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Caso Ángeles Rawson: ¿El ADN estaba contaminado?

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Pruebas que pueden cambiar todo lo que se creía hasta ahora
Pruebas que pueden cambiar todo lo que se creía hasta ahora

El principal planteo de la defensa de Jorge Mangeri en la causa por el crimen de Ángeles Rawson giró en torno a la posibilidad de contaminación de la muestra M2, del dedo índice derecho, con material de referencia del imputado. Se trata del único lugar en donde fue encontrado un perfil completo del encargado, y, por tanto, la principal prueba en su contra en toda la causa.

 

Como fue publicado previamente en Tribuna de Periodistas, el día 17 de junio del año 2013, el laboratorio recibió una serie de muestras, entre las que se encontraban las recogidas en los hisopados subungueales, rotuladas de M1 a M10. Estas fueron procesadas en simultáneo con las muestras de referencia de la joven (M14) y del imputado (M30).

A lo largo de este procedimiento, señaló la defensa, existieron una serie de instancias en las que, por haberse trabajado conjuntamente, podría haber existido una contaminación entre muestras, que tuviese como resultado la detección de material genético de Mangeri en la muestra M2.


Contaminación cruzada

La contaminación cruzada es un fenómeno consistente en el traspaso de material de una muestra a la otra en el procesamiento del ADN. Ha sido descrita a nivel internacional bajo el nombre en inglés de “cross contamination”. Suele darse desde las muestras de referencia hacia las de evidencia, ya que las primeras suelen contener mayor cantidad de ADN.

En su declaración en el juicio oral, Daniel Corach prácticamente pareció negar la existencia de este fenómeno: “Cuando definimos contaminación, definimos “contaminación por material exógeno” a los posibles aportantes de la causa que estamos analizando. No podemos decir que haya una contaminación si tenemos muestras de un aportante, la víctima, cuyo material conocemos, y de un sospechoso, cuyo material también conocemos. Dentro de este marco, eso no es una contaminación… eso es material que coincide con algún tipo de situación que podría haberse dado”.

Sí, en cambio, fue reconocida y explicada por sus colegas del SHDG y del Cuerpo Médico Forense. Enzo Canónaco, director del Servicio de Genética Forense del CMF, al ser interrogado por el fiscal acerca de si conocía el término, respondió “Sí, que una muestra se pueda contaminar a partir de otra muestra”.

Lejos de ser una especulación de las defensas, ha sido observada en numerosos laboratorios alrededor del mundo. Por caso, en un paper titulado “Error rates in forensic DNA analysis: Definition, numbers, impact and communication” (Kloosterman, 2014), se exhibe la siguiente tabla, en donde se cuentan por año los casos notificados de cada tipo de contaminación ocurridos en un laboratorios de Países Bajos.

La fila del medio exhibe los casos notificados de contaminación entre muestra. Fueron reportados 29 casos en 2008, 40 en 2009, 50 en 2010, 108 en 2011 y 84 en 2012.

A fin de evitar este inconveniente, a nivel internacional existen una serie de recomendaciones que los laboratorios deben acatar para ser estar acreditados. Tal es el caso de la norma ISO 17025, que entre otras disposiciones de carácter general, aconseja el procesamiento separado de muestras de evidencia y de referencia. Asimismo, el Grupo Español y Portugés de la International Society Of Forensic Genetics (Ghep-Isfg), al cuál el SHDG pertenece, desaconseja expresamente el trabajo conjunto de muestras en la etapa previa a la amplificación por PCR, tal como puede leerse en la “Guía para implantar un sistema de calidad en los laboratorios de genética forense”, emitida por la asociación.

Fragmento de la “Guía para implantar un sistema de calidad en los laboratorios de genética forense”, del Ghep-Isfg.

La normativa ISO 17025 recomienda trabajar en zonas separadas muestras que contengan un altas y bajas cantidades de lo mismo, como podría ser, en este caso, el ADN.


En un video publicado a fines de 2014 en la página web de la facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, el propio Corach admite que “Nos vimos obligados hace unos meses, unos 4 meses, a modificar totalmente la estructura de nuestro laboratorio, para lograr tenerlo bajo las condiciones de las normas internacionales, la ISO 17025”.

