paso, ¿Cómo olvidar cuando mencionó que “Cristina ya embocó a los 40 millones de Argentinos”, allá por julio de 2017?
Acto seguido, la madrina política del fundador del Frente Renovador mencionó algo que, si no fuera trágico, podría tratarse de un chiste: “Sergio Massa no va a permitir que vuelva a pasar”. Esas palabras, en la actualidad, dejan a la vista el porqué de la desconfianza social al frente de la dirigencia política.
Cristina Kirchner llegó a decir que a Massa había “que embocarlo”, sin embargo ahí está, presidiendo la Cámara baja y compartiendo el mismo partido.
Quizá, la más convincente muestra de esto la da Alberto Fernández, el teórico presidente de la Nación, un tipo que es capaz, al igual que el ex juez Norberto Oyarbide, de decir que no es “traidor” ni “mentiroso” sin que se le mueva un solo pelo de su tupida cabellera.
No sólo fue el más ferviente de los críticos de Cristina siendo luego electo por ella para ocupar la presidencia con el cargo de “evaporar” sus causas judiciales. Además supo engañarse a sí mismo planteando cuestiones que en el pasado no se le hubiesen pasado por la Cabeza.
"La Corte es una institución del país, nació con cinco miembros. Cristina tuvo el mérito de volver a cinco miembros para que no se juegue con el número de jueces para tener jueces adictos. Y la verdad es que la Corte tiene cinco miembros y debe tener cinco miembros, el resto es fantasía" dijo allá por el 2016.
Ahora, haciendo alusión a la “fantasía” de la que hablaba entonces, el jefe de Estado dice que con 5 jueces “la Corte está funcionando mal”. ¿Quién te entiende Alberto?
Pero es tal cual lo mencionó hace cuatro años, Cristina no busca otra cosa más que tener “jueces adictos” provenientes de “Justicia Legítima” y ya puso en marcha todo el mecanismo. ¿Y Alberto? Bien, ahí anda, con las cuerdas colgando.
No obstante, hechos concretos para demostrar que nunca se sabe a quién se está votando al momento de llenar la urna con el sufragio sobran.
Uno de los casos que más revuelo generó fue cuando los diputados que pertenecían a Juntos por el Cambio -Pablo Ansaloni (Buenos Aires), Beatriz Ávila (Tucumán) y Antonio Carambia (Santa Cruz)- se terminaron pasando al bloque Unidad Federal para el Desarrollo que lidera el mendocino José Ramón.
Es necesario insistir ¿Cómo confiar en la dirigencia política si esta no muestra actos que contribuyan a la creencia de la sociedad? ¿Cómo no cuestionar actitudes y descreer de las mismas si los visos de veracidad no se condicen con el actuar de los representantes?
No hay remate, la política está inmersa en la más profunda de las miserias y, salvo honrosas excepciones, cada quien cuida su trabajo y el sueldo que sale del erario público, mantenido por los contribuyentes, obvio.
Las dificultades por las que está pasando la sociedad son innumerables, sin embargo poco importan porque lo que está en juego ahora es la libertad de la señora presi… perdón, vicepresidenta y sus adeptos, los negociados en el trasfondo político y no mucho más.
Ni siquiera parece ser una prioridad el tratar de no entrar en default, mejor mantener al ministro de Economía Martín Guzmán entretenido con el solitario.
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