La vicepresidente de la Nación se ha mandado hacer una reforma judicial a su medida. Sobre una intención fallida de Néstor Kirchner, que quería llevar los juzgados penales federales de CABA a 46, cuestión de diluir el poder de Comodoro Py, la desempolvó y le sumó a su abogado Carlos Beraldi.
Se supone que en este mundo todo tiene un precio, la presidencia de Alberto Fernández, basada en los votos de CFK, tenía como precio que ésta zafara de todos sus problemas penales. Que son serios y muchos. La reforma judicial era imprescindible para la libertad de ella y su familia.
La reforma es necesaria, pero… 1º, no es el momento en plena pandemia. La gente, la que votó a Fernández por dos y la que no los votó, tiene otras prioridades: no contagiarse el covid-19, sobrevivir a la terrible crisis económica y a la creciente y por lo visto imparable inseguridad.
La reforma judicial se debe hacer en un país en paz y de ser posible en salud y sin default. Ahora no. Pero Cristina necesita salir del tembladeral de sus causas penales, ya. Y en medio del desastre que es la Argentina de hoy, puede que la gente que tiene otros problemas, no registre el cambio.
Aumentar fiscalías y juzgados, parece simple, pero una fiscalía cuesta $4 millones por mes y un juzgado $9 millones ídem. Hay que multiplicar y sacar cuentas. Por supuesto que esa reforma va al congreso, por supuesto que el senado la votará “sin cambiar una coma”, a la orden de CFK.
Por supuesto que todo dependerá de diputados. Si los votos de Lavagna y algunos provinciales no aceptan la reforma o le cambian algunos artículos o muchos o todo, de ellos dependerá. Con mayoría simple la reforma se acepta. El problema más serio está en la posible reforma de la Corte.
Para que el precio de la presidencia no sea tan burdo y visible, Alberto F nombró un consejo (o comisión, le hubiera hecho gracia a Perón) de expertos para estudiar 4 temas: Nº de jueces de la Corte, el Consejo de la Magistratura, juicios por jurado y el Ministerio Público.
Lo que le importa a CFK es el Nº de jueces en la Corte; quiere aumentarlo. ¡Qué razón tenía la Negra Sosa cuando cantaba “todo cambia, todo cambia”! Cuando Néstor K redujo la Corte de 9 jueces a 5 (Menem la había ampliado de 5 a 9) en el 2006, la senadora CFK fue la autora del proyecto. Solo hay que buscar el discurso en YouTube. Ahora necesita más jueces.
El consejo de expertos, todos ellos con prestigio, está compuesto por 11 abogados, 8 de ellos PJ. Beraldi, Carlos Arslanian y Enrique Bacigalupo (lleva 40 años viviendo en España, fue Procurador del Tesoro de Cámpora y se exilió), los 3 son penalistas. Es obvio que el derecho penal obsesiona a CFK. El Nº de mujeres está respetado, el federalismo también.
Esta pobre y maltratada Argentina que en 16 años con 2 presidentes PJ, hizo pasar al supremo Tribunal de Justicia de la Nación de 5 miembros a 9, 1990. Fue la “mayoría automática”. Y de 9 a 5 otra vez. Y la autora del proyecto de volver los jueces de la Corte a 5, ahora necesita que sean más.
Eso de tratar a la Corte como si fuera de goma, la estiran y la achican y la quieren volver a estirar. No es serio. Nadie va a tomar en serio un país que no paga sus deudas y cambia sus reglas de juego rompiendo contratos. Que cambia su sistema de justicia y lo hace a través del mismo partido político, y peor aún, con los mismos protagonistas. Perdón, protagonistA.