Las modificaciones concretas fueron, entre otras, la creación de dos laboratorios separados para el procesamiento de muestras de evidencia y de referencia. Hacia el tercer minuto de dicho video, puede verse a Mariela Caputo, una integrante del SHDG, presentando una de las innovaciones: "en este sector del laboratorio, es el laboratorio de referencias, lo que se hace son procesarlas muestras indubitadas, que tienen alto contenido de ADN”.

La Dra. Andrea Sala, sin embargo, declaró durante el juicio oral que seguía haciéndose procesamiento conjunto “cuando la justicia exige resultados rápidos” lo que, lejos de dejar bien parado al laboratorio, fue recordado luego por la defensa.

No obstante, los riesgos de trabajar simultáneamente muestras indubitadas y recolectadas en la escena del crimen son conocidos por quienes se dedican a la genética forense. A tal punto que, apenas se incorporó como perito de parte de la defensa, el Dr. Gabriel Boselli consideró que debía descartarse que las muestras indubitadas (de referencia) hayan sido procesadas en simultáneo con las de evidencia. Así lo plasmó en el primero de los informes que redactó en la etapa de instrucción. Todo esto, antes de tener a su disposición el cuaderno de actas de amplificación, datos y los testimonios de los técnicos del laboratorio, todo lo cual le permitió a la defensa confirmar con posterioridad que, efectivamente, las muestras habían sido extraídas, amplificadas y analizadas conjuntamente.

Fragmento del primer informe redactado por Boselli. Antes de conocer que las muestras habían sido procesadas conjuntamente, el perito bioquímico consideraba necesario descartar esa posibilidad.


Extracción

El procesamiento de una muestra tiene tres etapas: la extracción, la amplificación y el análisis en el secuenciador de ADN. En la primera se busca extraer el material genético que está contenido en una muestra, y cuenta a su vez con dos pasos: la incubación a temperatura elevada con agitación, que rompe las estructuras celulares, dejando libre el material genético, y la extracción en el robot Maxwell, donde se separa el ADN del resto de los componentes celulares, tales como proteínas y lípidos. En su declaración testimonial, Daniel Corach, director del laboratorio, argumentó que las muestras habían sido abiertas con una diferencia temporal de tres horas, espacio temporal, que en palabras suyas, “no haría posible ningún tipo de contaminación”. Luego de que todos los hisopos son almacenados en tubos cerrados junto con un reactivo, se los somete a la centrifugación, que va a permitir la liberación del material genético. En esta etapa, según el propio Corach declaró, se juntaron las muestras de evidencia y de referencia: “Con todo ese material no podemos extraer de a una sola, vamos a extraer el conjunto. Para hacer el conjunto, vamos a ponerlo en este sistema, en el cuál tenemos todos los tubitos, que se van a agitar a una temperatura determinada. Esto va a estar agitándose durante toda la noche, a 56° con una mezcla de reacción, que lo que va a permitir es la liberación del ADN, a partir del material, si lo hubiere.”

Equipo incubador en el cuál fueron colocadas conjuntamente las muestras de evidencia, agitándose a 56° durante toda la noche

Equipo Maxwell, en donde fueron extraídas las muestras


Luego, se colocó en dos tandas separadas las muestras en el robot Maxwell, según el orden de la muestra, encontrándose, en esta última etapa, separadas la M30 de la M2. Esto no quita que la incubación, el paso previo, se haya realizado conjuntamente, tal como quedó debidamente acreditado en el juicio oral. En este momento del proceso es, según la defensa, donde más riesgo existe de contaminación cruzada entre muestras de evidencia y de referencia, si estas son trabajadas en simultáneo.

Entrevistado por Tribuna de Periodistas, el Dr.Gustavo Penacino secundó esta opinión: “(la extracción) tiene que hacerse en forma separada. Si nosotros no tenemos la posibilidad de tener dos laboratorios distintos, entonces se tiene que separar temporalmente. Extraer primero las muestras que tienen vestigios de ADN, limpiar todo, y después extraer las de referencia. Pero si lo hacés a la inversa, tenés la chance de que algún resto que haya quedado contamine la muestra de evidencia.”

No en vano, la legislación Argentina obliga desde el año 2018 a todos los laboratorios de carácter público a tener salas de extracción de muestras de evidencia y de referencia separadas. Esto emana del texto de la norma “Estándares mínimos para la acreditación de laboratorios de genética forense en los términos del artículo 8° de la ley n°26.879”.

El texto de la norma que obliga a los laboratorios a tener zonas de extracción separadas, según el tipo de muestras que se trate en ellas.


