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Ginés y las vacunas

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Un escándalo que no cesa
Un escándalo que no cesa

El doctor Ginés González García fue ministro de Salud de Eduardo Duhalde, de Néstor Kirchner y de Alberto Fernández. Hasta el episodio de las «vacunas vip» era considerado uno de los mejores ministros del área en la historia reciente de la democracia. Entre otras políticas fue el responsable de instrumentar el Plan Remediar; la distribución de anticonceptivos (por lo que recibió amenazas explícitas); instrumentó los protocolos de interrupción del embarazo y desde el primer momento apoyo explícitamente la sanción de la ley de la IVE y pudo reforzar el sistema sanitario consiguiendo que no falten respiradores ni cama en la pandemia. Sin embargo, deja la gestión en medio del escándalo por ofrecer vacunas a discreción desde su despacho. 

 

Sus logros anteriores no alcanzan a morigerar las consecuencias de su irresponsabilidad y falta de ética. En realidad, esas políticas virtuosas quedan opacadas por el triste final de su carrera política. En un país con más de 50 mil fallecidos y millones de personas abrumadas por los efectos del Covid, habilitar una lista de vacunación para amigos –entre los que se destacan empresarios poderosos– no sólo es inadmisible, también es inmoral.

El daño ocasionado es enorme y afecta la confianza en el plan de vacunación, paradójicamente el mayor acierto que tuvo el gobierno nacional en la gestión de la pandemia: haber optado por la vacuna Sputnik V cuando llovían las críticas, de buena y de mala leche.

El Presidente Alberto Fernández no tenía opción, por la mañana en el lanzamiento del Consejo Económico y Social había apelado, una vez más, a recuperar la moralidad en la política. Cuando se enteró del hecho por las declaraciones del periodista Horacio Verbitsky, literalmente decidió despedir a su viejo amigo.

¿Por qué un hombre con la experiencia de Ginés González García hizo lo que hizo? Para esa pregunta hay una respuesta inmediata: porque creyó que podía. De hecho en su carta de renuncia asegura que no procedió mal y que las personas que se vacunaron en una oficina privada del que fue su Ministerio cumplían con el requisito de la edad. Claro, como decenas de miles de argentinos que no tienen su teléfono particular ni lo conocen. Incluso muchos trabajadores de la salud. Y aquí se suma un tema clave: una parte importante de la dirigencia política argentina cree que el Estado le pertenece y que puede disponer de sus bienes como quieran. Más que llegar al poder, lo toman por asalto. Esta visión es transversal en términos políticos. Vale para usar gastos reservados en cuestiones particulares, reclamar autos con chofer aunque no sea necesario, contratar familiares o llenar tribunales con amigos. ¿Por qué no? En algunas áreas el Estado aparece secuestrado.

La nueva ministra Carla Vizzotti tiene un desafío enorme, debe enfrentar la pandemia en este clima enrarecido. No sólo tiene que ser eficaz, también dotar de transparencia a una estructura demasiado acostumbrada a los favores y la opacidad. La utilización de vacunas sin respetar los protocolos ya había dado algunas señales vergonzantes en distintos municipios.

Los responsables de esas maniobras deben dejar sus cargos de inmediato y ser investigados por la eventual comisión de delitos. Son para la democracia como el Covid 19, un enemigo invisible que actúa desde adentro y carcome la credibilidad social. Sin ese insumo, gobernar es casi imposible.

 
 

8 comentarios Dejá tu comentario

  1. Le pidieron la renuncia y ya está. Como siempre:¿Cuándo van a ir presos estos HDP?¿ Donde está la justicia?, ¿Donde están los fiscales, los jueces, si, esos inútiles que defendemos, cuando los aprietan desde el gobierno buscando impunidad para la multiprocesada y sus secuaces? Renuncian y se van a disfrutar de una buena jubilación o aparecen en algún otro puestito, escondido, no tan expuesto, o le inventan alguna sub-sub-sub-subsecretaria de algo que no existe, oficina a la que nunca tendrán que ir mas que a cobrar el sueldo, total los argentinos se olvidan pronto, es más, al poco tiempo los idiotas hasta los votan si aparecen en alguna lista. ¡Ya cansan! Cuando algún policía se manda alguna cagada, los trasladan lejos, donde no lo conozcan, y aquí no paso nada, lo mismo pasa en la docencia, en la salud, en la justicia, en las gobernaciones, los municipios, todo lo que está manejado “políticamente”, todo se tapa mientras se puede, la cagada tiene que ser muy grosa y muy evidente, para que la justicia haga algo. Parece ser que la corrupción en nuestro país, no es considerada un delito, sino más bien un escándalo. Lo demuestra cómo se reacciona ante estos hechos, nunca hay castigos. Todo lo que es del estado, está podrido, y no es de ahora, hace tanto tiempo que esto pasa que nos parece normal, nos hemos acostumbrado. El estado se ha convertido desde hace tiempo en el aguantadero donde van a parar lo peor de la ciudadanía, inútiles parásitos sin moral, sin escrúpulos.

  2. Suponer que el estercolero gobernante será condenado por los jueces cobardes en ejercicio es, como decía Quevedo, creer en lo excusado. Sostengo que un chorro de fondos públicos, juzgado como corresponde en tiempo razonable y encarcelado (aun con las benignas penas de nuestro país en joda), previene a todos los potenciales delincuentes del ramo. Ya sabemos que nada de ello ocurre ni ocurrirá. Para la gran mayoría de los ciudadanos no constituye un problema superior. Hay que verlo a la luz de la gigantesca podredumbre económico-social y productiva que los chorros KK (también los macristas, en su tiempo y escala) perfeccionan sin solución de continuidad. Hay que ser realista: Tenemos inmundicia delictiva para muchos, muchos años por delante. La pobreza y degradación social serán eternas. Para quienes no forman parte del poder en ninguna de sus formas, ni directa ni indirecta, sólo queda adaptarse como se pueda. Y a los que todavía creen en algo, a prender velas a Dios.....sin olvidar algunas al Diablo, pidiendo que manden pronto el EJERCITO DE CACOFAGOS que preconizaba Sàbato.

  3. Los peronchos son malos y entre amorales y inmorales ( Menem era las dos cosas a la vez), eso lo sabemos. Pero, Macri y sus mscristas son pésimos, mucho peores. O hay algo peor qué la Bulrich? Por eso, la peor que pésima característica de los políticos argentinos y la mayoría de sus funcionarios ( ejemplo, ése Salvarezza, o algo así, denunciado en este diario por Christian Sanz) y no por otra cosa, estamos y moriremos jodidos. No creo qué en ningún otro país del mundo haya investigadores científicos, bien pagos, capaces de cometer semejantes delitos.

  4. Una beneficiaria de los "vacunatorios VIP" fue la empresaria de derechos humanos conocida como Estela Carlotto. Lo admitió, igual que el prócer Verbitsky, sin más ni más. Pensar que ésta porquería (ojo, nada de hacer cuestión de género, la boñiga es la boñiga) disfruta de prebendas del poder desde que el régimen KK resolvió hacer "inversiones de riesgo polìtico" en los derechos humanos. Pero a no ilusionarse: Seguirá haciendo sus negocios crematísticos asociada al mismo estiércol. Eso sí, con su tradicional y patético discurso, algo más culto que el de su colega Bonafini, defecadora y orinadora confesa en la Catedral de Buenos Aires. Qué grandioso tener a éstas devotas pontificadoras de la kakistocracia zafando de todo....

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