Hubo enojo a ambos lados de este gobierno bifronte. La foto de la titular del PAMI en un destino turístico caribeño cayó muy mal en la Casa Rosada, tomando como tal al presidente y su entorno. Del lado de enfrente, cayó peor que se hiciera trascender explícitamente el disgusto con Luana Volnovich.
Desde el mismo gobierno se encargaron de diferenciar las situaciones entre la funcionaria camporista y el ministro Jorge Ferraresi, de vacaciones con su esposa en Cuba, quien avisó personalmente al Presidente que utilizaría unos pasajes adquiridos antes de la pandemia y que estaban a punto de vencer. Ayuda también que se trate de ese destino en una administración donde la ideología es un componente privilegiado. En el caso de la dirigente de La Cámpora, la decisión de vacacionar en el exterior pareció ser un desafío a la “sugerencia” presidencial de “descansar dentro del territorio argentino”.
Eso fue lo que más le fastidió al Presidente, porque es la confirmación de una autoridad no del todo reconocida entre los propios, y que remite al episodio de las renuncias que no fueron después de las PASO. Un escalón más abajo está el hecho de que el episodio representa un tiro en el pie para el oficialismo, cuando se habían propuesto evitar ese tipo de situaciones y las mediciones de imagen comenzaban a estabilizarse. Ya bastante descrédito le valieron al gobierno el año pasado las imágenes del cumpleaños de la primera dama en Olivos, en plena pandemia. Precisamente ese episodio le quita autoridad moral al Presidente para cuestionar actitudes ajenas, deslizaron desde La Cámpora.
Prueba del disgusto oficial fueron las dos palabras con las que la portavoz presidencial respondió cuando el periodista Ignacio Ortelli le preguntó por sí o por no si el gobierno le pensaba pedir la renuncia a Luana Volnovich, y Gabriela Cerruti respondió con un sugerente “sin comentarios”. En rigor de verdad, como poder puede el mandatario echarla y sin duda ese gesto de autoridad redundaría en beneficios para una imagen presidencial que ha dejado de caer, pero no lo hará por la misma razón que ella decidió desoír la recomendación ya citada y veranear en el exterior: la jefatura que reconoce no es la de Alberto Fernández.
La titular del PAMI y su pareja, el número 2 de la obra social de los jubilados, retornaron al país el viernes con la misma discreción que se habían ido. Si un turista argentino no la hubiera reconocido nada hubiera pasado. Siempre atentos a las operaciones, algunos camporistas descreen de casualidades. A propósito del dato accesorio que refiere a la relación personal de Volnovich con Martín Rodríguez, hubo previsibles cuestionamientos de la oposición, como el del diputado Ricardo López Murphy, para quien el hecho de que “el 1 y el 2 de la organización sean pareja es absolutamente anormal… Esto de que el gobierno es un asunto de familia es inaceptable, más allá de que el PAMI quedó sin conducción al estar su cúpula de vacaciones”. En el mismo sentido Graciela Ocaña se apresta a radicar una denuncia por considerar “incompatible” que la directora del PAMI y su segundo se tomen vacaciones simultáneamente, generando “acefalía” en el organismo.
El destino de Luana Volnovich no lo decidirá el Presidente, aunque los últimos días se haya dejado circular el nombre de un eventual reemplazo, citando a alguien que ocupó el cargo durante la presidencia de Cristina Kirchner. Le corresponderá al propio Máximo Kirchner, líder de La Cámpora, decidir un hipotético relevo. Está dicho que el gobierno del Frente de Todos ha sido loteado minuciosamente y el PAMI seguirá en manos camporistas.
Con todo, difícilmente corran a Volnovich, un cuadro valorado en ese espacio, y para descartarlo en La Cámpora se realzaba “la excelente gestión que está desarrollando” la funcionaria. Más allá de que el viaje haya despertado también críticas puertas adentro de la agrupación que lidera el hijo vicepresidencial.