Amplificación conjunta

El paso posterior a la extracción es la amplificación, en la cual se somete a la muestra a un procedimiento conocido como PCR o Reacción en Cadena de Polimerasa. Su realización requiere de una enzima denominada Taq-polimerasa, que actúa a temperaturas mayores a 72°. En una PCR, se desnaturaliza la doble hélice del ADN, separándose en dos cadenas antiparalelas, que son replicadas por la Taq polimerasa. Por este motivo, la amplificación se dará en un equivalente a 2 elevado a n, donde n es la cantidad de ciclos a la que se somete la muestra. La PCR permite obtener una cantidad de material genético que se pueda analizar.

Puesto que se trabaja a grandes temperaturas, que favorecen la evaporación del contenido de los tubos, y, a su vez, con cantidades crecientes de ADN a medida que se repiten los ciclos, es especialmente problemático trabajar conjuntamente muestras de evidencia y de referencia en esta etapa. Este fue otro de los puntos fuertes de la defensa, que gracias al propio cuaderno de actas de amplificación, pudo corroborar que se amplificaron en simultáneo la M2 (muestra del dedo índice derecho) y la M30 (referencia de Mangeri).

Como fue publicado anteriormente por Tribuna de Periodistas, en la PCR realizada el día 18 de junio no fue encontrado material genético analizable en M3, y tampoco fue notificado el hallado en M4 (dedo anular).

Captura del cuaderno de actas de amplificación, en donde puede verse cómo M2 y M30, junto con otras 28 muestras, fueron amplificadas a la vez el día 18 de junio.


En su libro “La Prueba del ADN” (Cheri, Zanoni, 2001), Primarosa Rinaldi de Cheri, quien paradójicamente se desempeñó en esta causa como perito genetista de la querella, señala los riesgos de la amplificación conjunta: “la técnica de PCR es extraordinariamente sensitiva, por el hecho de que con ella se puede detectar la presencia de tan solo algunas moléculas de ADN. Sin embargo, no puede discriminar cuál ADN detecta, siendo por consiguiente relativamente fácil la contaminación de las muestras de evidencia con otros ADN humanos. Una de las formas que da lugar a una mayor contaminación es la transferencia inadvertida de ADN de una muestra a otra durante el manipuleo de la evidencia, pudiendo dar lugar a un falso matching o criterio de coincidencia. Por otra parte, no existen controles específicos de laboratorio que en esta etapa del proceso de la muestra detecten este tipo de contaminación que se denomina contaminación cruzada”, puede leerse sobre el Capítulo 3, titulado “El ADN en la Criminalística”.


Análisis

Con posterioridad a la amplificación, las muestras se inyectan en un secuenciador, para la realización de lo que se conoce como corrida electroforética: se le aplica al material un campo eléctrico, que hace que los distintos marcadores se separen según su peso molecular, formando “picos de fluorescencia”. Estas son interpretadas e informadas, y son las que permiten la comparación de perfiles genéticos.

En este punto no existe riesgo de contaminación cruzada, por más que sean trabajadas en simultáneo evidencia y referencia, dado que los secuenciadores utilizados están específicamente diseñados para analizar conjuntamente varias muestras. Al respecto, Corach esbozó, en su declaración, un curioso argumento:

Hubo uno de los peritos de la defensa que se dedica a vender equipos. Entre otros, estos equipos… el problema es que estuvo criticando la eficiencia de los equipos que vendía.”

Se refiere a Boselli, quien también fue referenciado por Andrea Sala como uno de los representantes de la única empresa que suministraba esos equipos.

Este argumento fue luego recogido por los jueces del Tribunal, quienes en el fallo dijeron lo siguiente:

Ahora bien, la única persona que sostuvo la posibilidad de contaminación entre las muestras, como consecuencia de un procesamiento conjunto fue el perito Bosselli quien, curiosamente fue, hasta hace poco tiempo, quien vendía las máquinas en las que se lleva a cabo el procesamiento conjunto (...) Lo curioso es que la máquina está especialmente dispuesta para el procesamiento conjunto de un determinado número de muestras de modo tal que la conclusión fatal del razonamiento de Boselli es que la única garantía de no contaminación es procesar una muestra por vez, lo que lleva a concluir la particular inutilidad de la máquina que vendía”.

