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El por qué del fracaso monetario argentino

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Por qué repudiamos el peso
Por qué repudiamos el peso

El hecho que la Argentina tenga un tumultuoso prontuario en materia monetaria no resulta ser novedad alguna para aquellos que luzcan cabellos de plata. No obstante, es menester remarcar a quienes no sean ávidos conocedores de la historia económica argentina, que nuestro país ha sufrido nada menos que seis cambios de signo monetario, a saber; Peso Moneda Nacional, Peso Ley 18.188, Peso Argentino, Austral, Peso Convertible y el actual Peso.

 

Muy probablemente el lector se encuentre aturdido y se pregunte ¿Que fue lo que causó tanta inestabilidad? ¿Por que fue necesario cambiar tantas veces de moneda? Si bien la respuesta es compleja y posee gran cantidad de aristas, esta podría resumirse en: pavor al peso producto de la irresponsabilidad fiscal.

Se tiene una política fiscal irresponsable cuando por un largo periodo de tiempo un Estado gasta más dinero de lo que recauda. Por otro lado, ese exceso de gasto produce un agujero fiscal que debe ser subsanado de alguna manera. Existen dos formas para remediar este problema; se puede recurrir a endeudamiento (interno o externo) o se puede imprimir dinero.

Cuando la emisión monetaria es la opción elegida, ocurre que las personas se encuentran con mayor cantidad de billetes a su disposición para comprar la misma cantidad de bienes y servicios que se producen en un país. Luego, el exceso de dinero ocasiona una suba generalizada de precios en toda la economía, mejor conocida como inflación.

Como sabemos, Argentina no es precisamente el alumno más brillante en términos de manejo de la inflación. Es que, desde la creación del Banco Central en 1935, nuestro país ha sufrido una inestabilidad monetaria superlativa que podría resumirse en numerosos años de inflación crónica superiores al 30%, 15 años con inflación de tres dígitos y 2 años de coletazos hiperinflacionarios.

Luego y debido a que la inflación erosiona el valor real del dinero, podemos concluir que en pos de financiar una política fiscal irresponsable se destruyeron los ahorros de la sociedad toda.

De esta manera, los años de persistente inflación moldearon el comportamiento de los argentinos. Como consecuencia, se produce un rechazo a la moneda que esta en control del gobierno.

Ya que, si nos detenemos a pensar por un momento ¿Que persona con sentido común tendría un activo que pierde gran parte de su valor en escaso tiempo? ¿O acaso parece lógico comprar una propiedad con problemas estructurales que se sabe colapsará pronto? El sentido común indica solo una dirección: huir. Y es esto ultimo lo que han hecho los argentinos.

Esta huida se materializa en nada mas y nada menos que en un inconmensurable pavor hacia el peso y un desmedido fervor hacia el dólar. Por lo tanto, es en estos momentos, cuando resulta legitimo preguntarse ¿Cuales fueron las respuestas de los hacedores de política económica ante este fenómeno de huida? Por desgracia, para responder a esta pregunta deberemos pasar – una vez más - otro trago amargo. Es que, la solución encontrada por la lucida dirigencia argentina para evitar este éxodo contra la propia moneda, fue poner en vigor acérrimos controles cambiarios - como el que rige actualmente - cuyo único resultado fue la escasez de divisas y la generación de un mercado paralelo. Se decidió entonces atacar la consecuencia de los problemas pero no la causa generadora de los mismos. Manifestando por consiguiente un verdadero fracaso en el manejo de la política monetaria.

Para no repetir las recetas del pasado que nos condujeron a la encrucijada en la que nos encontramos hoy, resulta de vital importancia entender una cadena lógica increíblemente simple:

para evitar la huida, se debe evitar la inflación, para esto, no debe haber emisión monetaria y para que esto ultimo tenga lugar la política fiscal debe ser responsable.

Es menester dejar en claro que la persistente inflación crónica y la aborreción de los argentinos para con su propia moneda, no es obra de empresarios avariciosos, pequeños ahorristas o “abuelitos amarretes” sino de un supino y mayúsculo fracaso en materia de política económica. Este es, en ultima instancia, producto de una dirigencia política inepta, o incluso peor, necia, la cual espera resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.


