¿Y si hay segunda ola de coronavirus? ¿Si hay un rebrote de magnitud?¿Qué pasa si eso sucede y el gobierno aún no tiene a mano las vacunas para acelerar una inmunización masiva?
Esto es lo que se teme. Por eso se está por limitar aún más el ingreso de extranjeros y se vuelve a exigir confinamiento a los argentinos que lleguen desde afuera. Por eso se frenaron las reaperturas de distintas actividades. Por eso hay tanto temor con el efecto de las fiestas y las vacaciones.
Es que, si por todas estas razones hubiera que volver a algún grado de cuarentena, sería muy difícil cumplirla, sino imposible. No existen más las condiciones políticas, económicas y sociales que había en marzo, cuando la cuarentena largó con aplausos.
Primero, la coalición de gobierno ahora está dañada. Todos los días el presidente recibe algún sopapo kirchnerista. Cristina un día le tira todas las responsabilidades, otro le reclama con cierta desesperación por sus causas judiciales, otro le traba el ajuste fiscal y le complica el acuerdo con el FMI y otro le quiere voltear medio gabinete. El entuerto de hoy, con el canciller Felipe Solá respondiendo con ironía a la crítica de CFK, un diputado K que le exige a Solá su renuncia y luego ese mismo diputado que exhibe insultos que Solá le había mandado en privado es un episodio menor. Pero pinta con exactitud lo que sucede. Se acabó el amor que había en marzo.
Segundo, la Argentina está más quebrada que nunca. El Estado va a terminar el año con el mayor déficit fiscal de su historia. Hay un par de años en la historia que fueron algo peores, pero por la acumulación de años previos. Acá el año pasado había casi equilibrio. Casi todo el rojo es 2020. El Estado ya emitió todo lo que podía. Emitir más para una cuarentena II sería invitar a la hiperinflación.
Y también está grogui la economía privada. Hay una cantidad desconocida de empresas cerradas o tecleando. Desaparecieron sus consumidores o el poder de compra de sus consumidores. Muchas pudieron mantener empleados por el subsidio estatal, que será difícil repetir. Se estima que el PBI terminará el año con una caída histórica de 12,3%. Imposible repetir eso el año entrante.
Finalmente, la sociedad difícilmente bancaría un nuevo confinamiento. La experiencia indica que la cuarentena más larga y estricta del mundo que se llevó puestos cientos de miles de empleos y liquidó un año escolar al final no sirvió sanitariamente: Argentina termina el año con uno de los mayores niveles de muertos por habitante.
La misma cuarentena que enamoró a Fernández y lo hizo subir en las encuestas hoy lo metería en un subsuelo oscuro y frío, en el que Fernández ni loco se va a querer meter.