La defensa de Mangeri nunca había planteado la posibilidad de contaminación cruzada en el secuenciador, sino en los pasos previos: la extracción y la amplificación. Esta cuestión, además, había sido contestada por Tenca en su alegato: "el punto crítico acá fue cuando se incubaron las muestras juntas, no cuando se pusieron en el robot. Porque la posibilidad de contaminación cruzada existe en los pasos que estoy diciendo" (refiriéndose a la la incubación y la amplificación). Entrevistado por Tribuna de Periodistas, Boselli esclareció este punto: “En el último paso, el secuenciador sí está preparado para analizar muchas muestras en forma simultánea, pero los problemas de contaminación ocurren antes, mucho antes de llegar a esa máquina, que es lo que se hizo en esta causa. Hay dos pasos previos, uno es la extracción de ADN y otro es la amplificación. Después viene la máquina, el tercer paso. A los jueces les convino hacer hincapié en "la máquina", como la llaman ellos, que es el secuenciador de ADN, que no tiene nada que ver con el error que se introdujo previamente”, le dijo a este medio el bioquímico.


Detección de la contaminación cruzada

Sobre el final de su presentación tipo PowerPoint brindada en el juicio oral, Corach mostró unas últimas diapositivas con capturas de una publicación científica, sin ahondar en su contenido. “Estos son parte de los trabajos en los cuales se indica cuáles son los procedimientos, que son los que nosotros seguimos en forma muy, muy puntillosa”, se limitó a decir. Se trata de un paper titulado “DNA commission of the International Society of Forensic Genetics: Recommendations on the interpretation of mixtures” el cuál, si bien es cierto que habla sobre recomendaciones procedimentales para el tratamiento de este tipo de muestras, deja ver fragmentos que se contradicen frontalmente con lo declarado por Corach: “no hay un método absoluto para determinar si ha ocurrido un fenómeno de drop-in o contaminación en una mezcla forense”; “los perfiles contaminados son indistinguibles de cualquier otro perfil mezclado”; “no hay información inherente al perfil de ADN que pueda proveer información sobre cómo o cuándo el perfil fue transferido”.

Esto, en desmedro de todo lo sostenido por él y sus colaboradores, quienes sucesivamente dijeron que era posible cerciorarse de que la M2 no estaba contaminada. Lo cierto es que, tal como señala el paper que el propio Corach incorporó a su testimonial, las características de la contaminación cruzada vuelven muy dificultosa su detección. Naturalmente, si una evidencia se contamina con la referencia, el resultado va a ser el mismo que si ese material hubiese estado presente en la muestra anteriormente, por una situación ocurrida previa al análisis. La única forma de tener seguridad sobre una muestra es tomar los recaudos necesarios, presentes en las normas nacionales e internacionales antes mencionadas, y a las cuáles el laboratorio de Corach parece adherir.

Existe un último recurso para los casos en los que, como en esta causa, hay dudas originadas en la forma en que el procedimiento se desarrolló: la contraprueba. El material genético extraído, que no es agotado en la amplificación y el análisis, es almacenado en una heladera por un tiempo prudencial, de forma que la defensa pueda pedir la repetición del proceso. Llamativamente, el laboratorio agotó todo el material de la M2, la única muestra que incriminaba a Mangeri, sin motivo aparente. Más tarde, en el juicio, al ser interrogadas al respecto, las doctoras ala y Caputo ofrecieron varias explicaciones posibles, siendo una de ellas que la muestra se hubiera evaporado en la heladera, producto de un mal cerramiento del tubo. Sospechosamente, esto ocurrió solo con la M2, mas no con las casi 200 muestras restantes.

Por otro lado, tampoco se cortaron y preservaron las uñas de la joven como es debido, impidiendo que estas pudiesen ser hisopadas y re-peritadas, como pretendió hacerse. Independientemente de a qué personas físicas puntuales se pueda responsabilizar por estos hechos y en qué medida, lo cierto es que se privó a la defensa de hacer poder realizar una contraprueba, lo que hubiese permitido despejar toda duda con relación a la posible contaminación de las muestras.

Extractos de un trabajo mostrados en la última diapositiva de la presentación proyectada por Corach, en el juicio.