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11 comentarios Dejá tu comentario

  1. Suman otros 720.000 AUH, cada vez más planes sociales, cada vez más pobres, cada vez más destruida la Argentina. Las encuestas del gobierno se desploman, y día a día avanzan las ideas de la libertad. A un maestro Kicillof le paga $36.400, pero si usurpas un pedazo de tierra que no es tuya te regala $50.000. Argentina chocó el iceberg y los peronistas te incendian la cubierta. Los que insultaban a Macri por endeudarnos al 7.5% anual, ahora se endeudan al 15% para bajar un poco el dólar financiero. La pobreza es directamente proporcional a la cantidad de hijos que tenga una familia de escasos recursos, a más hijos más pobreza. El populismo para comprar votos con el hambre, necesita más pobres y por eso fomentan la miseria. En Venezuela fue igual con el chavismo. Esto termina muy mal. ¡Viva Juan B. Alberdi, viva la libertad, el futuro es liberal!

  2. "De los males que sufrimos hablan mucho..." escribió Jose Hernandez en el Martín Fierro y termina "Y hacen como los teros para esconder sus niditos, en un lao pegan los gritos y otro ponen los güevos". La verdad es que tenemos inflación porque los dirigentes ganan con ella y a ellos no les afecta porque se manejan en moneda fuerte (hoy dólar, euro, yuan). Ya el triunfo de la provincia de Buenos Aires sobre la Confederación Argentina en el siglo XIX fue financiado con emisión e inflación. Se emite, se paga a valor nominal y se rescatan pesos devaluados. Negocio redondo. El gran fracaso de Mariano Fragueiro en la Confederación fue no poder imponer el billete en papel como en Buenos Aires, en las provincias se usaba la moneda metálica. Para emitir había que tener el oro o la plata. El curro tiene 150 años, toda la verborragia es para evitar que los comunes nos demos cuenta.

  3. Para convertir una cifra en pesos moneda nacional, al peso actual, hay que correr 13 ceros.- No sé si tanta irresponsabilidad fiscal, la complicación comienza en 1970, en 1975 se produce el rodrigazo, una gran devaluación seguida de una gran inflación, luego vino Marinez de Hoz, con su tablita, pero que contrajo una deuda externa que para 1981 ya resulta impagable, en 1982, Cavallo que todavía tiene el caradurismo de opinar, pasó al Estado la deuda externa de empresas privadas, entre las que estaba las de Macri, y que Melconian impidió desde el BCRA su investigación, cuando en 1983 Alfonsín asume no puede , no lo dejan investigar la deuda, incluso vino de EEUU un negociador secreto que hace renunciar a Grispun , y todos los argentinos tuvimos que pagar aquella deuda contraida , igual que ahora en el gobierno de Macri, para facilitar la fuga de capitales. Yo creo que hay que hacer responsable al poder económico que siempre ganó con la especulación y con el endeudamiento externo, total el pueblo paga, basta con lavarle el cerebro desde los medios de comunicación que son parte de esa poder económico.-

  4. Dicen que van a elevar el límite de hijos que cobran AUH de seis a siete y que eso implica un millón más de beneficiarios. La cuenta es muy fácil, son un millón de madres que tienen siete o más hijos en edad de cobrar la AUH.. La cuenta ya da ocho millones de pobres de los cuales siete millones son nacidos desde 2003 con subsidio del Estado. Si le agregamos las que tienen seis o menos y los hijos de las que tienen más de siete, y a eso le sumamos los inmigrantes que sólo el año pasado fueron doscientos mil y que todos llegan a estas tierras como acreedores de los mil derechos kirchneristas y que minga de estudiar; y que la única salida laboral es el sueldo público sin hacer nada; todo eso explica el déficit fiscal, la pobreza, el eterno déficit habitacional y de servicios públicos, y el triunfo del peronismo cabeza de termo para siempre.

  5. En lo relativo a la nota. El fracaso argentino es generalizado y no solamente monetario. No puede ser de otro modo, todo lo que acá consideran que está bien hecho es la causa del fracaso.

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