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El día que Miguel Ángel Toma expuso a Verbitsky como “colaborador” de la dictadura militar

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Con el escándalo de las vacunas contra el COVID-19 y la renuncia abrupta del Ministro de Salud de la Nación, Ginés Mario González García, vuelven a tomar preponderancia otros personajes con pasados “oscuros”.

 

El “Vacunatorio VIP” explotó por las declaraciones de Horacio “El Perro” Verbitsky en una comunicación con El Destape, medio del cual casualmente es columnista. El periodista y titular del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), contó “relajadamente” que llamó al Ministro de Salud para obtener la dosis contra el coronavirus sin pasar por el programa de vacunación, y dijo también que tenía previsto vacunarse el director de Clarín, José Aranda.

“Ustedes se acuerdan que hace unos meses yo dije que prefería esperar unos meses antes de vacunarme y ver qué efectos secundarios podía haber, que no tenía prisa, y que no me iba a apurar para vacunar. Bueno, pues ayer me vacuné”, comenzó Verbitsky en el programa Habrá Consecuencias, y agregó: “En el camino pasaron varias cosas, tuve nueve contagios dentro de mi círculo familiar. Uno de ellos murió, fue muy dramático, y tuvo un gran impacto en la familia”. Pero el clímax de la nota llegaría luego.

“Me puse a averiguar donde hacerlo, llamé a mi amigo Ginés (González García), a quien conozco hace mucho. Me comentó que debía ir al hospital Posadas, un lugar muy especial para mi porque allí murió mi padre hace 42 años” dijo Verbitsky, y continuó: “Cuando estaba por ir recibí un mensaje del secretario de Ginés, que me dijo que iba a venir un equipo de vacunadores del Posadas al ministerio y que fuera allí a darme la vacuna”.

El periodista contó también que ese día se enteró de algo que le resultó “muy gracioso”, dado que según su relato mientras aguardaba a ser vacunado supo que asistiría con el mismo propósito José Aranda, un alto directivo del Grupo Clarín: “Estando allí me entero que vendría a vacunarse José Aranda. Se había comunicado con el ministerio para averiguar dónde podía vacunarse. Pero no fue porque no quería la vacuna rusa, sino la inglesa”. Finalmente dijo Verbitsky: “Aranda quería la vacuna de Oxford AstraZeneca, entonces iba a ir el lunes porque recién están llegando las dosis. Me imaginaba la posibilidad de tener un encuentro en el vacunatorio. Me causaba mucha gracia. Esto demuestra que la vacuna, y el virus sobre todo no le hacen asco a nada. Le da lo mismo un subversivo como yo que un conchudo como Él”.

Las declaraciones de Verbitsky abrieron la puerta del infierno y provocaron la salida inmediata de Ginés González García a requerimiento del propio Presidente de la Nación Alberto Fernández, quien sería suplantado por otra cuestionada funcionaria que dado su rol, “no podía desconocer los procedimientos irregulares de vacunación de funcionarios, periodistas y famosos”. La flamante reemplazante Carla Vizzoti sin demoras y como primera medida, salió a desmentir la existencia de Vacunatorios VIP en el ministerio y otros ámbitos de la salud.

Tras lo desarrollado es imposible que no surjan serias dudas.

Cómo es posible que un profesional de la talla y experiencia de Horacio Verbitsky, quien posee una larga trayectoria periodística y es conocedor de operaciones mediáticas, políticas y de inteligencia, haya podido deslizar una noticia de semejante envergadura sin tener presente los efectos que provocaría?

Fue Verbitsky autor intelectual, o en todo caso una pieza fundamental en una “operación” para provocar zozobra e incertidumbre en el desgastado gobierno de Alberto Fernández, en cuyo seno se sabe existen luchas encarnizadas entre “Albertistas y Cristinistas” para ocupar cargos y espacios de poder?

Es Horacio Verbitsky un Agente de Inteligencia que opera desde hace décadas en las sombras, amparado en la profesión de periodista, y defensor de Derechos Humanos?

En un programa olvidado de Mariano Grondona, “Hora Clave”, del año 1991, el ex titular de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), actual Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Miguel Ángel Toma, expuso a Horacio Verbitsky recordándole “su pasado durante la última dictadura militar”, a modo de descargo por las serias imputaciones que el autor del libro le efectuó en “Robo para la Corona”.

La confrontación comenzó con el embate de Verbitsky quien con frialdad e inmutabilidad asombrosa arrojó en la mesa, que finalmente “Consiguieron un hombre que diera la cara” en referencia a Miguel Ángel Toma, y aseguró que el libro que exponía gravísimos casos de corrupción estatal “muestra el grado de nerviosismo que ha provocado, y que no hay respuestas a las miles de cosas (acusaciones) que se afirman”.

Fue entonces cuando Toma (valiéndose seguramente de información recabada por su paso por la SIDE), recordó a Verbitsky su trabajo en una revista financiada por el Movimiento Todos por la Patria que publicó una de sus investigaciones en plena dictadura militar, sus vínculos con la Dirección de Inteligencia Cubana “G2”, y su participación activa e infiltración en estructuras guerrilleras de izquierda, e incluso como oficial de inteligencia de la Organización Terrorista Montoneros, equiparándolo finalmente con el Almirante Emilio Eduardo Massera (quien formó parte de la Junta Militar que gobernó de facto Argentina durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional) al decir; “El señor Verbitsky y el señor Massera ideológicamente, como actitud moral son lo mismo. La ideología es un barniz, uno pudo ser militante de la izquierda y el otro un represor fascista, pero los dos tienen la misma catadura moral”.

Según la propia definición de Verbitsky el “Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Y su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y poner piedras en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”.

Habiéndose reflotado las facetas y antecedentes olvidados de quienes mueven los hilos del poder en Argentina, e incomodando a algunos, podría considerarse que los objetivos primarios del axioma anterior, han sido alcanzados.

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. Conforme lo que he aprendido, atribuir a éste siniestro individuo la condición de PERIODISTA es desnaturalizar todo. Si bien en nuestros días y, en particular, en un país en joda como en el que vivimos, ello ocurre minuto a minuto, prefiero atenerme a lo antiguo. Quien ejerce el periodismo jamás puede cometer actos terroristas, criticar a chorros como Menem y, bajo iguales pautas, endiosar a megachorros como los KK. Ello no encuadra en los elementales principios lógicos ni en los que conforman el Credo del Periodismo. Dicho en otros términos: Si alguien como ésta inmundicia kirchnerista pretendiera salir indemne en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Alemania con idénticas conductas, duraría lo que una detonación gaseosa en un canasto.

  2. Menos mal que fue una vacuna, miren si Gines le regalaba a sus amigos centrales eléctricas, parques eólicos o el manejo de la energía. Que quilombo se hubiera armado.

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