Pero más allá de ese disgusto puntual, el gobierno tiene elementos más graves como para preocuparse. La inflación, sin ir más lejos, que en diciembre arañó los 4 puntos y acumuló un alza de casi 51% a lo largo de 2021. Veintidós puntos más que los que había calculado Martín Guzmán para el año que acaba de concluir en el único Presupuesto que hasta ahora el gobierno de Alberto Fernández pudo aprobar. En el rechazado el 17 de diciembre el número calculado era de 33%, y todos los economistas prevén para el presente año casi el doble: unos diez puntos más que lo de este año. Hay que recordar además un dato no menor: que el porcentaje que nos ubicó en 2021 en el tercer escalón mundial de los países con más inflación podría ser aún mucho mayor si no fuera porque las tarifas están congeladas y el dólar contenido por cepos y otras medidas del gobierno. Precisamente por eso, para el economista Roberto Cachanovsky, la de 2021 fue una inflación “artificialmente baja”. Ese economista fue aún más pesimista en un artículo publicado en Infobae, al sugerir que no debería sorprender que la Argentina termine “teniendo una inflación de tres dígitos anuales”, posibilidad que atribuyó a la distorsión de precios relativos, la fuerte expansión monetaria y el desbordado déficit cuasifiscal.
El panorama económico para el presente año no invita a ilusionarse, teniendo en cuenta que muchos recursos con los que contó la Argentina el año que pasó ya no estarán. Por lo pronto no contaremos con los 4.500 millones de dólares en DEGs que nos proporcionó el FMI, ni con los valores excepcionales que alcanzaron los granos en 2021. Sobre todo porque la sequía impactará de lleno en la actividad agropecuaria.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario advirtió la última semana que como consecuencia de la sequía la producción de maíz caería unos 8 millones de toneladas y la de soja alrededor de 5 millones. Serán varios miles de millones de dólares menos que llegarán al país.
En este contexto es que cobra especial relevancia que se alcance un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Porque las peores prevenciones se dispararían de manera exponencial si se agregara un fracaso en las negociaciones; una posibilidad que según las últimas señales ya no puede descartarse.
A partir de esta semana las negociaciones se reactivarán pues el FMI vuelve del receso iniciado en las fiestas de fin de año. Queda muy poco tiempo y hay quienes sugieren que el Fondo terminará estableciendo aunque sea un acuerdo light, a la espera de alcanzar algo definitivo con el gobierno que surja de 2023. Algunos no son tan optimistas y sostienen que ese es el objetivo final del Presidente que en los próximos días se verá con Vladimir Putin y Xi Jinping.
Como sea, esta semana debería reactivarse el diálogo con la oposición. Al cierre de esta edición se mantenía en la agenda el encuentro de los gobernadores y jefes de bloques con el ministro Martín Guzmán, o al menos así lo daban a entender voceros de Juntos por el Cambio que de todas formas aclaraban que no habían recibido una convocatoria formal, y por eso preferían no hablar del tema. En las últimas horas trascendió la decisión oficial de hacer el encuentro en el Palacio de Hacienda y no en el Congreso, como desea la oposición. De ser así, los jefes de bloques podrían llegar a bajarse del encuentro, mas no los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño.
Trascendió también que Juntos por el Cambio deseaba que la reunión ya no estuviera circunscripta a ellos solos, sino que incluyera también al resto de la oposición parlamentaria, para evitar quedar embretados en la foto. El de las fotos pareciera ser una obsesión que trasciende el nivel de los problemas que afectan al país. Del encuentro sí participaría el presidente del bloque de diputados, Máximo Kirchner, y alguno de sus laderos, que la semana anterior reaccionaron duramente contra las “condiciones” impuestas desde JxC para dicho encuentro. De todos modos, nada estará confirmado hasta que exista la comunicación formal para la reunión y en ese sentido es que se notó fuerte el segundo plano adquirido por Sergio Massa a raíz del aislamiento al que debió someterse por el Covid positivo de su esposa. Algo que, dadas las circunstancias, terminó siendo “conveniente” para el presidente de la Cámara baja.