En el mes de septiembre 2021 el ministro de economía Martín Guzmán llevó al congreso el proyecto de presupuesto 2022. Este fue guardado en algún cajón y al parecer, olvidado. Las negociaciones con el FMI (¿?) hicieron imperioso el tratamiento del presupuesto.
Este presupuesto del gobierno, un dibujo de chico de jardín de infantes, entre otros disparates se comprometía a bajar 15% la inflación en un año. Eso ameritaría varios premios Nobel de economía. El resto, repetía imposibles y discrecionalidad en el gasto para el ejecutivo.
Tanta “sarasa” hizo que los diputados no acordaran. Durante 21 horas discutieron, se reunieron, propusieron, negaron, aceptaron, pidieron instrucciones y finalmente llegaron a un entendimiento, el martes 21 Guzmán enviaría a comisión un proyecto creíble.
Hasta acordaron qué jefes de bloque hablarían antes de proponer la única solución viable para no dejar al país sin presupuesto. Y volvieron al recinto. Todos presentes, nadie desertó.
Entonces el diputado Máximo Kirchner, jefe del bloque del FdT, pidió la palabra para insultar a los diputados de JxC que ocuparon en el gobierno anterior puestos claves. Y para rematar repitió 8 veces “aprendan a escuchar”. La oposición en pleno votó en contra. 132 votos negativos, 121 afirmativos y 1 abstención. La conformación del congreso cambió.
Para la actuación de Máximo hay 2 posibilidades, una el exabrupto del jefe del bloque del FdT fue el impulso de un chico malcriado (¡un chico de 45 años!) que cree que la derrota es más digna que una negociación.
Grave error, quizás el tiempo se lo enseñe. La 2ª posibilidad sería si mamá Cristina o Alberto en nombre de Cristina le hubiese ordenado hacer lo que hizo. En ese caso se trataría de una obediencia debida.
Se espera que Guzman dibuje menos, sea honesto con el presupuesto y que este se trate en extraordinarias o en marzo a más tardar. Pero lo más grave que deja esta votación histórica, es lo que dicen de Massa.
El presidente de la cámara de diputados, con grandes ojeras, como todos los demás, escuchó con cara de incredulidad el desatinado discurso de Máximo. Hasta ahí, se entiende. Los que están enterados de lo que pasa y no se ve, dicen que luego de la votación y de dormir, Massa trabajó.
Dicen que llamó por teléfono a gobernadores del FdT para reprocharles que “sus” diputados (¿?) hubieran permitido la derrota. Dicen que amenazó, prometió mayor coparticipación, gritó, suplicó. Todo mal.
¿Quién es Sergio Massa para arrogarse tamaño disparate? Los gobernadores no tienen diputados, tiene senadores. Los diputados según la Constitución Nacional representan a los ciudadanos y los senadores a las provincias.
Un presidente de la Cámara de Diputados no puede permitirse prometer, otorgar o negar coparticipación, eso no le corresponde. Es obvio que Massa no leyó o lo hizo muy por encima la CN por la que debe regirse.
Pobre Argentina, tiene un presidente a las órdenes de su vice, una vicepresidente que sólo se interesa por zafar ella y sus hijos de las causas penales que la acusan y acosan. Tiene un ministro de economía que dibuja presupuestos, sarasea y no puede acordar con el FMI; un jefe de bloque del partido gubernamental que se compromete a hacer algo y dinamita lo que prometió, un presidente de la cámara de diputados que desconoce la CN, sus derechos y obligaciones.
Hay que sumarle la ingenuidad de la 2ª minoría, que no es capaz de contar los diputados con los que cuenta para defender el proyecto que presenta. ¿Les alcanzarán los 2 años que tiene por delante para aprender a contar y exigir la presencia de sus diputados? Mientras, Argentina, sufre.
A pesar de todo, queda la esperanza. El congreso de hoy está equilibrado, ya no es más una escribanía. Se le pagó al FMI US$ 1.892 millones. Y existen políticos como Esteban Bullrich.
¡Buena Nochebuena y feliz Navidad!