“Mire cómo será de extraño todo lo que sucede, que quien le pagó al FMI 9.800 millones es permanentemente atacado por los medios, y a quien tomó la deuda, Mauricio Macri, nadie le dice nada". Esa fue la frase que mencionó este domingo en declaraciones a Radio Mitre el presidente del bloque oficialista en la Cámara de Diputados, Máxima Kirchner.
Por alguna razón que los propios periodistas desconocemos, somos los culpables de todos los males que hoy padece la Argentina: la amargura de la gente, a inflación, la corrupción, e incluso somos parte de algo llamado lawfare.
Pero la frase lanzada por el heredero del trono no resulta ser aislada ni nada por el estilo, todo lo contrario, es una política constante y firme del oficialismo.
“Para el kirchnerismo la felicidad no es terminar con la pobreza, la inflación y la inseguridad sino acabar con los medios de comunicación”, manifestó hace unas horas el colega Jorge Lanata en PPT, su habitual programa dominical.
¿Cómo olvidar la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, más conocida como “ley de Medios”? Se trata de aquella que buscaba terminar con los malditos “medios hegemónicos”. Sobre todo el peso recaía sobre el Grupo Clarín.
Según Diego Gvirtz, aquel que supo producir el programa ultraoficialista 6,7,8 en los años en los que presidía la Argentina la hoy vicepresidenta Cristina Fernández, “esa es una batalla que Cristina ganó: Clarín hoy no tiene ningún peso político. Antes nos manejaba Clarín y así nos iba, y ahora no nos maneja Clarín y ese es un mérito de Cristina claramente que se animó a enfrentarlos. Y de Néstor. Y de Máximo”.
Es increíble que un productor televisivo hable del periodismo en términos de guerra, ¿Desconoce Gvirtz el rol de los medios?
Thomas Macaulay, historiador y político británico, fallecido en 1859 a los 59 años, ubicó al periodismo en el lugar del cuarto poder, acaso el encargado de controlar a los otros tres poderes por fuera del Estado.
¿Por qué se habla entonces de la prensa en forma de batalla? ¿Acaso el lawfare entonces es aplicado del lado del Gobierno y no al revés como pretende instalar en el ideario colectivo la vicepresidenta?
No es algo que sorprenda, dicho sea de paso, en las últimas horas, el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro, la voz más dialoguista del camporismo, aseguró que "volvió el periodismo de guerra en auxilio del macrismo". "Mentirosos e irresponsables”, calificó.
Es una avanzada que hace rato se viene viendo: hace apenas una semana, CFK aseguró que la gente “se amarga” por culpa de la prensa. “Los argentinos se merecen mejores medios de comunicación”, sentenció.
Son esas expresiones que suele utilizar para cuestionar, incluso, al Poder Judicial, como intentando amedrentar a los molestos. Pero hay que decirlo: la labor del periodista es simplemente contar los hechos que acontecen, sencillamente eso. El problema es la corrupción, los negociados que eventualmente son descubiertos por los hombres de prensa y que exponen la inmundicia de una parte mayoritaria de la política.
Incluso críticas sencillas, como la que realiza esta columna, suelen ser molestas. Por algo el ex ministro de Salud bonaerense y candidato a diputado nacional por el Frente de Todos, Daniel Gollán, se refirió a la “posibilidad de juntarnos, que es la posibilidad de poder contrarrestar la avalancha mediática mafiosa”.
Está en los genes del oficialismo, en la sangre de los Kirchner y sus correligionarios, echar culpas a factores externos de los problemas que generan las políticas implementadas por ellos. El problema que tienen con el periodismo es que éste expone esos “errores” y ello genera incomodidad.
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