Hay muchas cosas para observar en lo que pasó en los actos de este martes y en lo que viene pasando. Primero, a mi me llama mucho la atención la frase de: “Poné orden donde tengas que poner orden”. Es una frase que a mi me huele a machismo, porque donde tiene que poner orden Alberto es en su casa.
Ya no le está hablando del Gabinete. Lo que le está diciendo Cristina es: “Olivos es un desorden”. No se sabe quién entra, a qué hora entra, por qué entra.
La Casa Militar tiene que empezar a entregar documentación. Los militares no quieren declarar, porque por haber declarado los militares de la Casa Militar en otras oportunidades (en causa de Amado Boudou y en otra de Milagro Sala) le cortaron la carrera a los dos que tuvieron que atestiguar.
Entonces la frase es muy poderosa, muy potente, porque está hablando de que en la casa el que pone orden es el hombre. Lo que le está diciendo es: “Poné orden con tu mujer ¿Cómo es que te organizan un cumpleaños y vos no sabías?”. Ese es el desorden.
Asimismo, hay otra cuestión, porque todos estamos mirando en esa foto de Olivos, del cumpleaños de la Primera Dama, la dimensión jurídica. Es decir, la idea de que el Presidente, y todos los que lo rodeaban, estaban violando un decreto emitido por él mismo.
Pero hay otra dimensión, donde lo vemos al Presidente, creo que con 60 años, con algunos kilos de más, con algún problema respiratorio, sin vacuna, reunido con toda esa gente. Nos está enviando otro mensaje. El mensaje es que no tenía miedo.
Yo honestamente cumplí con la cuarentena por miedo, no porque había un decreto. Por miedo a contagiarme, y ¿por qué tenía miedo? Porque le creí a los infectólogos.
La foto es un insulto al equipo de infectólogos que armó el gobierno, que sostenían una tesis en la cual el Presidente evidentemente no creía. Es un Alberto Fernández más parecido a Bolsonaro y la “gripeciña”, a “te tomás un tecito y esto pasa”. Entonces, nos proyectaba una imagen de la ciencia, en la que el propio Gobierno da la impresión de que no creía.
Es evidente que alguna sanción tiene que haber. En Chile le hicieron pagar una multa a Piñera por sacarse una foto con una transeúnte sin barbijo. Acá hay una causa judicial que no sabemos donde va a terminar. Pero hay un argumento que me resulta especialmente interesante porque es un argumento enloquecedor, porque trastorna todo el sentido de los hechos y de lo que se le está reprochando. Dice: “Me comporté como un hombre común, no me di cuenta de que era presidente”.
Presidente, los hombres comunes no se podían juntar a la noche en esa época. Se comportó como un presidente que hace uso del Estado en beneficio propio, como lo hicieron hoy en Avellaneda usando casas que pagamos todos para promover a dos candidatos de una fuerza política. Eso es lo más importante de lo que pasó hoy en Avellaneda. La República de morondanga de la que habla Cristina la representan ahí Gollán y Tolosa Paz, que son dos candidatos de una fuerza política que le hacen pagar el costo a los que van a recibir esa casa -que la pagan los impuestos- de tener que ir a un acto proselitista para poder obtenerla.