Las empresas de servicios públicos de Córdoba salen del letargo de la cuarentena y piden aumentar tarifas. Aguas Cordobesas acumula pedidos por más de 32%. Epec, sólo para repartir la electricidad, tiene pendientes tres subas que frenó la pandemia.
Y las empresas de transporte urbano e interurbano dicen que, si se aplicara la letra fría de los contratos, los boletos deberían trepar más de 50%. Algo parecido sucede en casi todo el interior, donde estos servicios no dependen de la Nación, sino de las provincias o los municipios.
Y acá volvemos otra vez a la historia de siempre. Porque mientras los intranjeros -los argentinos del interior que somos tratados como extranjeros- nos preparamos para afrontar todo esto, en el Gran Buenos Aires (GBA) siguen lloviendo nuevos subsidios para esos mismos servicios. La discriminación, lejos de achicarse, se agranda.
A mí me llaman la atención los diputados kirchneristas del interior que la semana pasada levantaron la mano y aprobaron el presupuesto nacional. En particular los de Córdoba, que son Pablo Carro, Gabriela Estévez y Eduardo Fernández.
El presupuesto que votaron le baja en dos tercios el impuesto al cheque a Aysa, la empresa estatal que reparte el agua en el Gran Buenos Aires. Son tan abusivos los subsidios que ya recibe Aysa que ahora para que se note tanto le reducen impuestos. ¿Por qué no se hace lo mismo con Aguas Cordobesas? Así la tarifa del agua en Córdoba podría subir menos.
También votaron un regalo de la Nación a la Provincia de Buenos Aires para que Axel Kicillof pague una deuda con Edenor y Edesur (las Epec del conurbano) por consumo de luz en las villas miseria. Nada menos que 4.100 millones de pesos. Ese dinero le vendría al pelo a la provincia para dárselo a Epec y así la tarifa de Epec también podría subir menos.
Finalmente, los diputados K del interior también votaron 2.000 millones de pesos para que la Nación construya en el conurbano 4 mil paradas seguras de colectivo, con cámaras de seguridad, asientos y demás. La cordillera de subsidios a los colectivos y trenes del conurbano ya es proverbial, igual que la brutal discriminación a todo el interior sin transporte. Ahora también les pagaremos las paradas. Al transporte urbano de las ciudades cordobesas 2.000 millones no le salvarían la vida, pero se la harían muchísimo más fácil.
Tendrían que pensarlo un poco, digo, los siempre muy progresistas diputados K del interior antes de levantar la mano con tanta presunta ingenuidad.