El gobierno finalmente cedió un poco más, y acordó. Fue la quinta resignación del “acá me planto y no me muevo” del inexperto Martín Guzmán. Ante el frente unificado que formaron los principales acreedores, quienes desde marzo hasta acá se mostraron inmunes tanto a las amenazas poco creíbles de nuestro negociador, como a los argumentos enternecedores sobre la “sustentabilidad” que según éste debía ser el principio rector de la negociación.
Las amenazas no funcionaron porque Guzmán y Alberto Fernández no fueron creíbles cuando pretendieron hacer pesar su supuesta disposición a profundizar el default y “vivir con lo nuestro”, lo que todo el mundo sabía hubiera significado un tiro de gracia para la ya moribunda economía argentina. Ni tampoco cuando apelaron a la posibilidad de acordar con el Fondo sin un previo entendimiento con los mercados voluntarios de deuda. Nada de eso resultó convincente.
Y el argumento de la sustentabilidad tampoco funcionó. Porque los bonistas saben, igual que todo el mundo salvo Alberto y su gente, que si un gobierno no tiene un plan razonable para hacer crecer la economía de su país, y al contrario, la conduce a la quiebra no una vez sino varias seguidas, hasta una deuda insignificante, de un mísero dólar, será impagable e “insustentable”. Y si uno no busca crear confianza para volver a tomar deuda a tasas cercanas a las de crecimiento de la economía, con la que pagar la deuda vieja, se auto inflige la condición de insolvente, y no puede achacarle sus problemas a los demás. Ni a la supuesta perversión del sistema financiero.
De allí que Infinidad de voces le recomendaran a nuestras autoridades la necesidad de tener primero un plan económico, aunque sea un rumbo más o menos viable para volver a crecer, antes de sentarse a discutir sobre “sustentabilidades”.
No lo hicieron y el acuerdo se demoró, y terminó siendo más caro que el que se hubiera podido alcanzar con un plan en la mano. Así pagamos, y seguiremos pagando por muchos años, por la desconfianza que generamos. En particular, por la que generan nuestras autoridades.
Puede que, de todos modos, el entendimiento sea mejor que el de 2005. Al menos es lo que opinan algunos analistas, pero no porque el actual gobierno se haya conducido mejor que el de entonces, sino porque las cláusulas de acción colectiva de los bonos que se reestructurarán, que entonces no existían, dificultarán la aparición de nuevos holdouts contra los que perder juicios carísimos, como los que venimos pagando desde 2016. Ojalá más torpezas oficiales no anulen esa ventaja, fruto de los aprendizajes hechos en los últimos años por el sistema financiero internacional, no de nuestra discutible capacidad de aprender.
Y ojalá sea cierto también que, como dice el presidente, “ahora sí tenemos el horizonte despejado”, y pagando poco y nada de servicios de la deuda por varios años, lo que aún nos falta para que nos vaya bien es mucho menos difícil de lograr.
Cabe albergar de todos modos algunas dudas. Porque el acuerdo desmiente, no confirma, las previsiones oficiales sobre la relación entre deuda y trabas al crecimiento. La economía argentina no creció nada entre 2011 y 2015, cuando no se pagó casi nada de deuda. ¿Vamos a repetir ese ciclo, ese es el “horizonte” que se le despejó a Alberto?
Las inversiones no vienen, se van, porque la carga impositiva es muy alta para producir, mucho más alta que en los países vecinos, y porque no hay confianza en que se respeten reglas de juego estables, para empezar, que se combata en serio la inflación, ni en que se cumplan los compromisos que se asumen, ni en que se vayan a evitar los errores del pasado. ¿Qué “horizonte” ofrece el actual gobierno en cada uno de esos registros de la desconfianza?: ¿ofrecerá reducciones de impuestos, aunque sea los programará para el futuro, como intentó hacer Macri a fines de 2017?, ¿consensuará las “60 medidas para el crecimiento” que está barajando con los actores sectoriales y la oposición o el Consejo Económico y Social era solo para la campaña?, ¿hará alguna autocrítica sobre la economía kirchnerista, como para que sea razonable creer que no volverá a incurrir en la misma hiperpolitización y las discrecionalidades que signaron esos 12 años?