IDX Gene Mapper

Al declarar en la instrucción, el Dr. Daniel Corach, como respuesta a los planteos de la defensa de una posible contaminación cruzada, sostuvo que el laboratorio contaba, desde el año 2009, con “un programa experto muy caro, que entra en los secuenciadores que permite evaluar contaminaciones”. Hacía referencia al software IDX Gene Mapper, el cuál, según sus palabras, tenía “la tarea de detectar la contaminación humana”. Más adelante, al serle preguntado, a proposición de la defensa, si dicho programa podía alertar una contaminación cruzada y cómo, respondió que esto se mostraba “en la pantalla, y es absolutamente directo y claro, no hay posibilidad de equivocarse”.

Al presentarse en el juicio Oral, Corach insistió con este llamativo argumento, dándose el siguiente diálogo con Adrián Tenca, abogado defensor:

Adrián Tenca (AT): ¿Este programa detecta contaminación cruzada entre muestras?

Daniel Corach (DC):

AT: ¿Y cómo las detecta?

DC: Compara todos los pocillitos y eh…

AT: ¿Pero eso le detecta contaminación o le detecta mezcla de perfiles?

DC: Siempre se hace comparación de perfiles…

AT: Le pregunto si le avisa que hubo una contaminación cruzada entre muestras.

DC: Sí.

AT: ¿Y cómo se lo hace saber?

DC: Uno tiene que fijar ciertos parámetros para que el equipo establezca si se está esperando una muestra única o con más de un aportante… entonces el sistema IDX genera una suerte de sistemas de calificación de cada uno de los perfiles genéticos que se obtienen. Si tenemos verde, quiere decir que está indicándonos la presencia de un perfil claro, totalmente elevable a una base de datos de inteligencia. Si el perfil en cambo tiene otro tono, el amarillo, puede estar indicando que hay una diferencia en cuanto a la altura de los picos. Esa situación de desbalance puede sugerir la existencia de una mezcla o bien aparece un cartel rojo, que es cuando no tenemos amplificación. Si seteamos el equipo como para dos aportantes, podemos tener un perfil de las dos personas, que está en verde. Si está en verde, estamos ante una mezcla de dos individuos.

Lo cierto es que, si bien el IDX permite eventualmente la detección de contaminación de las muestras con material exógeno, este es totalmente incapaz de alertar de una contaminación cruzada entre muestras. Esto, dado que, como admite el propio Corach, lo único que puede advertirle al usuario es la presencia de una mezcla de perfiles en una muestra en donde esto no sería esperable, como podría ser una muestra de referencia. Ahora, en el caso de una evidencia, en donde sí es habitual hallar ADN de más de un individuo, no tendría sentido setear el software para el hallazgo de un solo perfil.

Entrevistado por Tribuna de Periodistas, el Dr. Penacino también negó que dicho programa permita distinguir una muestra contaminada de otra no contaminada, en un caso en que el intercambio de material se diese entre dos muestras pertenecientes a una misma causa:

-Corach dijo que su laboratorio tenía un software que le notificaba si se daba una contaminación de este tipo ¿Es cierto que el programa IDX Gene Mapper, que te permite hacer una lista de exclusión, detecta la contaminación cruzada?

-No te permite usarlo para eso. Entre muestras no. El programa te sirve si vos tenés, por ejemplo, una muestra que usaste de un hospital para hacer un ADN, una paternidad u otra cosa. La procesás en tu laboratorio. Hacés esa muestra y te das cuenta de que tiene muchísimo ADN, así que la ponés en tu sistema por las dudas que haya una aparición en alguna evidencia. Tres días después llega un caso de un crimen con una evidencia de un pelo o una cosa así. Yo lo proceso y me aparece el ADN de la muestra de la paternidad que venía de un hospital, que no tenía nada que ver. El Gene Mapper puede hacer eso. si yo le puse ese patrón genético de esa muestra que venía del hospital, me dice que ese mismo patrón de ese pelo es de lo que hiciste antes y se te contaminó. Pero vos tenés que presuponer que podés llegar a contaminar: ejemplo, toda la gente del laboratorio son potenciales contaminantes de muestras.


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2 comentarios Dejá tu comentario

  1. Sin ser del palo hay buena data...pero me pregunto qué es lo que se pretende comprobar...contaminación? Que mangeri es inocente? Yomrecuerdo el caso demun perito de parte (químico) que luego de trabajar con el abogado de la defensa no pudo volver a trabajar por el repudio que sufrió por parte de la opinión pública.

  2. Ese Corach, como es del pueblo elegido, es un genio y hay que creerle todo. El tipo inventó no solo el ADN, sino todo el procedimiento forense para determinarlo.Todo lo que dice ese Corach es palabra santa.

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