El horizonte de Alberto, como se ve, está lleno de interrogantes, y no ofrece por ahora ninguna respuesta. Según cómo resuelva esas dudas se sabrá si lo que está por firmarse con los acreedores va a ser “sustentable”, o no.
CRISTIAN........ podemos saber cual es el importe del TOTAL de la deuda externa??????? no escucho a ningun economista decir se debe este importe
Christian......no podemos los argentinos saber cual es el importe real de la deuda externa ??????????
¡"CON CRISTINA NO ALCANZA Y SIN CRISTINA TAMPOCO"!. Esa fué la FRASE INSIGNIA de la CAMPAÑA DE LOS FERNANDEZ y de socios como Massa. Sea como sea, se debe tomar nota de que CRISTINA es la imprescindible para estos "mercernarios" electorales. Cristina NO ES GENEROSA, (salvo con la plata ajena), sino que NO DA PUNTADA SIN HILO, por lo que...ILUSOS son los que creen que Alberto es el "diseñador" del "futuro" de los Argentinos. Por los proyectos que vienen del Instituto Patria, está mas que claro, que Alberto es solo el encargado de la "MESA DE ENTRADAS" y el que debe firmar para PROMULGAR las Leyes que CRISTINA ordene aprobar. ¿Acaso, en serio alguien espera "un motín" de Alberto Fernández, cuando este le tiene pánico a Cristina? Nadie, siendo adulto y con experiencia, puede TRAGARSE SEMEJANTE INDIGNIDAD de RECTIFICARSE EN LOS ACTOS POR LOS DICHOS EFECTUADOS POR CASI 8 AÑOS. Son frecuentes los archivos que muestran a un Alberto FUNDAMENTANDO sus criticas IMPIADOSAS contra Cristina Fernández, incluso ante sus alumnos en la Facultad. ¡Esa es la venganza de Cristina, ella NO HA CAMBIADO UN APICE, mientras que Alberto sí y Cristina se dá el lujo de romper la "imagen de fortaleza del hiperpresidencialismo Argentino" demostrando que ELLA es la que TIENE EL PODER. En serio, ¿ALGUIEN TIENE DUDAS DE QUE QUIEN CORTA EL BACALAO ES CRISTINA Y NO ALBERTO? Esto lo perciben en el EXTERIOR y ya se encargó de cronicarlo el DIARIO EL PAIS DE ESPAÑA, incluso haciendose eco de los dichos de Juan Grabois, respecto a que "Alberto no corta el bacalao". Está claro que CRISTINA es quien lo hace. Poco importa lo diga o piense Alberto Fernández a esta altura
Desde el 10 de Diciembre FERNANDEZ ALBERTO y CRISTINA lo único que hicieron es repartir subsidios, sin ningún tipo de control , distribuyeron arroz y fideos sin control lo que generó el Fideogate, la señora utilizó el Congreso para perseguir opositores y esconder corruptos devenidos en Legisladores Nacionales. Aplicaron mala praxis en una Cuarentena y de cuidarnos se les ocurrió la brillante idea de imputarnos y apresarnos según consta en el último decreto dictado por Presidencia. Todo matizado con la novela de la Deuda. con bancos cerrados para proteger a sus empleados, aumento de subsidios sin controles que cobraron hasta paraguayos, funcionarios y concejales en algunas provincias. Resumiendo NO ARRANCARON,, CONCRETAMENTE NO HICIERON NADA, PERDIMOS YA 8 MESES y LA NADA MISMA. Solamente los militontos y Periodistas militontos pueden creer que esto puede cambiar con este Presidente inexperto.
“Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente. Se nos alentó a consumir sin producir. Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación. Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental. En realidad nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas. Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia. Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición. El origen de la riqueza son el trabajo y el capital… ¿Qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria? La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas SIGUE